martes, 25 de agosto de 2009

Ausencia




Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nichos de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas;
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.



Jorge Luis Borges


1 comentario:

Olga Bernad dijo...

Me encanta el poema.
Y el nuevo color.
Gracias, me ha venido bien recordar otras ausencias en el desierto del día laboral.
Un beso, Fernando.