Más tarde, la nieve,
copos minúsculos
en las pestañas negras
de unos ojos inmensos.
Difuminados ojos
De cristal esmerilado.
Asesinos apuntaban
a la pupila envidiada.
Vigilante, pupila,
saltamontes asombrado
se apoyaba a descansar,
en una columna de hierba,
observando su retorno.
Ángeles Basanta Fernández
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