Te ocultas detrás
de un árbol gigante,
mientras hunde la noche
medialuna en mi pecho.
Y si después, amor mío, amaneces,
en parte alguna te hallo.
Continúa en mis ojos,
hondamente grabada,
redonda arquitectura
de encendidos metales,
blanca constelación suspendida de un cielo oscurísimo.
Rafael Lobarte
No hay comentarios:
Publicar un comentario