Recostado en la piedra,
el caballo originario
piafaba por escuchar
el primer canto.
Más tarde descansaría,
el caballo gregoriano.
He visto, desde cielo,
hundido, en la carroña,
a un pájaro de oro
con el pico diamantino.
Tal vez Giorgio,
Manganelli.
Estuve allí…
Ángeles Basanta Fernández
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