martes, 30 de junio de 2015

Llovía tanto



Llovía tanto.
Como a cielo caído
Como a tormentas de sueños.
Como a silencios internos.
Llovía desmedido.
Como los instintos.
Como el impulso cierto.
Como el aliento fresco en el aire tibio.
Llovía como a tiritas de invierno en el estío.
Como a bríos.
Como a tientas.
Como a sabiendas que te necesitaba mío.
Llovía así.
Como a no cielo.


Olga Sain


lunes, 29 de junio de 2015

Hoy quiero decirle a mi seriedad



Hoy quiero decirle a mi seriedad
que se vuelva despistada,
que deje que me esconda
de su diligente mirada.
Quiero explorar la aventura,
el vértigo de mi descuido,
hacer esas travesuras
que reprimí hace tiempo;
buscar guiños en el aire,
carcajadas en las aceras,
dar vueltas con los ojos cerrados,
rodar en la pradera,
trepar a la baranda.
Y otra vez subir livianamente atada
a una cometa muy grande
que me haga flotar.
Y patear los charcos
con asombro en las pupilas
y gritos en la garganta.
Las horquillas de mi pelo
las voy dejando
dentro de las cerraduras
para que nadie interrumpa
mi libertad tan ansiada,
más allá de las montañas
de las nubes
del cielo
del universo.
Que es mío.


Olga Sain


domingo, 28 de junio de 2015

Semana dedicada a Olga Sain




La bufanda



Olvidaste la bufanda en casa

la que todos los días te devora el cuello, suave,

la que te susurra por las mañanas,

cuando la antesala del frío

sobre la silla está callada, espera,

conserva tu olor, no el de tu perfume,

sino tu olor.

El mismo olor que te nombra

el que me ordena las tinieblas

y los libros en los estantes,

cuando no estás.

El mismo olor que me dicta versos

y obliga a mis dedos a conjurar hechizos

para no perderte.



Francisco Carrascal



sábado, 27 de junio de 2015

La parte fresca de la almohada



Te busco como a la parte fresca de la almohada

al primer sorbo de café

igual que a tu cariño, mi alimento,

déjame que te cuente madrugada,

en el cobijo de un clítoris deshojado

impaciente, húmedo,

entre senos que se adelantan

por piel que espera un zarpazo fiero

bajo lengua que despierta y repta y cubre,

déjame que te cuente madrugada,

que lo haga sin saberlo

y te sienta como luz de lámpara de aceite sedosa y caliente.



Francisco Carrascal,



viernes, 26 de junio de 2015

Olvido III




Un llanto a través

la sonrisa turbia

con los andrajos puestos.

Ya sé que estás aquí

y no deseo tu nombre

ya sé que la muerte sólo es un cóncavo espejo

y tu presencia es yerma

como siempre fue mi cordura.

No sembraré la pena para recuperarte,

si lo hago

solo conseguiré alzar el muro

lo imposible del encuentro.

Ahora

es el momento de arar la piel

para recoger los frutos.



Francisco Carrascal



jueves, 25 de junio de 2015

Olvido I



Deshecha sigue la cama

las sábanas siguen sucias/huelen a nosotros

hasta sobrevive la hondonada de la izquierda

la almohada se acuerda

de tus párpados

sus esquinas

hablan de ti, hablan de mi.

Lugar

donde encontré

un primer alimento.

No quiero que te borres

de sus límites, de su mapa

aunque

me hayas olvidado.



Francisco Carrascal



miércoles, 24 de junio de 2015

Fusilado del 36



Caracoles por la tapia

contra espalda,

proyectil en ira

órbitas.

Miedo en los dedos, en los hombros

en las sienes miedo.

Los segundos enferman, envejecen

pues la sentencia los amamanta.

El invierno se aproxima

mientras las algas adormecen

y el musgo brama a la pólvora

que ahora solo es esquina,

esquina que horada.

Serán mensaje mi bota, sin cordones,

mi peine mellado

la fotografía

en el barro,

mi herrumbrosa navaja.

Mi hijo espera

es la hora de comer

los caracoles por la tapia

y la sangre, la sangre que resbala.



Francisco Carrascal



martes, 23 de junio de 2015

Sobrevive




Al final solo sobrevive la piedra

el vuelo del elanio en el Guadiamar

la huella de un mamífero desconocido en Despeñaperros.

