Va llegando con la noche
 siempre vestida con su oscuro velo,
 baja los escalones y
 rodea todos los rincones
 sin estrella. 
 Hasta el fondo del corazón 
 Ella, la tristeza 
 y se acurruca en una esquina 
 Ella, la tristeza, 
 abrazada a momentos
 añorando miradas pintadas de olvido,
 muerte de caricias e ilusiones
 haciendo tristeza de la tristeza. 
 Hay noches que el alma
 con eterna mirada ausente,
 la acuna dulcemente
 llorando lágrimas de estrellas.
Ana Agudo Martín
 
 
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