Yo sé que tus labios me nombran esta tarde
porque el viento ha parado y duerme la tormenta.
Mi nombre en tus latidos
y la humedad del bosque.
¡Si una palabra pudiera cobrar vida
y despertar al ser que, con ternura, nombra!
Por tu lejana voz,
yo volvería.
Yo volvería a renacer contigo.
Llámame.
José Verón Gormaz
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