domingo, 27 de diciembre de 2009

Volvemos para el 11 de Enero

KOJI KABUTO SE DESPIDE DE SAYAKA YOMI




KOJI KABUTO SE DESPIDE DE SAYAKA YOMI
ANTES DE PARTIR EN EL PLANEADOR
(HAIKU)

10 010 10 1010
01001 01 01 1001
1001110 11010010

(Transcripción:

Tu ojo lo dice:
Adiós es un país
siempre lluvioso.)




Jesús Jiménez Domínguez


sábado, 26 de diciembre de 2009

LA SOLEDAD ES UNA ENFERMEDAD DE LA PIEL



De noche silban los imanes de la destrucción.
El mismo viento que hoy nos arranca de raíz
nos cose con doble hilo al viento de mañana.
Somos manchas minúsculas bajo el tachón de la noche.
La ciudad donde caminamos es un zapato que aprieta demasiado.
Un aire sin cielo nos delata, nos viste para la desaparición.
Perdidos para siempre los planos del hombre
uno a uno se van cerrando todos los poros.
Nos hacemos impermeables en la soledad:
dentro de la piel no viaja nadie;
fuera de la piel, nadie nos ve pasar.



Jesús Jiménez Domínguez


viernes, 25 de diciembre de 2009

Remando al viento



Percy Bysshe Shelley, yo os pregunto:
Quien navega, ¿es del viento o del agua?
Si la verdad está en el fondo de las cosas,
¿es más cierta la barca que dentro del lago
acompaña, inversa y paralela, a esta que flota?
Si el tiempo quedó detrás, Polidori,
¿la barca de hace un minuto estará vacía?
¿El muelle que dejamos seguirá menguando?

En las afueras del cielo la noche ha borrado al día.
Pronto las ondas del lago borrarán el lago.
Y remamos, remamos sin las manos,
sin los remos, sin el lago, buscando sin los ojos
costa donde hacer pie, tiempo donde caminarnos.
Remamos sin orillas, sin más tierra prometida
que la que mañana nos dé a probar
el enterrador en el hierro de su pala.

Ahora la barca separa la noche de la palabra noche.
También mi corazón tiembla entre dos latidos contrarios.
Respuestas no hay: el viento silba su oscuro pájaro.
Sobre las tramoyas del agua vosotros calláis, yo canto.




Jesús Jiménez Domínguez


jueves, 24 de diciembre de 2009

MANUAL DE DESTRUCCIONES



CERRANDO el libro abrimos el olvido, bisagra en la nieve.



Jesús Jiménez Domínguez


miércoles, 23 de diciembre de 2009

ISLAS LÍPARI



La escama de una sirena puede cegarnos de tristeza
y una estrella de mar adormecernos para siempre,
bien lo dijo aquel loco de Porto Levante
cuando en la piel se traía los lentos oros de la tarde.
Isola Vulcano é un peeto addormentato, caro “itagnolo”.
Nadie como él conocía las estrategias del cangrejo
ni los valses secretos para hipnotizar al demonio.
Mordía las cenizas de un té confuso buscando puerta
a los indicios (más de una vez lo vimos auscultar
basaltos bajos las quietas acequias del cielo).
En la hora lábil de las alas y las áncoras,
cuando ya el mar ardía con el fuego de las distancias,
su carne de lapa tatuada abrió los círculos del ron
y crujió en el idioma de los naufragios, diciendo:
Peto addormentato, certo; ma peto di un dio.




Jesús Jiménez Domínguez


martes, 22 de diciembre de 2009

AGENDA DE OCULTACIONES



ES el cónsul de la anemia quien vela las desapariciones, es
él quien trenza los filamentos de la sed y estas arterias
peraltadas que levantan los hormigueros vacuos del espíritu,
es él y no yo quien divulga la ausencia y su espesor de fardo
mojado, él quien circunda las galerías de la noche y azuza a
los vampiros del lenguaje.




