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domingo, 17 de mayo de 2015

VII




En las nacientes horas de enero

que se ensombran de gélidos morados,

en el gemidor viento atiplado,

o en los extraños vahos de las alcantarillas,

yo veo al invierno.



En las gasas de nieblas argentadas,

en rosales desnudos,

en frondas rojigualdas,

o en los largos crepúsculos de fuego,

yo veo al invierno.



Lo veo

en el tórrido vuelo de gorriones,

en el navegar tardo de los ánades,

y en las escarchas blancas del césped;

en los alborescentes despertares,

en los trasnochadores faroles,

y en los ficticios haces del sol.



Pero también lo veo

en aquellos agónicos desahucios,

en los lánguidos rostros de la calle

en los nimbos violáceos de las filas del paro,

y en los avivorados discursos

de líderes abúlicos.




Así veo a este invierno

de vágulos andares,

preludios,

señales,

de aquella blanca dama

de rostro adulciguante.


Pablo Delgado


sábado, 16 de mayo de 2015

II





Frío y niebla en las calles

de halos etéreos,

almas incandescentes de efímeras bellezas

y un muro solitario sombreado por ellas.



Miedo a lo trágico,

a lo convulso,

desconocido,

y a las brunas honduras de frágiles destellos.



Frío y niebla en las calles

de halos etéreos,

mientras vibran las luces

de utópicas luciérnagas en vidrieras de plata.



Anhelos por caricias que preceden romances,

por miradas cerúleas,

por bocas encarnadas

que exhalan intenciones de hablar lenguas extrañas.



Frío y niebla en las calles

de halos etéreos,

de imágenes oníricas,

de márgenes de tiempo;



donde un ángel con versos de color pergamino

quizás escriba,

sobre el lienzo nocturno,

las perfumadas letras de un íntimo susurro.


Pablo Delgado


viernes, 15 de mayo de 2015

Sonatina negra




Interpretan sus viejos

ritos borrados

negros cortejos

bien enlutados.

Claman las voces,

suenan feroces

bajo un clima invernal;

rasgan afines

duros violines

cual tallo de agudo rosal.



Entre una vida extinta

y amarmolada

vibra una cinta

apurpurada.

Claman las voces,

suenan feroces

entiznadas de hollín;

arpas de duelo

caen del cielo,

los ángeles lloran su fin;

y un zafiro rosario

consigna el punto

de un lapidario

y albo difunto.

Claman las voces,

suenan feroces



transidas de dolor;

dos clarinetes

de anchos ribetes

soplan su gélido estertor.



Tocado por la mano

de un alma en pena

indócil piano

grave resuena.

Claman las voces,

suenan feroces

avivando una luz;

hay un artista,

fue un idealista

que murió clavado en su cruz.

jueves, 14 de mayo de 2015

Por las húmedas rosaledas



Piso jardines mojados y frescos,

hollo hojarascas formando dibujos,

y entre los verdes y pardos terrenos

se atornasolan florales saludos.



Mis manos rozan las rosas del trecho

mientras respiro un dulzor semioculto,

dulzor fragante de vuelo secreto

que representa el balsámico influjo;



las rosaledas desvelan misterios,

misterios viejos, misterios profundos,

misterios llenos de arrobos y besos

que modelaron amores venustos.



Hay rosas blancas cual telas del cielo

que inmaculadas irradian tributos,

cuando las beso se azoran con tierno

color de aurora, sagrado, desnudo.



Hay rosas rubias cual tiaras de Helios

donde los rayos dan vagos rasguños,

y aquellas se abren en nimbos de fuego

mientras se aciegan mis ojos con gusto.





Hay rosas rojas de lúbrico aliento

con morbideces de estambres fecundos,

concupiscentes presentan por dentro

sus corazones de pólenes puros.



Y ante mis ojos llegado ya el véspero

se muestra el éter vestido de humo

¡truena y flechea!, ¡retumba violento!,

¡retumba y lanza puñales de embrujo!;

y aquellos talles de armónico efecto

tiemblan ahora en silentes murmullos.


Pablo Delgado


miércoles, 13 de mayo de 2015

El mirar de los pescados muertos






¿Adónde miran los pescados

muertos de las pescaderías?,

silentes cuerpos maltratados

de miradas vítreas y frías.



Quizás sueñen con las oscuras

y hondas llanuras abisales,

y laberintos de angosturas

donde no alcancen los sedales.



Tal vez ansíen coralinos

arrecifes en las arenas,

donde trazar bailes marinos

con las más hermosas sirenas.



Quizás sueñen con despertar

y terminar sus pesadillas,

buscar por sendas de ultramar

las antillanas maravillas.



Tal vez pregunten a Neptuno

por qué si eran fieles devotos

un mal anzuelo inoportuno

los lanzó por campos ignotos.


Pablo Delgado





martes, 12 de mayo de 2015

El abrazo






Cuando el último día del otoño

se abraza al primer día del invierno

los campos aclarados de dorados

se cubren con argento,

se cubren con el frío,

y es entonces cuando se oyen los ruegos,

y los vahos escapan

como númenes de malos artistas,

como psiques que suben a los cielos.

Las colmenas se engalanan de luces,

y próvidas contentan los deseos

mundanos, esperando las sorpresas

del rojo y blanco mago,

del rojo y blanco adviento.

Cuando el anciano solsticio de sable[1]

manto culmina su rondar sereno

de las horas, y los druidas de hinojos

bien postrados ofrendan ante leños:

se escuchan viejos cantos,

se piden los deseos.

Cuando el último día del otoño

se abraza al primer día del invierno.


Pablo Delgado







lunes, 11 de mayo de 2015

¿Qué son los poetas?



«¿Qué son esos poetas?»,

las noches me las paso preguntando

y la luz de mi lámpara desvela

el secreto caído del albatros.



Bebedores de versos

parecen los poetas extasiados;

borrachos por licores de los cielos,

asiduos de los bares del Parnaso.



Magos de hechizos tristes,

sombreros raídos y luengos mantos,

que capaces de coger lo intangible

lo van plasmando negro sobre blanco.



Opuestos de un presente

que desdeña los logros del pasado,

donde los vanguardistas ya no ofenden,

y los románticos se quedan canos.



Así veo a los vates

burlados en la tierra cual albatros,

antaño vencedores de gigantes

tornados en excéntricos incautos. 


Pablo Delgado






domingo, 10 de mayo de 2015