Con la luz primera
de la primera mañana,
cantó por vez primera,
sobre una rama encendida.
La memoria de las aves
guarda el tiempo en la retina
a un mundo recién nacido.
En el centro exacto, el árbol.
En la rama justa, el mirlo.
Bajo las alas de un ángel,
árbol y mirlo dormidos.
Ängeles Basanta Fernández
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