lunes, 31 de enero de 2011

Cóktel de noticias




Se me ha roto la noche en esparcidos
montoncitos de improperios.
Furia estrellada de cristales
que quedan tiritando en las pupilas.

Se me ha roto esta noche en las vidrieras
al topar torpe la paloma
mensajera en la ventana.

Y me he quedado rota,
cenándome a pedazos frente a ella
este cóktel de noticias.



Elisa Berna


domingo, 30 de enero de 2011

Semana dedicada a Elisa Berna




Y NO AMANECE NUNCA





“Y hay cielos que no amanecen”

ROBERTO ESMORIS LARA


Hay cielos que no amanecen
y atesoran la luz de la noche
entre sus raíces de escarcha
y la descargan en la sien
cuando el sol en el horizonte
tiñe de sangre el océano.

Es otro anónimo día
que desecha el espacio
y quiebra el tiempo,
otra jornada con el lastre
de la luz sobre los espejos
que duermen en la memoria.

Miro mis manos rotas,
vacías ya de eternidad,
vencidas en los huecos
de la ardiente penumbra
que brota en mi mirada,
y no amanece nunca.





José Alberto Socorro - Noray


sábado, 29 de enero de 2011

TORMENTA HERIDA




Nunca, como a tu lado,
me sentí piedra.

Y yo que me soñaba nube,
aire puro y limpio
en tu aliento,
hierro incandescente
en tu fragua sagrada,
gota de fresco rocío
en tu mañana.

Nunca, como a tu lado,
fui roca viva.

Y yo que me creía mar,
plácida espuma
bañando tu cuerpo,
línea del horizonte
en tu mirada serena,
rumor de caracola
en la rosa de los vientos.

Nunca, como a tu lado,
fui otro que yo mismo.

Y sin embargo, esta noche
oscura de luna,
soy tormenta herida
en mi propio silencio,
vértigo y soledad,
desangrándome a solas
en medio de estos versos.




José Alberto Socorro - Noray


viernes, 28 de enero de 2011

FECUNDARÉ TU VIENTRE CON MI SILENCIO




El agua será simiente
y la simiente espiga de fuego
y mi corazón encendido
será tierra y aire que respiro,
vientre y océano.

La piel será semilla,
óvulo de la tierra,
paloma de escarcha
surcando la corriente del mar,
semen de fuego.

La sangre se hará torrente
sobre la secreción de la carne,
como aves de hielo en pleno vuelo,
y volveré a ser río, fuente,
raíz certera, origen, simiente.

Mi cuerpo descarnado
como anónimo Ave Fénix,
ya sin ningún atrezzo,
será cenizas y humus fértil
de olivos y cerezos.

El agua volverá a ser simiente,
sin vida, sin aliento,
sin muerte, ya sin tiempo
en la inmensa quietud del vacío
fecundaré tu vientre con mi silencio.




José Alberto Socorro - Noray


jueves, 27 de enero de 2011

ROTO EN LA MEDIANOCHE




“No quiero un lugar que me sirva de tumba,
quiero un lugar para vivir, y maldecirlo si quiero.”

MAHMUD DARWIX


Nada me impide ya
buscarme entre los excrementos
que vomita el lenguaje
en la aciaga madrugada,
ni ser pasto de la nausea
al salir de nuevo el sol.

Nada me retiene ya a este sepulcro
para ahogarme esta noche
en la más feroz vigilia
e inmolarme en el silencio
de esta fría ginebra.

Nada me sujeta a este cuerpo
roto en la medianoche,
ni tan siquiera me detiene ya
este cúmulo de cenizas.

miércoles, 26 de enero de 2011

ERITIS SICUT DEUS




Nada surge de la nada
y siento un vacío que me arrastra
hasta el borde del abismo,
como si una fuerza sobrenatural
quisiera devorar mi sangre,
mi silencios y mis palabras.

Eritis sicut Deus,
expelió la serpiente en el Paraíso,
para desnaturalizarnos y convertirnos
en simples dioses de barro
que sostienen en sus manos,
sin saberlo, los hilos del destino.

Nada surge de la nada
y todo es un devenir ad aeternum
que va calando las huellas
de cada uno de los instantes
que estamos arrancándole sin remedio
al reloj de la eternidad.




José Alberto Socorro - Noray


martes, 25 de enero de 2011

EL RUMOR DE LAS AGUAS ES DEMASIADO FRÁGIL




El rumor de las aguas es demasiado frágil,
como una quimera colgada del viento,
es una crisálida desnuda y ausente
que jamás llegará a volar en mis pupilas,
sólo es una rima de silencios ya caducos
tambaleándose por las sinuosas sílabas
de un verso todavía adolescente
en busca de un poema sin final.