Jesús Jiménez Domínguez


lunes, 21 de diciembre de 2009

EL LAMENTO DE QU YUAN



“Confusión es una palabra que hemos inventado para un orden que no se entiende.”
(Henry Miller)


Soplaste en mis heridas y éstas se despegaron de mí.
Acostadas en el viento, rodando por valles y veranos,
tiernas aún, fueron a adherirse a la corteza de un árbol,
se posaron en el lago, echaron venas en otros cuerpos.
Encamado, hoy el mundo en su lengua nos maldice:
el bosque pierde pájaros, el agua escapa del agua
y el mañana es una mula que carga con sacos rotos.
Y así, cada cosa es una hemorragia, cada cosa está fuera
de cada cosa, es todas las demás menos ella misma.

Mujer que velas los amotinados límites de mi cuerpo:
Nunca borres con tu boca la boca de un misterio.
La verdad es una grieta que abre una ruta hacia el abismo.
La contradicción un país secreto del que siempre se regresa
con un beso en la espalda y una puñalada en los labios.


Jesús Jiménez Domínguez


domingo, 20 de diciembre de 2009

Semana de Jesús Jiménez Domínguez







GACELA DEL AMOR DESESPERADO







La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.

Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.

Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.




Federico García Lorca


sábado, 19 de diciembre de 2009

EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA-








Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
Oye mi sangre rota en los violines.
¡Mira que nos acechan todavía!


Federico García Lorca


viernes, 18 de diciembre de 2009

El poeta habla por teléfono con el Amor






Tu voz regó la duna de mi pecho
en la dulce cabina de madera.
Por el sur de mis pies fue primavera
y al norte de mi frente flor de helecho.

Pino de luz por el espacio estrecho
cantó sin alborada y sementera
y mi llanto prendió por vez primera
coronas de esperanza por el techo.

Dulce y lejana voz por mí vertida.
Dulce y lejana voz por mí gustada.
Lejana y dulce voz amortecida.

Lejana como oscura corza herida.
Dulce como un sollozo en la nevada.
¡Lejana y dulce en tuétano metida!




Federico García Lorca


jueves, 17 de diciembre de 2009

Soneto gongorino






Este pichón del Turia que te mando,
de dulces ojos y de blanca pluma,
sobre laurel de Grecia vierte y suma
llama lenta de amor do estoy parando.

Su cándida virtud, su cuello blando,
en limo doble de caliente espuma,
con un temblor de escarcha, perla y bruma
la ausencia de tu boca está marcando.

Pasa la mano sobre su blancura
y verás qué nevada melodía
esparce en copos sobre tu hermosura.

Así mi corazón de noche y día,
preso en la cárcel del amor oscura,
llora sin verte su melancolía.




Federico García Lorca


miércoles, 16 de diciembre de 2009

El poeta pide a su amor que le escriba







Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal, la piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.


Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche
del alma para siempre oscura.



Federico García Lorca


martes, 15 de diciembre de 2009

¡AY VOZ SECRETA DEL AMOR OSCURO!








¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡ay perro en corazón, voz perseguida!
¡silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!



Federico García Lorca


lunes, 14 de diciembre de 2009

Soneto de la dulce queja







Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.


No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.



Federico García Lorca


domingo, 13 de diciembre de 2009

Semana de Federico García Lorca






Seis sonetos del amor oscuro y una gacela.


Viaje a Ítaca




Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.



Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.



Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.



Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.



K.Kavafis


sábado, 12 de diciembre de 2009

Era pobre y sórdida la alcoba....




Era pobre y sórdida la alcoba,
escondida encima de la equívoca taberna.
Desde la ventana se veía el callejón
sucio y estrecho. De abajo
subían las voces de unos obreros
que jugando a las cartas mataban el tiempo.
Y allí, en una cama mísera y vulgar
poseí el cuerpo del amor, poseí los labios
sensuales e sonrosados por el vino -
sonrosados de tanto vino que incluso ahora,
cuando escribo, después de tantos años,
en mi casa solitaria, vuelvo a embriagarme.



K.Kavafis


viernes, 11 de diciembre de 2009

Así



En esta fotografía obscena
vendida (a escondida de miradas) en la calle,
en esta fotografía pornográfica
cómo puede haber una cara tan
maravillosa como la tuya.
Quien sabe la vida fatal, sórdida, que harás;
en qué cruel ambiente
te habrás hecho esa fotografía;
qué espíritu tan vulgar el tuyo.
Mas pese a todo permanece, aún vive en mí aquella cara
maravillosa, esa figura
hecha y ofrecida para el placer griego
-así permaneces para mí y así te canto.