Sobrevive la cueva que construye el viento

en la pared de Cádiz,

el calor donado por el sol en el charco del centro de Córdoba

chocolate en la esquina de Bruselas.

Sobrevive la ropa de colores tendida en los balcones de las calles

más tristes de Lisboa,

el aleteo de la paloma que entra en la pastelería

de Coimbra,

un dolor en Carmona

una caída de ojos con promesa en Madrid.

Sobrevive una media sonrisa disuelta en una tetería de Sevilla

llovizna en Amsterdam

el olor a la sal del aire en el Estrecho

una mañana, muy temprano, en Huelva

un tiempo detenido en Brujas

el sabor perfecto de unos trozos de atún en Tarifa.

Desde lejos sobrevive el azul cobalto del agua de Cabo de Gata

miles de flamencos sobre Doñana.

Al final, solo sobrevive el piélago

y la palabra.



Francisco Carrascal



lunes, 22 de junio de 2015

La tristeza del naranjo



En la tristeza del naranjo

encuentro revueltas las palabras

el amor vírico de las flores

las hiedras esponjosas

el asesinato de los pulgares.

Palabras desde el cántico de medusas

desde los hornos

entre la pesadumbre.

Palabras, versos, estrofas,

poemas y poemarios malditos.

Ahora

comprendo porqué los poetas

solo somos borrachos que decimos, a veces,

cosas interesantes

y siempre, siempre, la verdad.



Francisco Carrascal



domingo, 21 de junio de 2015

Semana dedicada a Francisco Carrascal




De pronto se me vino la vida encima




De pronto se me vino la vida encima,
años acumulados en las pestañas del deber,
corriendo de un extremo al otro del camino,
para ser la mujer fuerte que todos necesitan.


Hoy me he mirado al espejo y no sé quien soy,
(tantas veces leí y oí frases parecidas)
ahora ésta, la desconozco, tiene otro idioma,
uno frío, cruel, uno asesino, de cobardes ojos.

Cómo sostuve tanto tiempo una bandera,
que siendo mía, del océano de mis debilidades,
fue acribillada y bombardeada por el último siglo;
qué defiendo con tanta fuerza, si nada existe, nada es mío.

La piel y mis huesos me acusan,
han dejado evidencia del descuido,
la tristeza y el poco alimento,
ése, necesario para quererse.

Hoy supe de tu actuar,
de tu real forma de ser y me has matado,
con tanta fuerza, pero sin tú saberlo,
mucho antes que la tierra me devore.


Elen Fouérè


sábado, 20 de junio de 2015

22912



Qué temor tiene el aire
de rozar mi espalda, y
beber a sus anchas la piel.


Son tantas las excusas
del ondulante giro,
diseñador de lágrimas.

Quiero fotografiar tu alma
para colgarla en la pared,
de esa habitación vacía,
en el pliegue de mis labios.

Luego, encontrar la sonrisa
para abrigar mis frías venas,
y resucitar después, cálida
en la mirada de algún sueño.

Y no olvidar que sigo viva
que danzo entre espigas,
con flores en el pelo,
para voltear, mirar, ver
y besarte por primera vez.


Elen Fouérè


viernes, 19 de junio de 2015

Aún...




Hay segundos eternos en la historia de una vida,
mimetizando lo que vemos y el recuerdo de unos ojos,
que tal vez,
agonizarán en la arena, un día cualquiera.


La seda de una piel que aún es hermosa,
los años que golpean para adueñarse de los poros,
como si no estuviesen ya, alojados en su molécula.

Un andar un tanto más lento de lo esperado,
recriminan lo no hecho en pos de lo conveniente,
de lo razonable, de lo apto, y saludable para el camino.

Una pena no declarada en la conciencia,
que aguarda, para vernos frente a frente,
y de una vez por todas, no darnos tregua.

Así es, como se pasan los años infinitos,
porque así lo dicen los sueños de las horas,
por que lo dicen mi pecho y mis dedos,
tu lengua y esas alas de tu mirar,
que dispuestas están aún, a macerar.


Elen Fouérè


jueves, 18 de junio de 2015

Y...