El rumor de las aguas es demasiado frágil,
como una sinfonía o un adagio interior
buscando las infinitas luces perpetuas
para ungir las alas de cera
de un maduro y efímero Ícaro
que ansía surcar nuevos horizontes,
sólo es el resplandor fugaz
del último relámpago en la tormenta.

El rumor de las aguas es demasiado frágil,
como un beso sobre unos labios de aire,
es un náufrago siempre a la deriva
en la corriente sanguínea
de los confines del universo,
sólo es una sombra tenue y furtiva
que vaga solitaria y febril
por la savia de la palabra.





José Alberto Socorro - Noray


lunes, 24 de enero de 2011

EL BOSQUE SE DESPIERTA






El bosque se despierta
en las yemas de la noche
sobre los labios insomnes
que esperan la floración
de la carne fugaz
en las aristas rotas
del último crepúsculo.

Se deshoja la vida
entre el polimorfo sudario
de la morada hojarasca
con aromas de azahar
y los brotes de una metáfora
que supura entre las heridas
de esta puesta de sol.

El bosque se despierta
sobre la línea abcisa
de una voz siempre furtiva
que se alza en la vigilia,
como una quimera,
entre el denso infierno
y el desnudo paraíso.

Se desflora la muerte
como una mariposa de aire
con finas alas de cera
en el temblor del útero
y el rumor de la savia
lubrica las entrañas
de este lenguaje secreto.




José Alberto Socorro - Noray


domingo, 23 de enero de 2011

Semana de José Alberto Socorro - Noray





Para mí no habrá octubres...




Para mí no habrá octubres con su luz de oro y cobre,
ni habrá crueles abriles, ni noviembres de bruma.

Se apagará mi sombra, se morirán mis muertos,
se quebrarán mis juncos.
Se borrará mi nombre de todas las memorias.

Y tenderé mi alma en un balcón de invierno,
y lloraré mi llanto hasta quedarme seca.

Para mí no habrá octubres, ni abriles, ni noviembres...
No quedan calendarios que soporten mi pena.

La pena de los meses, por siempre inacabados,
que, por más que me empeñe, ya no habré de vivir.


Marisa de la Peña


sábado, 22 de enero de 2011

La oscura cabellera del deseo




La oscura cabellera del deseo
me envolvió en su perfume.
Me embriagó de sabores imposibles
y me enseñó un oculto pasadizo.


Y al hundirme en tus ojos infinitos,
todo el misterio del océano
se resolvió en espuma.
En tus trémulas manos
sostenías el mundo,
y entregabas entera
tu boca de oficiante
oscura y prometeica.

Nos amamos despacio
en un rito silente,
y todo cuanto era
se paró en ese instante.

Dejó de ser, por un breve segundo,
calma total, nocturna indiferencia.
Y estábamos allí,
solos, nosotros mismos.
Parte toda del otro, indivisibles.


Marisa de la Peña


viernes, 21 de enero de 2011

Nada es perfecto, tan sólo el silencio.




Nada es perfecto, tan sólo el silencio.
Esa sima infinita que me espera,
esa imposible grieta,
esa oscura oquedad que me reclama.

El silencio es azul,
agua dormida en estanques del alma.

El silencio nos habla
con el rumor del viento,
con la caricia suave de las olas-
esa caricia siempre repetida-



Descifrar el silencio,
reconocerlo en medio
de las palabras huecas,
escondido
tras la sonrisa tímida o la mirada esquiva.


No hay más voz que el silencio
cuando todo se aplaca,
y los dioses se sientan
en el filo desnudo de la luna
y dejan que la brisa,
desordene ,sin pudor, sus cabelleras.



Marisa de la Peña


jueves, 20 de enero de 2011

Las hojas de mi otoño...




Las hojas de mi otoño envenenado
cayeron, lentamente, en el asfalto.

Yo me senté a esperar,
vestida de silencios.

Luego pasaron trenes
con incierto destino.

Yo desaté la trenza de mi llanto
y tú, te deshiciste en soledades.

No supe más de ti,
y perdí la certeza.

La vida nos pasó, como si nada.
Y nada habría de ser como fue antes.


