Árbol caído en tierra soy,
monolito que se resquebraja.
Acudieron a cubrirme
gusanos de albahaca,
duendes del viento con sus capas.
Dejó el tiempo en mis anillos
calendarios de amigos ausentes,
monólogos solitarios de grillos.
El espíritu de la tormenta
diseminó gorriones de hierba;
anidaron mi herida corteza.
Un cielo amarillo de limoneros
convirtió terrones en avena.
De mi piel sin huesos
nació una alameda risueña.
Marcos Jimenez León
No hay comentarios:
Publicar un comentario