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domingo, 15 de mayo de 2011
No es mi aura, no
No es mi aura, no.
Son las luces de El Corte Inglés.
Lo que ves en mi cara
no es una sonrisa,
es un escaparate.
Es una tienda.
Es una barra libre.
“Entra y coge lo que quieras”.
Hoy estoy de rebajas,
hoy acaricio gratis.
Hoy me vendo
a este mar de gente
que espera el semáforo
que tan bien me conoce,
porque no me conoce nada.
Hoy regalo palabras.
Hoy estoy de promoción.
Hoy podría convencer a cualquiera
de que me comprara un rato,
de que me amara toda la vida.
Mañana cambio el escaparate.
Carmen Ruiz
sábado, 14 de mayo de 2011
Una manada de dedos
Una manada de dedos
que busca el sur.
No puedo decirte más.
Solo que un animal eterno
duerme bajo el blanco que acaricias.
y que a veces desea matarse
aunque se ría a gritos.
O quizá por eso.
Una manada de dedos
desnortados
que busca la partitura prevista,
sin saber que esto no es un piano.
Esto es una suma de imprevistos,
un fallo en los planes .
-No puedo con tus aullidos
-Es el animal riente.
Imaginabas una sonata de diario,
un Gershwin azul para salir a cenar,
una concesión a las vanguardias,
incluso.
Demasiado convencional para tanta disonancia.
Debería sonar así,
pero fui un cambio de planes.
No puedo decirte más.
Carmen Ruiz
viernes, 13 de mayo de 2011
En el vestíbulo con chapines rojos
En el vestíbulo con chapines rojos,
triste final de piernas venosas,
me reconocerás por una cicatriz en la rodilla
cuando me agache a recoger los inviernos perdidos.
Te diré entonces que abandones la esperanza
de volver a ver las casas volar,
el technicolor devoró los huesos de madera
mientras te dabas placer sobre baldosas amarillas.
Y no te creerás que has envejecido
y que el perro ya no vive
y que alguien acabó con los ciclones
y que nunca supe cantar.
Cuando golpee los talones
te fijarás en que el charol no brilla,
brillas tú de manera ridícula.
El cuento es cruel.
A mí me ha hecho bruja del Este
y a tí hombre de hojalata.
Carmen Ruiz
jueves, 12 de mayo de 2011
Todas las palabras se equivocan
Todas las palabras se equivocan,
o, al menos, ninguna te dice.
Beso no es beso, es ansiedad o miedo.
Miedo no es miedo, es boca o fin.
Fin no es fin, es miedo o mucho miedo.
Miedo y piel suman lo contrario de rutina,
que es aventura, que es un pretérito camuflado
de los cuentos que nos contamos
de los libros que no habitamos.
Gente no es gente, es tú y yo,
y palabra no es palabra, es tu voz,
y el vacío de tu voz es el silencio.
Silencio no es silencio, son nuestras noches,
y calendario son días que arrastraremos.
Arrastrar es arrastrarme hasta tu beso,
que no es beso, sino palabra.
Palabra equivocada que no me dice,
boca sabia que es silencio.
Carmen Ruiz
miércoles, 11 de mayo de 2011
Amorcito
Nos conocimos en Siberia,
luego,
teníamos la obligación moral de calentarnos mutuamente.
Yo te frotaba las orejas,
tú me masajeabas los pies.
Yo te arropaba hasta los hombros,
tú me vestías de aliento.
Calentitos y desnudos,
nuestro domingo murió de fiebre.
El golpe de frío al abrir la ventana fue tal,
que en Siberia quedó
un mausoleo en nuestro nombre.
Carmen Ruiz
martes, 10 de mayo de 2011
Sin llamar
Entra en mi cuerpo ordenado,
recorre los cuartos y balcones
proyectados al revés.
Mis salones están llenos de vitrinas,
cristales de tierra y espejos.
Una azotea de conchas de mar
y arena en la boca,
una manta de pasto azul
en el bajo vientre.
Siete pasillos ciegos
llevan a mi nada,
a mi útero asombrado
de tanta soledad.
Camina por él.
Hiérelo, si quieres.
Si quieres, cómetelo
o duérmete en su vacío.
Carmen Ruiz
lunes, 9 de mayo de 2011
Déjà vu
Me visto y me agarras por la cintura
y hueles mi cuello
antes de ponerme la blusa.
Y te sonrío con los ojos
y te muerdo los dedos porque los dos sabemos
que esta escena es repetida,
que hace un tiempo,
en otro cuarto,
tú agarraste otra cintura
y yo mordí otros dedos
y cada cual creía entonces
que no se podía ser más feliz.
Carmen Ruiz
domingo, 8 de mayo de 2011
lunes, 20 de agosto de 2007
Si esta tarde me tumbo en la arena
Carmen Ruiz
Si esta tarde me tumbo en la arena
y descarto que este metro setenta y cuatro
y estos 53 kilos son míos
(los hago ajenos)
y me miro en secreto
con los ojos de otro
puedo descubrir que, quizá,
la vida,
para la gente como yo,
no sea más que mirar.
Tomar distancia de las emociones
y esconderse de las aventuras;
del viento que desordena los papeles
y hace volar las sombrillas de esta playa
en la que me miro.
Si estos labios resecos y estos dedos arrugados
no me pertenecen,
ni son una postal imaginaria,
entonces lo tengo claro:
prefiero mirar a vivir.
No soy tan valiente
como para elegir lo contrario.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
Si esta tarde me tumbo en la arena
y descarto que este metro setenta y cuatro
y estos 53 kilos son míos
(los hago ajenos)
y me miro en secreto
con los ojos de otro
puedo descubrir que, quizá,
la vida,
para la gente como yo,
no sea más que mirar.
Tomar distancia de las emociones
y esconderse de las aventuras;
del viento que desordena los papeles
y hace volar las sombrillas de esta playa
en la que me miro.
Si estos labios resecos y estos dedos arrugados
no me pertenecen,
ni son una postal imaginaria,
entonces lo tengo claro:
prefiero mirar a vivir.
No soy tan valiente
como para elegir lo contrario.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
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