Marisa de la Peña



miércoles, 19 de enero de 2011

Yo fui sombra del mar




Yo fui sombra del mar, luz de poniente,
carnaza de las aves de rapiña,
corazón exiliado de su cuerpo.
Humo de madrugada, oscuro vientre.

Y me dejé llevar por la corriente,
las olas me arrastraron a otras playas...
Ahora duermo en la eterna madrugada,
el sueño, blanco y largo, de la muerte.




Marisa de la Peña


martes, 18 de enero de 2011

Y cuando llegue un día la tormenta




Y cuando llegue un día la tormenta,
caminarás conmigo, sin reproches.
Será mi cuerpo abrigo de tus noches,
y el tuyo, el pan que siempre me alimenta.



Nombraremos aquello que encontremos
en el constante avance de los días:
el agua, los caminos,
la alegría.
El fuego, la pasión,
la lejanía.
La noche, la ternura,
la osadía.
El miedo, el sueño, el canto,
la armonía.
El beso, la sonrisa,
la poesía.


Sentiremos el roce, sin malicia,
de la lluvia empapando la mañana,
y la brisa fingiendo una caricia
a mi alma tendida en la ventana.


Descubriremos juntos la belleza,
dormiremos en lechos de gemidos,
de besos, de ternura, de latidos,
y abrazaremos juntos la certeza.

Y aceptaremos juntos lo que viene,
y perderemos juntos la inocencia...
Y sabremos, por fin, que el tiempo tiene
fingida voluntad de permanencia.


Marisa de la Peña


lunes, 17 de enero de 2011

Ya no quedan vestigios...





Ya no quedan vestigios
de los últimos besos,
se apagaron las luces
que llevan a tu puerta,
no hay carteles que indiquen el nombre de tu calle,
ni lluvia que nos moje bajo los soportales.

Ya no subiré nunca aquella vieja cuesta,
ni marcaré tu número, ni escribiré tu nombre,
no perderé autobuses, ni calmaré tu llanto,
ni abrazaré tu sombra
en mil noches insomnes.

Pero , a veces, la brisa
me traerá tu recuerdo
y llevará mi voz hasta donde te halles,
y sentirás un roce de caricias antiguas,
y el sabor en los labios de mi boca olvidada.


Y entonces, sólo entonces, recordaremos todo:
los nombres,
los teléfonos,
la lluvia,
los abrazos...

Y entonces, sólo entonces,
podremos olvidarnos.



Marisa de la Peña


domingo, 16 de enero de 2011

Semana de Marisa de la Peña







ARTE POÉTICA





“No hables en tus poemas del ruiseñor
de Wilde, ni menciones amor, perfume, labio o rosa”
–me dice en los manuales Ariel Rivadeneira–
y yo evito poner en cada verso escrito
un ala, algún jardín, la luna de Virgilio,
y hasta a veces me niego, sentado
en el alféizar, a mirar las heladas
del invierno en España, porque queman
las ramas de los árboles todos y la niebla
me invita a escribir con nostalgia
“y ese signo, nostalgia, –me dicen
los manuales– es señal del pasado,
y se debe escribir sin alma, con estilo,
igual que si torcieras el cuello
de una garza con desprecio en tus dedos”.
“Habla de cibernética y de física cuántica,
menciona blog, pantalla, correos
electrónicos” –me aconsejan los críticos–.
Y yo sumo las cifras o despejo ecuaciones,
digo leyes, neones, sistemas invisibles
que arman genios, científicos.
También menciono genes, vídeos,
ordenadores, y hay instantes, incluso,
que hablo sin meditar y construyo asonantes
al decir aeropuertos, submarinos, aviones
y algún laboratorio (…), móviles, cines, clones.
Pero aunque logre versos posmodernos
siguiendo los consejos de sabios
que hablan de poesía como hablar
de la historia, de mercados, teoremas
que establecen los pliegues en las cuerdas
del tiempo, no he logrado escribir
el poema perfecto, e incluso
cuando leo alguna línea aislada
de Wilde entre las sábanas, y todos
mis maestros (con diplomas de masters
y perfil de doctores) se divierten
en bares o en los pubs de internet,
yo lloro como dama sin remedio
y me jode el viejo de Quevedo,
y me arriesgo, en la cama, a que digan
los críticos en los post o en revistas:
“¡qué anticuado y qué griego se volvió
Dolan Mor leyendo a los antiguos!,
si hasta le creció un día, encima
de las cejas, (en lugar de la gorra
ladeada sobre un piercing) un ramo
de laurel…
Pero logró dos cosas: pasar
imperceptible delante de los hombres,
como dijo Epicuro, y escribir con la espalda
inclinada en la hoja, sin cederle la mano
al influjo variable del tiempo y de las modas”.



Dolan Mor


CONFESIONES



Al principio yo anhelaba ser el príncipe
de la poesía, el rey de las palabras,
un ministro de los poemas con una medalla
sobre mi oscuro pecho, una corona de oro
alumbrando con su dorada luz mi noble cabeza.
Después, bajé mis metas y me propuse ser
un licenciado, un doctor en gramática,
políglota, un James Joyce, usar barba,
un abrigo negro hasta los tobillos, las gafas
circulares, la pipa entre los labios
recitando los versos de Charles Baudelaire.
(Recuerdo que tenía la foto de Vallejo
debajo del cristal de mi mesa de noche
y, mirándola, apoyaba mi rostro y mis manos
cruzadas encima de un bastón con el puño
de plata, en forma de león, para creer
un instante que mi nombre era César.
–Incluso estuve preso por parecerme a él.)
Me decía a mí mismo frases de Kierkegaard:
“para el hombre que aspire a triunfar en la vida
existen dos caminos: ser César o ser Nada”.
Y yo lo repetía con la convicción de que era
(sólo faltaba tiempo) un dios o hijo de un dios.
Sin embargo, las cosas han cambiado y mi punto
de vista se cayó en un abismo. Ya no aspiro
a ser príncipe, ni ministro, ni rey, ni políglota
un día, mucho menos deseo ser Joyce o Baudelaire
porque ambos están muertos, y un hombre,
si está muerto, vale menos que un perro.
Ahora aspiro a las cosas sencillas de la vida.
(Me lo dijo Ray Carver y nunca lo entendí.)
Miro el agua de un río sin pensar qué es el agua,
me acuesto entre la hierba y disfruto del sol.
Pienso, respiro, siento cómo limpia el oxígeno
mi sangre, mis pulmones, late en mi corazón.
Soy feliz con vivir sencillo, aspiro a eso:
Posado, como un pájaro, sólo quiero una rama
para cantar mis versos, también una ventana
para mirar el mundo, aunque no tenga un piso,
ni un palacio, ni un templo. Un marco,
una ventana para asomar mis ojos, humilde,
con asombro, sabiendo que soy polvo,
y, debajo del cielo, un animal o nada.



Dolan Mor


sábado, 15 de enero de 2011

EL OBRERO





He traído un pico y una pala para cavar
un poema en la hoja.Ya he pasado la primera
capa de hielo que construye el silencio
sobre el blanco papel. (Esa lámina fina,
inmaculada.) Ahora rompo las piedras,
los gusanos que aparecen debajo de mis dedos.
Golpeo duro, golpeo en cada sustantivo,
gerundio o participio. Las palabras parecen
las hijas sublimes del metal más propicio.
Ya introduzco mis pies dentro del hoyo.
Los zapatos se ensucian, pero sigo
golpeando con las vísceras, la sangre
en cada movimiento que ejecuto. Golpeo
fuerte, golpeo el sustantivo, adverbio,
el adjetivo. Los minerales sangran debajo
de mis suelas. Ya introduzco mis piernas,
pantalones, hasta doy la cintura para abajo.
Me quito la camisa, me desnudo. Se trabaja
mejor en ese estado. Meto mi vientre,
el pecho, los dos brazos para golpear
con fuerza el agujero, perforar hasta
el fondo del idioma, hasta el verbo del fango.
Apenas veo hierbas, ya no hay árboles,
ni casas ni consuelos en un círculo. Sólo
están mi yo y mi doble ego dentro
de mi cabeza. Pero no me amilano,
mi espíritu no tiembla, duro golpeo
hasta dejarme el músculo y quedarme
en los huesos bajo tierra.Así, ahora, sin cielo,
la tierra como un techo me ha cubierto,
se acuesta como un monstruo sobre mí.
Pero yo no me canso, sigo, muerdo la muerte
con mi pico y con mi pala, las paredes, las rocas.
Y así, sólo, en el agujero sellado bajo tierra,
esperaré a que venga otro poeta a golpear
como yo la dura hoja, a enterrarse de nuevo
en el poema. Tal vez encuentre mi cadáver
vivo que no para nunca (con el pico y la pala rotos)
de golpear y golpear versos en vano.




