Vita escribía sus poemas
de amor junto a las rosas,
yacía en Sissinghurst con sus amantes.
Virginia Wolf solo esperaba
que nada fuera eterno, sino nuevo.
Vita y Virginia vestían los rincones de palabras,
sus entreabiertos labios,
sus enramadas hebras.
Cuando la Reina de Inglaterra se deslizaba entre las rosas
y arrancaba los pétalos para el dolor de su corona,
sus dos cuerpos desnudos se callaban.
Adolfo Burriel
No hay comentarios:
Publicar un comentario