Amaneció muy pronto en mis oídos, el ruido de la puerta, los pasos, la cisterna,
los coches que se van, los perros que pasean. Amaneció sin ganas el café, la
manta desdoblada en el sofá y un libro cerrado sobre el suelo. Amaneció sin
ganas el agua de la ducha, la batería del móvil, la lista de la compra y mi
chaqueta. Amaneció sin ganas la calle toda entera, las bicis, los semáforos, las
cosas sin hacer que ya no esperan.
Lola López-Cózar
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