La noche comienza como una protesta, indomable
y se inflama como la luz del neón
que no parpadea.
Es una furia eléctrica, de estrella,
o de labios que no encuentran su aliento;
es un agónico folclore
que danza y danza
como un fuego fatuo
que quisiera incendiar esta ciudad.
Poesía
es la fiebre lapidaria
cuando el verso tiende un puente
que se ahoga bajo el mar.
Marcos Callau
Qué difícil es esto que haces, Marcos, y qué fácil parece al leerte. Un beso, ilustre poeta.
ResponderEliminarMagnífico poema de Marcos. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo.