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domingo, 20 de marzo de 2011

HERMANOS DE LA COSTA




Hermanos de la Costa,
ya hemos saqueado los mares de la tierra,
soñado las dársenas mejores,
las playas de oro vírgenes,
las noches transfiguradas en silencio.

Todo sabemos de los malos vientos,
de la calma chicha,
de los desastres de la pleamar.

Es tiempo de abandonar la noche,
y arriar a Jolly Roger.
Arderemos sin luz, estamos condenados,
poetas de la sangre, yonquis de la tristeza,
somos fantasmas de lunática niebla,
milagros del terror, espejismos.
Los dientes de la tripulación negros
como el último pan,
negro el timón, las manos, el vigía sin ojos.

Es hora de resucitar, filibusteros,
de hacer los verbos carne,
de darle al mundo lo que le sobra al cielo.
La vida llevaba la razón.

Es hora de pasar a cuchillo
a los agazapados, piratas de corbata,
banqueros, demagogos.
Bauticemos con sangre las estrellas de nuevo,
arrojad a las olas las ultimas semillas,
sembrad sobre la nieve
hijos de la persecución.
El aire arde esta noche,
vuestros nombres pronuncia.



Ángel Petisme


sábado, 19 de marzo de 2011

INCLINACIÓN AL LAUDANO




Venus carnívora,
ya conoces la estructura de mi dolor
desde que el terremoto
nos sorprendió dormidos.

Firmaré entre las ruinas
un secreto contigo.
Recuerda que eres una mujer
y no una diosa.
¿Sabrás guardar silencio
cuando la lluvia apague el árbol del amor?

Una mañana murió nuestra tu belleza,
en la vida y en la literatura.


Ángel Petisme


viernes, 18 de marzo de 2011

HA PASADO UN ÁNGEL





Ha pasado un ángel
por mi puerta esta noche,
una sombra dormida en mi desvelo,
sin palabras, como un chiste de sabios,
revelando un silencio que nunca entenderé.
Un silencio que turbó al taciturno.


Ángel Petisme




jueves, 17 de marzo de 2011

CAPACIDAD DE ABISMO



P. D. La Rochelle

Vuelvo a vagar por las calles de mi juventud,
qué decir de mi futilidad y estupidez:
que es difícil amarse en una habitación a cero grados;
así destruyo los vínculos, me refocilo en el fracaso.
Como si nadie contestara a mis cartas
he fingido compañía esteparia y observo los cometas:
un placer remansado y senil.
Toda mi vida, simulación de angustia,
¿de angustia?, ¡qué cinismo más efervescente!,
¡vulgar y salobre casa de Vanidad, Casa de citas!
Esta ciudad me pertenece en toda su soledad,
sólo tengo que andar y creo una distancia.
Un hombre detrás de una persiana, es invierno de guerra,
¿qué pensará de mí?,
pero ambos somos igual de soñadores,
tanto como nuestro pánico permite.
¿Son necesarios los gestos del amor
para que el genio del amor nos avasalle?
No sé, envejecer es soltar finalmente
la presa por la sombra, no sé, lo he dicho tantas veces,
tan borracho, de alcoholes y enigmas,
que quizá la lujuria haya sido mi ciencia.
Por ejemplo, en una mujer siempre me retiene la coquetería,
el cálculo personal del abandono,
y es tan bestial cuando alguien se abandona,
es como una liebre sola en un barbecho
en el tiempo de la veda, en el tiempo vedado.
Entraba en la casa, dejaba caer su vestido de raso,
toda su imaginería, su religión, sus pestañas postizas,
y era la fraternal simpatía ante el mármol.
Las mujeres, y ahora los cometas.
Llueve otra vez.
Escucho con infinito gozo mis latidos. Un hábito de fe.
Con infinito gozo mis latidos.
Por aquella época yo era un snob
y por lo tanto un simple demagogo.
Mis espejos la confundieron,
(una imagen repetida provoca la dispersión);
aunque a decir verdad yo abusaba de los diminutivos
y eso es mortal para la gente que cree en la ternura.
¿Durante cuánto tiempo mostraré la casa desvalijada,
confesaré mis vidas, entre humo y efluvios,
a los escasos noctámbulos que todavía recluto con mi verbo?
Qué poca paz en tanto sufrimiento,
¿soy un hombre en la sombra o soy la sombra? No sé,
esta ciudad me pertenece,
sólo tengo que andar y creo la soledad,
paso a paso me alejo de mí mismo o del que estuvo atrás.
Volver a las migajas de mi estudio,
al moho de mis lecturas y mis versos,
qué la luz no me sorprenda, qué no amanezca aún,
regresar al hogar: ¡qué sentido del humor el mío!

Una narración inacabada, el sol feroz,
el sol de la justicia, mis pasos, mis latidos…
Mi debilidad, mi gozo, el infinito.



Ángel Petisme


miércoles, 16 de marzo de 2011

HABLANDO CON HOMBRES OSCUROS



Me olvidé de morir. Llené
de luciérnagas el templo de tus sueños
y los juguetes de tu corazón.
Viví cada milisegundo junto a ti,
me movía por ti.
Le arranqué una sonrisa
al carpintero de la lluvia
mientras cerraba tus heridas.

Había tierra en tus ojos
cuando subimos al buque fantasma.



Ángel Petisme


martes, 15 de marzo de 2011

HUMO





Se nos notan las cicatrices
como a jarrones rotos
reconstruidos con pegamento.
Si sólo vas a quedarte con recuerdos
en la Casa del Frío
al menos quédate con los buenos, cariño.
Se nota que amábamos el fuego.
Nos importaba un pito la flor
blanca de quien nos ama,
dimos vida a nuestras criaturas
pero creamos monstruos.
Sólo buscábamos
el fuego que alimenta la vida.
No el amor,
que jamás conocimos,
sino sus tatuajes y sus bocanadas.
Eras pólvora,
en humo nos convertimos.



Ángel Petisme


lunes, 14 de marzo de 2011

DESPEDIDAS




“Cuando una persona tiene aliento puro –dijo mi padre–, cierra las heridas a su alrededor como si apagase otras tantas lámparas. Pero yo no estaba tan seguro. Dije: Si apagas todas
las lámparas, papá, ya no podrás ver más. En ese momento los ojos de terciopelo miraban inmóviles más allá de mi gloriosa juventud.
Es verdad –respondió–, las heridas iluminan. Es verdad. Tú escucha mucho a Odripano. Él tiene experiencia. Puede quedarse entre nosotros porque es poeta. ¿Sabes tú qué es la poesía? ¿Sabes tú lo que él dice que es la poesía? ¿Sabes, eso, hijo? Es esencial que lo comprendas. Ahora escucha. Yo también he tenido mis experiencias, y te digo que debes cerrar las heridas. Si cuando llegues a hombre tú sabes estas dos cosas: la poesía y la
ciencia de extinguir heridas, entonces serás un hombre.”

Jean Giono


DESPEDIDAS

Si te marchas ahora
jamás te encontraré.
¿Dónde podría reunir el viento
a dos fuegos de naufragio y soledad
como tú y como yo?
Contemplando sonámbulos
la cicatriz del cielo.





Ángel Petisme




Esta semana poemas de su disco libro “El océano de las Escrituras/ Under wood songs”


domingo, 13 de marzo de 2011

miércoles, 3 de junio de 2009

DESPUÉS DE PALESTINA




Dame briznas de fuerza, sonrisas de quirófano
que ayuden a vivir, que apetezca vivir
por este laberinto de cenizas y coches
desguazados y heridas
y restos de un sofá con las tripas al sol.
¿Debo beberme solo esta copa de sangre?

(Todas las lágrimas de la Osa Polar
se han metido en mis uñas,
son negras y violetas vísceras de septiembre,
cadáveres hinchados de Chatila y de Sabra).

Arranca de mi mano la espada de la tarta
de los recién casados.
Que coma el matarife las vísceras del cerdo,
que vomite en la nieve su dios de las limosnas.
¿Debo beberme solo esta copa de sangre?

Súbeme agua y rubor de muchachas
con ojos hechiceros y cabellos ciruela
antes de que cegasen los vientos subterráneos
los saltimbanquis de la luna.
Dile al poeta que se cortó la lengua
frente al Muro de Beit Surik
y arrojó a un muladar su gramática ardiente
que hay vida después de Palestina
y un arsenal de bálsamos
para su piel ajada.

Dibuja una melodía en los microsilencios
entre cada latido,
escribe en mi alma como en la arena de una playa
la frase que utilizó Walter Benjamin,
para resumir su obra y su vida:
“Sólo por aquellos que no tienen esperanza
nos está dada la esperanza”.


Ángel Petisme


lunes, 18 de mayo de 2009

BUDAPEST






Tú eres la dueña de las palabras, amor mío,

la que vierte en los labios el vino de Tokaj

y la lluvia harapienta

en las cajas de música

de la calle Dohány.

La que respira en los puentes

bajo el Danubio rojo,

la que construye nidos

en los huecos de las palabras,

la que ahuyenta los miedos

en los desfiladeros del Ejército Rojo.

La que trae vida insólita

y brisa cálida de silencios.

Tú eres Buda y yo Pest,

en la orilla derecha de la melancolía.



Cuando regrese de la niebla, cariño,

dame un beso de tornillo

en la Iglesia de San Matías

y veintinueve más en el Funicular.

¿Me harás olvidar que no soy inmortal?