Dolan Mor


viernes, 14 de enero de 2011

UN REY EN EL EXILIO





Escribir no me salva de padecer el mundo
cifrado bajo el hielo que ahora cubre mis manos,
ni la hoja vacía resuelve mi problema
(según me dijo Freud) de ser un animal
que opera la mecánica del texto a cinco patas.
Donde los hombres tejen su discurso de sabios
con corbatas o dictan sus riquezas de falsos
crisantemos azules (brillos y teorías de un jardín
posmoderno) yo me oculto entre hierbas.
(Me gusta comer flores que sepan a ignorancia.)
Donde la ciencia exhibe una cuerda abismal
que va desde los monos al invisible Espacio,
me siento a caminar (lo aprendí con Daudet).
En mis manos no crecen los párrafos con lirios
porque la flor de lis es un símbolo heráldico
y yo no pertenezco, a pesar de mis nombres,
ni a Virginia ni a Francia. Tampoco la belleza
me volverá a matar porque bastó en mi infancia
la brisa de esa lana breve, de perfección,
que envolvía mis ojos bajo un grifo de lluvia.
No sé por qué detesto también junto a mi oficio
los puentes sobre el cielo, las ciudades de Europa,
las marcas de las ropas, el símbolo del número
que cada movimiento, al caminar sin rumbo,
deposita en el campo neuronal de mi mente...
No me salva tampoco la vana arquitectura
del genoma, los signos, los conceptos, los libros
a orillas de una taza dorada de Murano.
Ni museos, ni calles con trajes de difuntos
adornando las plazas, los bares, los teatros.
Tampoco las iglesias, ni mudas librerías,
ni el salón de los climas que adorna Copenhague.
Un puñado de arena en las manos me salva
porque al mirarlo dice que soy una partícula
perdida entre millones de moléculas Waals,
y porque el universo que vemos es un hueco,
un desierto, agujero, Gran Maya o espejismo
que según Schopenhauer dejará de existir
cuando se oiga el motor de la causa primaria
anunciando en silencio, bajo el reino del fuego,
que han muerto las galaxias, las rosas, las esferas.



Dolan Mor


jueves, 13 de enero de 2011

AHORA LA POESÍA…




Ahora la poesía no menciona los sauces a orillas
de la alberca, ni escribe cisne o dalia al pie de un cardenillo.
sólo habla de McDonalds, drogas, viajes a Europa,
la práctica promiscua del sexo en los hoteles.
No está bien ser poeta si no fumas cannabis,
si no besas a un perro en su esfera de muerte.
Sólo se necesita un coche en la cartera, un anillo
en la oreja, un polvo en la nariz. No importa
si eres hembra o macho en tus costumbres
siempre que un vibrador descanse en tu bolsillo
cual pez de silicona bajo un lago de escarcha.
No debes olvidar las playas de nudismo o leer
a Bukowski en medio de un spa (aunque ignores
que Spa se llama un pueblo en Bélgica,
o que salut per aquam proviene del latín).
Lo importante es decir palabras en inglés e ignorar
que Lezama vivió dentro de un mulo asmático y rapsoda.
También que lleves gafas en medio de la noche,
o que hagas como yo que me pongo una gorra
hasta para ducharme en los meses de invierno.
Un sello en el mercado, los enigmas del marketing
en cada laberinto que construyen tus dedos
mientras subes un día al tren, al ascensor que te lleve
a ese suave destino que es el arte.
Eso sí, nunca olvides borrar de tus poemas las hojas
de los sauces o ir a un restaurante donde la carta ignore
ese plato exquisito: el cisne de Darío
(desplumado y enfermo) con la dalia en el pico.



Dolan Mor


miércoles, 12 de enero de 2011

PENSANDO EN DAEDALUS EN UN VIAJE A CHINA






a mi amigo Brueghel



Subes una escalera de mármol
que flota sobre un lago en China
y a medida que te elevas sobre el agua
piensas en el mecanismo del poema.
Cada peldaño que ascienden tus pasos
es igual al misterio que opera
en el verso que construye tu mano.
Cada instante de duda sobre las losas
de piedra, equivale a pisar en el idioma
un artículo, un verbo, un sustantivo.
No te debes fiar de las barandas,
ni de los pasamanos, ni de los adjetivos.
Nunca debes mirar a tus zapatos
ni posar tus dos ojos como pájaros
en el punto de inicio hacia “el arriba”.
(Apréndelo de Lot o de Bataille.)
Una vez que comienzas no hay sentido
que no lleve a escribir el vano oficio.
O llegas a la meta y te deslizas
como un niño con alas sobre
un nuevo pasillo, o te dejan caer
con las palabras regadas como vísceras,
envueltas en la sangre que nadie limpiará
en tu caída, rodando en llamas
hacia las oscuras aguas de la hoja.



