viernes, 18 de noviembre de 2016

MEMORIA DE LAS ISLAS IV





Ars longa vita brevis. Voz sobre el dintel muerto

de tu soterrada belleza. Tus transparentes

mejillas son ya niñas ahogadas bajo el ocre

de la furia. Quedan latiendo como raíces

los colores de tu cuerpo de joven sirena.

El tiempo se encargará de hacerlos florecer.

He regresado bajo el tórrido sol de junio

con la esperanza de recuperar tus miradas,

aquellas que depositaste sobre las ondas

de la costa esperando vislumbrar a lo lejos

los remos de mi bajel aterido de frío.

Por última vez he atravesado el umbral

que tantas veces me condujo a ti, dulce dueña.

Tras dejar mis lágrimas a los pies de tu estatua

surco las olas de nuevo hacia extrañas islas.

Empuja mis velas la suavidad de tus manos.

Vagaré sin rumbo hasta encontrar la tierra fértil

que tras siglos de olvido ha de heredar tu nombre.


Pedro S. Sanz



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