viernes, 7 de septiembre de 2012

El quebrar de la pavesa




Escribir lo que sucede en un instante
sin que éste se detenga.
Descubrir que las flores no se marchitan
y que la fina lluvia no cesa
que el sol será crepúsculo y la luna amanecer.

Porque sé, que entre tus dedos guardas las palabras
que describen mi cuerpo.
Y en tus labios, vive el rocío de los míos.
Y en tu lengua, atesoras el lamer de mis sabores.

Sé, que el olvido no entra en tus planes.
Y también sé, que a pesar de tu dolor
sigues siendo mi latido… aun estando muerta.

De noche, cuando la luz y la oscuridad
libran su batalla, yo, duermo en Necrópolis
y sueño contigo
aun estando muerta.
Es un sueño gris, melancólico
lleno de brumales y hojarasca.
Ceniza en mi boca
ojos desérticos
silencio en mi piel
cuerpo en despojo, putrefacto,
cadáver, muerto. El sueño,
el sueño muerto
y escribir…
hasta sentir.



Beatriu C. Durany


1 comentario:

gralba dijo...

La muerte no apaga los latidos del amor... ¡Qué bien lo has expresado!