¿Me enseñarás de nuevo a beber de tus labios

y ante tanta belleza

dejar de llorar como un pájaro de opio?



-El invierno es frío pero corto en Budapest,

pronto podremos alquilar dos bicicletas

en la isla de Csepel- me dijiste.



Ángel Petisme


domingo, 20 de abril de 2008

De manzanas ácidas

Del poema Manzanas ácidas de Ángel Petisme

....
No olvides tampoco estos versos que Kerouac
le dedicó a Edgar Dahlberg:
"No utilices el teléfono
La gente jamás está dispuesta a responder:
Utiliza la poesía".
....

sábado, 22 de marzo de 2008

Reina de mis secretos

Poema de Ángel Petisme REINA DE MIS SECRETOS


Iremos al desierto y a mares de madrugada,
donde nos lleve ese cayuco que tengo por corazón
y cada amanecida regurgita el Atlántico.
Tú serás mi pecado,
yo la estatua de sal que sonríe al mirarla,
desplegaré mis alas para tus megapixels,
desnudo bajo la tempestad
de este baile de vísceras y antifaces.

Y después llévame a la Casa de los Instantes,
derretiré su nieve, extenderé los bálsamos
sobre tu sombra herida, yo cuidaré de ti,
hazle el amor al ángel que te hizo infinita,
te cantaré en árabe las nanas que las madres
susurran a sus hijos en Kabul y Faluya,
nadie me destiló el cielo como tú
sin apenas rozarme,
sólo los grandes poetas y viajeros del tiempo.

Estampida de estrellas, la siento sobre mi piel
más real que la Atlántida,
seis jornadas sonámbulas
en la más solitaria Biblioteca del Mundo;
quisiera entrar en ti como en una pradera de nubes y perdón.
Llueve copiosamente sobre la Tierra
y quiero hacerte la mujer más feliz de los cielos.

Me has regalado el arco iris
cuando el dolor ya me había cegado,
playa de invierno, amor de mis cuarenta,
jamás temblé así antes de conocerte.
Volemos, cariño, aunque sea un ratito o toda la eternidad,
amor sin humo de mis días de miel,
voy a dejarme vivir, reina de mis secretos.

viernes, 21 de marzo de 2008

La justicia de los inocentes





Sabed, hijos de puta, que los delitos no prescriben
después de cinco años ni de diez,
ni con un padrenuestro y dos avemarías.
No hay saldo final ni enmienda para vosotros.
El Dios que os inventasteis
para redimir vuestros pecados,
el Dios que os creó, a su imagen y semejanza,
se levantó la tapa de los sesos
después de ver el telediario de las tres.

Los obispos que lavaron y almidonaron
vuestra ropa interior,
en el secreto de los confesionarios,
y trasvasaron al silencio vuestros ríos de sangre,
son tan culpables como vosotros.
En los bares del cielo no habrá cerveza fresca para ellos.

En el Nombre de la Vida que sumergisteis
hasta ahogarla en un pila bautismal,
en el Nombre de la Vida que lanzabais al océano
a seis metros de altura, desde los aviones,
os declaro culpables, y os condeno
al fuego eterno de la memoria.

Vuestra imagen amarillenta en las portadas de los diarios
la contemplan los 666 hijos de puta que os precedieron.
Ni de viejos y enfermos producís compasión,
cuando observo vuestras miradas, aún desafiantes
con lluvia de sulfuro y calaveras,
entiendo de lo que hablaban las viejas profecías
de Santa Hildegarda, San Malaquías, Nostradamus…

En el Nombre de la Vida que temblaba en los electrodos,
que echasteis a los perros, que ocultasteis con cal viva,
de esa vida que no respetasteis,
no merecéis respeto muertos vivos.

Vuestros crímenes, salvapatrias mafiosos,
hijos del Gran Cabrón,
vuestro sueño de buitres uniformados,
vuestro buen uso de la libertad,
permanecen grabados en el genoma humano para siempre
y en el disco duro del Sistema Solar.

Me cago en vuestra patria de orines y de estatuas,
vomito en vuestras botas de serpientes y niebla,
me pedo en vuestras mesas y en vuestras misas negras.

En el Nombre de la Vida,
del amor y la ternura que truncasteis
en aquellos días, soldaditos de plomo,
se os condena a no olvidar.
No dormiréis jamás aunque cerréis los ojos,
jamás descansaréis aunque compréis el cielo,
segundos, minutos, horas, días,
meses, años, siglos, milenios arderéis…

Ángeles de exterminio,
nunca saldréis del salón del desierto.
El Gran Relojero no pudo soportarlo,
las leyes de los hombres no os pudieron juzgar.

En memoria de los inocentes, arded, diablos, arded.

(Del libro Buenos días, colesterol. Ángel Petisme. Sial Ediciones, 2000)


Fotografía aquí