Te diré,
que me sumerjo deliberadamente,
sobre las alas del viento,
en un mar de acordeones qué,
en abanicos me llevan hasta tu río.


Tal vez,
aún amo lo que significas, y el
largo camino que te trae hasta mí,
que como secreto diálogo onírico,
vas desnudando para tu pecho.

Te amo,
sin pretender que seas mío,
sin pretender ser tuya,
desde el fondo del abismo,
ése, donde nos encontramos.



Elen Fouérè


miércoles, 17 de junio de 2015

Azul



Éste estruendo que me nace en la mirada,
quitando el centro a los años que pasaron,
estos ojos míos, desprovisto de esquinas veleidosas
que sin defensas, en un juego a muerte se han trenzado.


Qué le has hecho a mis ángulos malheridos,
a mis encrucijadas, momentos de lluvia y bronce,
a mis pies, que deambulan de espalda al camino,
a mi cintura, enjuta de distancias entre dos nombres.

Ciega, en octavos disonantes e inconscientes,
abrazada a mis propios labios que sin atadura,
se han vuelto la mandolina que guía mis visiones,
atavíos azules de una sombra que me sigue.



Elen Fouérè


martes, 16 de junio de 2015

Nueve




Hay un color a luna en los ojos de la muerte,
cautivando los atísbos de un mañana presuroso,
perdido en la inocencia del cree que le siguen.


No hay amalgama para un corazón sin nido,
ni flecha ni arco que sirva de protección y sustento,
a esos pájaros que en la noche se adivinan frente al fuego.

Hay un desfalco de integridades en el billete del que duele,
algo así como un ropero lleno de pieles falsas con olor a sangre,
sería bueno preguntarle que ofrece a cambio de tantas necedades.


Elen Fouérè


lunes, 15 de junio de 2015

De pronto...



De pronto se observan a lo lejos,
gaviotas,
en un juego de aguas y de peces,
es la puesta en escena vespertina,
que lubrica,
el espacio cadencioso de los miedos,
dando paso al surrealismo milagroso,
de recuerdos,
que se escapan arenosos a los cielos,
dispuestos a enfrentarse sin remedio.


Elen Fouérè


domingo, 14 de junio de 2015

Semana dedicada a Elen Fouérè




Un arco iris dibujaste en tu alma





Un arco iris dibujaste en tu alma,

amplio espectro de luz que se instaló en tu mirada

mientras conjugabas el verbo amar.



Diez años de sombras te ocultaron.

Dejaste de ser, engullida por el miedo,

invisible, en un mundo de ciegos.



Diez años muda.

Tu cuerpo reescribía palabras nuevas.

Víctima de un sistema de pulseras.



Diez años en los que el arco iris cayó de tus ojos,

se dibujó en tu piel, perdió su luz, mutó sus colores.

Cuando el amarillo sucedió al violeta,

el rojo se diluyó entre lágrimas al caer el telón.



Coral González







sábado, 13 de junio de 2015

Hoja de otoño




Hoja de otoño hilvanada a un árbol,

escritora de emociones, de tiempos,

en los que las musas se introducen en mi piel,

anidan en cada fractura de mi ser,

y luchan por inundar de metáforas el alma de mis versos.



Como al tronco que hunde sus raíces en la tierra,

no me afecta el viento del norte

ni el invierno inclemente,

porque cada gota de mi sangre

es un brote de primavera.



Coral González







viernes, 12 de junio de 2015

Eva al desnudo



Otoño, muere el estío,

se desmayan las hojas,

Eva al desnudo.

Arrugas, surcos en la piel,

tristeza en cuerpos sin esperanza.

Languidez del alma.



Colores marrón y chocolate,

sustitutivos de un sexo cada vez más amargo.

Agua, lluvia, viento, tempestades,

torrentes de pasión que van muriendo.

Tristeza en calma.



Bosques anaranjados, rojos, verdes y violetas.

Anocheceres tempranos, lejanos amaneceres.

Eva toma la manzana

y cubre su cuerpo de barro.

Y vestida de pecado, enciende la llama.



Coral González



jueves, 11 de junio de 2015

Cuando me sumerjo en tu amanecer callado



Cuando me sumerjo en tu amanecer callado,

mi cuerpo grita:

¡despierta la indolente amapola de mi sexo,

cúbreme de besos,

arrópame de abrazos,

inúndame de versos!



