La luna ebria de champagne se siente la ardiente
princesa de las sombras y, ríe enloquecida al poner fin a la virginidad,
mientras recuerda su infancia, el Miedo y las espumas, que ataban todos sus
perfumes con un nudo gordiano
Ahora se abre a la
inmensidad
y en sus cabellos
crece
la música y
las flores
Luis Ángel Marín Ibañez
¡Qué manera tan bonita de desvirgar los miedos!
ResponderEliminarFelicidades por este poema.