Un relámpago de sueños
hormiguea mis espacios escondidos
Sabe a volcán
A grito
A dulce gemido
En preámbulo mi boca
se acerca al infinito
Simiente y fruto dormido
Fantasías de la noche
se acurrucan en el calor divino
En la piel resbaladiza del jardín
entre hiedras y jazmines tupidos
se aposenta tu reino dulcemente
Y sucumbe el mío.
Desde el grito o el volcán hasta la dulzura todo un recorrido de buena poesía, donde cabe todo un mundo de sentimientos.
ResponderEliminarEnhorabuena
Tan intenso que parece haber sido vivido, aunque en un mundo de poesía bien cabe lo fingido.
ResponderEliminarBello, sea como sea, o haya sido.
Me alegro de que te guste, querido José.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Fran
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