Cuando abierta de deseo,

grito al placer de tu existencia:

llena de fantasías mi universo

zozobrado de impulsos contenidos,

húmedo por el latir del tiempo.



Cuando susurres palabras a mi oído,

acaricia mis labios con los tuyos,

absorbe la esencia de mi boca,

inúndame de magia,

constrúyeme la piel con la yema de tus dedos.



Coral González






miércoles, 10 de junio de 2015

Noviembre



Maldito entre los poetas.

Los árboles lloran sus hojas,

que en amarillo manto tapizan

tu calendario alfombrado de otoño.



Treinta llantos angustian tu alma,

silencioso espectro en densa niebla.

Sutil y apagado tu semblante,

de cierzo, tu metáfora.

Noviembre.



Coral González



martes, 9 de junio de 2015

Siempre mi corazón




Aquellos que un día me abandonaron camino de las estrellas,

los que han compartido y compartirán el tren de mi vida

en años de despedidas y reencuentros,

están siempre en mi corazón.



Corazón.

Impulsor de vida,

acelerador de emociones.

Río carmesí.

Latiendo en la inmensidad de los sentimientos,

está siempre mi corazón.



Corazón.

Roja sangre en las venas

que traza surcos en su anatómico discurrir,

da color a experiencias pasadas,

a fotografías de amplio espectro.




En un ADN de amor, está siempre mi corazón.



Corazón.

Sencillo amante de apasionados silencios.

Palpita en mí, vibra en un universo

que abraza los atardeceres

y desnuda los amaneceres blancos.

Rosa creada para amar,

pétalos que envuelven historias de amor.

En serenidad adormecida, está siempre mi corazón.



Coral González







lunes, 8 de junio de 2015

Y ella...





Y un día, ella salió a la calle buscando una respuesta,

y pensó que las preguntas caerían solas,

y se paró de espaldas a los escaparates,

gritando que el mundo estaba loco.



Y Coral miró a la gente,

y poniendo su dedo índice en la sien,

provocó una marabunta de risas,

y quisieron lapidarla.



Pero ella supo que el mundo giraba

en el sentido inverso a sus necesidades,

y que amaba sin respuesta a sus semejantes,

enfermos de materialismo y decadencia.



Y recorrió las calles alimentando perros,

le atusó los bigotes al miedo,

y acariciando el lomo de la luna,

se fue con el girar del viento.



Coral González







domingo, 7 de junio de 2015

Semana dedicada a Coral González
















Álgebra



¿Cuántos litros de lágrimas hay que verter en el platillo

para equilibrar la balanza del olvido?



¿Qué valor tiene equis en el teorema del fracaso

si menos y más equis siempre son igual a equis?



¿Cuántos amperios de fuerza se precisan

para iluminar diez mil años de tristeza?



¿Qué cantidad de átomos hay que fisionar

para que se le rompa el núcleo al miedo?



¿Cuánta atracción gravitatoria de amor hace falta

para contrarrestar el impulso del odio?



¿Cuál será el valor exponencial del dolor

para que el resultado de la función sea siempre cero?



¿Cuántas cuentas, axiomas, teoremas y fórmulas ha de resolver el hombre

para despejar la incógnita de los problemas de dios?.


María Jesús Artigas



sábado, 6 de junio de 2015

Café




Amanece.

Son las café en punto.

Apenas aclara el día con unas gotas de leche.



Es tiempo lento y líquido,

de bostezo y trago suave.



Suena el reloj en la cafetera con cinco campanadas de aroma negro.

Su eco impregna toda la casa,

que se agita cinco instantes en su quietud.



Huele a son amargo y me adormezco todavía un poco.

Me reclino en la silla; cojo la taza con las dos manos

y meto dentro mi nariz para extraer el relajante olor de su tic tac.



Prolongo así el suave preludio del día incierto que amenaza.

Sé que añoraré esta hora sin hora,

serena, des asaeteada y fronteriza,

que la evocaré muchas veces con otros cafés

a lo largo de la dura jornada que me aguarda.



María Jesús Artigas



viernes, 5 de junio de 2015

Desahucio




Devorasteis la dulce fruta

como si la fruta fuese vuestra,

como si os la fueseis a comer vosotros.

