Soy perdedor de sombras,
de versos que no existen;
las rimas que el azar roba a mis labios
se pierden por no hacerte
pensar,
no sea que en tus labios las recuerdes.
Pues todo tu presente es mi memoria,
e invade los caminos.
Aunque no te des cuenta,
pues aquí mi impaciencia te confunde,
te dejas engañar;
perdida la razón,
la luz no necesita ya explicarse
(la tengo yo en las manos y en los versos).
Amor me quita amor;
de tanto desear,
me he cortado las alas.
Ya no sé qué recuerdo
podemos llamar nuestro.
El tiempo te ha acogido,
y tus ojos y tú
os estáis enterrando,
y en la luz con que el tiempo te ha dormido,
me veo, me distingo, te despierto.
Santiago Tena
Es un sembrado de versos sublimes. Se abren constantes surcos donde la palabra casi estorba, solo es tierra que acoge la semilla.
ResponderEliminarLos dos últimos versos... son el agua.
Un beso.
Laura
Es el destino del poeta: ir buscando versos por las sendas que abre la propia búsqueda y con la guía de rimas, ritmos y sentimientos.
ResponderEliminarA veces el hallazgo es la luz que ilumina el recuerdo.
Basta abrirse a él para vernos, distinguirnos y despertarlos.
Excelente.
Un abrazo.
gracias mil, queridos
ResponderEliminarel amor, el tiempo que se traga los recuerdos, todo está expresado en su poema como en una buena canción
ResponderEliminarprecioso, otra vez.
ResponderEliminarEl tiempo..., los recuerdos nos hacen revivir el amor dormido, y a veces tenemos la suerte de despertarlo.
ResponderEliminarMuy bello como siempre, Santiago.
Un beso.