K.Kavafis



jueves, 10 de diciembre de 2009

Si de mi amor no puedo hablar



Si de mi amor no puedo hablar
-hablar de tus cabellos, de tus labios, de tus ojos -,
sin embargo tu rostro que llevo dentro de mi alma,
el sonido de tu voz en mi cabeza,
los días de febrero en que desperté de mi sueño,
hechos uno con mis palabras, están y dan color
a cada tema que afronto o a cada idea que expreso.



K.Kavafis


miércoles, 9 de diciembre de 2009

Aunque sea con engaños



Aunque sea con engaños, que me ilusione ahora:
pero que no sienta el vacío de mi vida.
Ha estado tan cerca tantas veces.
Mas cómo me paralizaba, cómo me intimidé;
cerrada permaneció mi boca;
llorando dentro de mí el alma vacía,
hundidos en el duelo mis deseos.
Tantas veces estuve tan cerca
de sus ojos, y de sus labios amorosos,
del soñado, del amado cuerpo.
Tantas veces estuve tan cerca.



K.Kavafis


martes, 8 de diciembre de 2009

Al atardecer



De cualquier forma aquellas cosas no hubieran durado mucho.
La experiencia
de los años así lo enseña. Mas qué bruscamente
todo cambió.
Corta fue la hermosa vida.
Pero qué poderosos perfumes,
en qué lechos espléndidos caímos,
a qué placeres dimos nuestros cuerpos.
Un eco de aquellos días de placer,
un eco de aquellos días volvió a mí,
las cenizas del fuego de nuestra juventud;
en mis manos cogí de nuevo la carta,
y leí y volví a leer hasta que se desvaneció la luz.
Y melancólicamente salí al balcón -
salí para distraer mis pensamientos mirando
un poco la ciudad que amo,
un poco del bullicio de sus calles y sus tiendas.




K.Kavafis


lunes, 7 de diciembre de 2009

El olvido




Encerradas en un invernadero,
bajo el cristal, las flores olvidan
que la luz del sol existe
y cómo temblaban bajo el rocío.



K.Kavafis


domingo, 6 de diciembre de 2009

Semana de Kostantinos kavafis








DOBLE SENTIDO




Si alguna vez de una sonrisa hiciste
la cadena de tus ojos,
no hagas de un solo beso
la atadura de tus labios.



M.Martínez Forega


sábado, 5 de diciembre de 2009

ORIENTACIÓN




Navegar por tu boca.
Sólo con tu astrolabio.


M.Martínez Forega


viernes, 4 de diciembre de 2009

ORACIÓN EN PRECISO ARAMEO




Erdap ortseun euq sàtse ne sol soleic,
odacifitnas aes ut erbmon,
agnev a sortoson ut onier,
esagàh ut datnulov
ìsa ne al arreit omoc el oleic.
Le nap ortseun ed adac aìd elsonàd yoh,
sonanòdrep sartseun sadued
ìsa omoc sortoson somanodrep
a sortseun serodued,
y on son sejed reac ne al nòicatnet,
sam sonarbìl ed lam, nèma.


M.Martínez Forega


jueves, 3 de diciembre de 2009

PUBLIO VERGILI MARONIS




Cuando llegas a casa
sin haber dicho una sola palabra
debiendo decir tanto,
te preguntas si es cierto que la causa
es la razón o es motivo el instinto
de tu cabal desdicha.



M.Martínez Forega


miércoles, 2 de diciembre de 2009

EMPATÍA




Cuando una daga rompe el corazón
del niño sin las ubres de su madre,
qué me importa el tamaño de tu herida.



M.Martínez Forega

martes, 1 de diciembre de 2009

DUDOSO DOLOR





Dónde, de este dolor, se encuentra el límite
—cada vez te preguntas—;
y, con esa mirada
traída de los sueños, piensas que sí existe,
que en el extremo máximo del padecimiento
brilla el borde nítido de la mejor aurora;
pero adviertes que, despierto, era sólo
la línea que persigues del deseo.
Y tiemblas de nuevo porque eres hombre
que, sin haber padecido tanto como crees,
piensas, sin embargo, que es dolor la sola duda,
aunque no duela su invisible herida.



M.Martínez Forega