Aprendí a encontrar en el silencio
la cara oculta de los astros.
Mitigando las ausencias en cada orificio lunar.
Desgranando palabras que se pierden en mis venas.
Insistiendo en acariciar la sensatez
con mi demencia.
Atreviéndome a pedir el universo
a la noche muda.
Refugiándome en la condena de las sombras.
Aprendiendo aprendí que el amor se mide en sueños que no se cumplen
y en palabras intransigentes que son impermeables a la lluvia.
Susana Násera
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