sábado, 26 de diciembre de 2009

LA SOLEDAD ES UNA ENFERMEDAD DE LA PIEL



De noche silban los imanes de la destrucción.
El mismo viento que hoy nos arranca de raíz
nos cose con doble hilo al viento de mañana.
Somos manchas minúsculas bajo el tachón de la noche.
La ciudad donde caminamos es un zapato que aprieta demasiado.
Un aire sin cielo nos delata, nos viste para la desaparición.
Perdidos para siempre los planos del hombre
uno a uno se van cerrando todos los poros.
Nos hacemos impermeables en la soledad:
dentro de la piel no viaja nadie;
fuera de la piel, nadie nos ve pasar.



Jesús Jiménez Domínguez


1 comentario:

Doberka dijo...

Estremecedor poema, Jesús. La soledad del alma, sólo visible para el poeta.

Bs.