Mostrando entradas con la etiqueta Anabel Consejo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Anabel Consejo. Mostrar todas las entradas

domingo, 9 de diciembre de 2012

VENECIA




Me preguntaste si había estado en Venecia,
esperando de mi boca
el único no que te hubiera hecho feliz.
Pude haberlo pronunciado.
Y entonces leí en tu frente arrugada
las fotos que nunca me harías,
la virginidad que no perdí contigo.


Anabel Consejo

sábado, 8 de diciembre de 2012

TE IMAGINO


     


Quizás aún tengas el mal hábito de fumar,
de hacer aros con el humo para rellenar los silencios,
quizás aún mantengas tu cabellera tupida,
tu barba espesa y esponjosa,
quizás aún seas caballero de voz intensa
y brazos magnánimos siempre abiertos.
Quizás ya no te acuerdes de mí,
ni pienses en qué he pasado estos años,
ni si sigo recogiéndome la melena en una cola
o pintándome los labios de rosa.
Quizás, quién sabe, sueñes con mi sueño
de besos enredados en una ciudad con río,
en una cama sin prisas,
en un cielo azul, tan azul ¿como tus ojos?

Quizás quisieras verme, para volver a sentirme,
con sólo imaginarlo se me desboca el corazón.
Y tiemblo al pensar que ni siquiera recuerdes mi nombre,
ni la inicial que te regalé colgada de un suspiro.


Anabel Consejo

viernes, 7 de diciembre de 2012

SAKURA






Tal vez sea el brillo terso,
el intenso rojo,
la piel deslizante,
la incisión central
o mis labios en el perímetro
de cada fruto aún no capado,
pero comer cerezas
y pensar en ti
es tan instantáneo
como el café en tu boca
y tu lengua en mí.
Leeré las primaveras de Neruda
nevando los frutales,
para olvidarme de las horas,
de la indolencia de las labores
y perderme en las ganas
de sólo comer cerezas.


Anabel Consejo

jueves, 6 de diciembre de 2012

MISCELÁNEA DE HIGOS




Hoy me he levantado determinante,
decidida a abordar el bote de mermelada de higos
y a no permanecer lejos de ti.
Me niego a seguir privando a mi lengua
del amplísimo sabor a pepitas verdes
que invaden mis dientes al leer tus poemas.
Los como verso a verso,
paladeo las eses y las equis,
me caigo por los encabalgamientos
y te digiero en el punto final.
La tostada está impregnada de ti,
tan reluciente y desigual
como unas sabias pinceladas,
tan apetitosa y fragante
como un descarado capullo.
Es tu pecho desnudo,
tus manos en mi vientre,
es del color de mi mirada cuando te deseo.

Cerca de mí como la tostada mordida,
como el poema asimilado,
como la perdición de mis húmedas manos.
Hoy vas a estar dentro de mí.


 Anabel Consejo

 

miércoles, 5 de diciembre de 2012

LA MUJER QUE DOMINA LOS TIEMPOS






La mujer que domina los tiempos
tiene las llaves atadas a la cintura.
Haciéndolas sonar, se contonea
mientras la arena cae cadenciosamente.
Ya no le importa si hay nubes o viento,
si el pronóstico es niebla o tormenta,
conoce todos los fenómenos,
ha viajado todas las atmósferas,
se ha mojado las alas tantas veces
que no se preocupa:
sabe que puede elevarse
sobre los azules necesarios
e incluso con piedras en los bolsillos.
Sin embargo, cuando llega al replano de la escalera,
mira hacia atrás con cierto atisbo de deseo
por si ha perdido algún relámpago
entre peldaño y peldaño.


Anabel Consejo

martes, 4 de diciembre de 2012

LA LEY DE LA PIEL





No fue inútil aquella noche,
aún puedo relamerla.
Sentirse renacer entre sábanas ajenas,
pero blancas,
dota de alas a un alma condenada.
Salivas curanderas de heridas profundas,
lengua sanadora de incurables pesadillas.
Medicina ilegal que adicción crea.
No me la raciones tanto
que soy mujer de paz
conocedora de  que el amor es secundario,
prescindible,
inútil como protección.
Sólo equipo mi cuerpo con una armadura:
la del deseo.



Anabel Consejo

lunes, 3 de diciembre de 2012

GOTAS DE VIDA


  



Cualquier tiempo pasado fue peor,
me lo dicen los huesos
cuando se me humedecen con la nieve y la lluvia
que nunca antes cayeron
ni sobre mí, ni sobre ti.
Sólo temo que el agua de la vida
me resbale, otra vez, sobre la piel
sin estampar más huella
que algún vago recuerdo
de lo que pudo ser y nunca fue.



Anabel Consejo

domingo, 2 de diciembre de 2012