Golpeasteis nuestras costillas con disposiciones judiciales.

Desplegasteis las porras resguardadas en las costuras del uniforme negro.

Pateasteis nuestra morada con las botas de montaraz.

Y no escuchasteis la concertina de la calle,

ni los gemidos del edificio

ni el clamor del asfalto.



¿No visteis el miedo?



Ocultasteis vuestras miradas con gafas oscuras.

Protegisteis vuestras narices del olor a tragedia.

Taponasteis vuestros oídos con aullidos del destino.



No. No visteis el miedo, porque vosotros erais el miedo.

Y hasta la casa se puso de vuestra parte:

El amparo del hogar se replegó a vuestras exigencias.

Los pomos se apoquinaron y las bombillas palidecieron de indiferencia.

Los muebles se volvieron de espaldas.

Los cuadros y las figuras se derritieron en la penumbra,

formando un fango viscoso en el suelo.

Quisimos abrir las ventanas y no hallamos los pestillos;

los cristales traslucían opacidad; los espejos se reflejaban a sí mismos.



Únicamente la puerta de la calle se mostró generosa:

abierta de par en par,

para impulsarnos a los cartones, al puente, a la garita del cajero, al contenedor,

al espanto y a la rabia.



María Jesús Artigas,



jueves, 4 de junio de 2015

Amor cuadrado



¿Querernos? Sí, nos quisimos:

Él quería mi pena.

Yo quería su desgracia.

Y esas querencias nos unieron cuatro décadas.

Como cuatro lados de un cuadrado impecable.

Con sus ángulos rectos y sus aristas firmes.

Cuatro cuadradas décadas que generaron un poliedro de seis lados.

Un dado de seis perfectas caras.

Un regio cubo cerrado,

sin puertas ni ventanas.

Una impoluta caja decorada con lunares blancos

y rematada con un lazo de raso azul.



Fueron perfectos los cuadrados

y regio el cubo que albergó,

envuelto en hermoso papel regalo enlazado con raso azul,

nuestro amor,

con nuestras querencias:

con mi pena y su desgracia.



María Jesús Artigas



miércoles, 3 de junio de 2015

Amigo imaginario





Debieras de llamarme

y decirme esas cosas de las habla la gente,

como si fuéramos gente,

como si yo fuera gente,

como si tú existieras.



No existes y me llamas.

Y mi nombre en tu boca,

y tus palabras

y tu “¿cómo estás?”,

hacen que esté.

Al menos, ese rato

que hablamos de cosas cotidianas,

de infancias inventadas,

de sueños imposibles.



Y yo, como la gente,

esbozo mi futuro

y juego a que te creo.



María Jesús Artigas



martes, 2 de junio de 2015

El ermitaño




La vida me ha hecho un regalo.

Tengo un extraño don:

puedo vivir entre cuatro paredes.

Puedo existir entre cuatro paredes limitadas por techo y suelo.

Puedo ser entre cuatro paredes sin puertas ni ventanas.

Puedo ver sin bombillas, sin velas, linternas ni farolas;

con los ojos cerrados, sin nada que mirar.



Todo está dentro de mí.

Tengo ese don. Todo está en mí



Guardo en mí,

quieta, inmóvil, postrada,

con los ojos cerrados y el cuerpo inerte,

toda la visión del mundo, todos sus movimientos, toda su inmensidad.



Tengo ese don. Todo está en mí.



Todos los hombres y todas las mujeres que han sido

me acompañan en esa habitación profunda,

sin luz, sin ventanas, sin puertas.

Estoy con todos, en todos los tiempos y en todas las épocas.

Tengo ese don. Y estoy tan viva como cualquiera de vosotros.



Pese a que no me veis y pensáis que no existo,

todo y todos estáis siempre en mi corazón.

Porque tengo ese don y todo vive dentro de mí.



María Jesús Artigas



lunes, 1 de junio de 2015

El alarde




He llegado hasta aquí

y no voy a ir más lejos.

Esto es un auténtico alarde.

Este es el alarde.

El único alarde que voy a hacer.

No. No son los versos.

No son los poemas que vais a leer.

Mi alarde es que yo esté aquí,

que me vayáis a ver,

que me vaya a mostrar en voz alta ante todos vosotros.



María Jesús Artigas