Dolan Mor



martes, 11 de enero de 2011

LAS METAS




Puedo dejar que pasen las metas
como pasa el tranvía
bajo los cables hacia el Renowned.
Incluso puedo dejar que brille
el rubor de un gladiolo bajo la lluvia
o un estornino en la rama del abeto
y no escribir, siquiera, una frase.
Puedo acunar mi cuerpo sobre el césped
recién cortado por la máquina eléctrica
mientras me pudre con su manta
el frío sol de estos cantones
no definidos todavía por la temprana luz.
Dormido sobre la hierba recién cortada
(sin leer el periódico que traen por las mañanas
los muchachos en la furgoneta amarilla),
puedo levantarme y salir de paseo
a una librería en la ciudad de Berna
para ver qué nuevo libro de poemas
adorna con su aroma los estantes.
Y aún allí, frente al estante de las poetas,
puedo dejar que pase la ocasión
más propicia para ejecutar mi suicidio,
una vez que la meta esté cumplida.
Pues si digo: “esta soga es muy gruesa
para ahorcarme / el fuego me da miedo /
morir bajo el tranvía no es mi causa”,
no por ello escapo a mi destino.
Siento que nunca podré ahuyentar los perros
del deseo suicida de mi mente
(los perros que me hincan los colmillos
en el cerebro y fluyen por mis ideas
como el bote de Caronte por un río).
Hasta después de la muerte, creo,
fluirá ese bote del anhelo suicida
por mi pensamiento, y esos deseos me atarán,
con enormes cuerdas, a sus perros.



Dolan Mor


lunes, 10 de enero de 2011

UN SITIO QUE ES TAL VEZ






Un sitio que es tal vez el fin del universo,

donde escribo un poema sin lógica ni espíritu.

Un silencio muy breve, con versos construidos

bajo golpes de Artaud, un magnolio en la orilla

del ventanal izquierdo, las barandas

repletas de azaleas marchitas, cubiertas

de cristales, ahumadas mientras suena

la música de Mozart en el fondo del patio,

a un lado del salón, incluso entre las plantas

que crecen de los verbos, adjetivos con lluvia

desfilan ante mí, me siento un bello fámulo,

levanto las cortinas del sujeto primario,

voy al televisor, construyo ahora una tila,

después bebo la mesa, pero el poema sigue

sin lógica ni espíritu, se parece más bien

a un hijo de este mundo: suele crecer con lujo,

observa la belleza entre la fealdad,

pero a la hora cero, a la hora de amar

también el universo, ese sitio que dicen

un día tendrá fin, entonces da la espalda,

pronuncia un sustantivo, por ejemplo “ mudanza” ,

y es entonces que empiezo a cambiar de lugar,

de ciudad, de país, pero siempre termino

bajo el mismo elemento, en idéntico espacio

donde no cabe otro, donde la ceguedad

pronuncia el mismo verso, el mismo

desconsuelo, la misma capital de un sitio

que es tal vez, de un tal vez que no existe

a no ser en el punto final de este poema.





Dolan Mor


domingo, 9 de enero de 2011

Semana de Dolan Mor



UNA CASA PARA MÍ




Un lugar donde esconderme,
sólo preciso en el mundo,
el agujero, que aún no es,
pero que algún día tendrá que ser
definitivo.

Un lugar donde no tener que enfrentarme
al espejo de los años, ni a los otros,
un lugar al que odiaré o desearé haber llegado
pero del que nunca
me podré sustraer.

Un lugar donde ni siquiera siendo yo mismo
me reconoceré como propio.
Un lugar donde apenas una ventana
me dejará moldear
la inconsistencia del mundo.



Agustín Calvo Galán










sábado, 8 de enero de 2011

VENDIMIADOR




El poeta también va a la vendimia,
recoge frutos,
selecciona, respira hondo y
corta
el racimo
secamente,
ejecutando el drama,
lo deposita, con cuidado enfermizo
entre el resto de lo ya cortado.
Después, poco a poco,
con la paciencia necesaria,
en solitario, irá pisando versos
y transformando su cosecha.

Nada es del poeta,
salvo la transformación.




Agustín Calvo Galán


viernes, 7 de enero de 2011

RÍO



El río canta,
dice,
en fraseo constante,
desde la sequedad del verano pasado
hasta las lluvias del próximo otoño,
desde el arroyo que ahora
es
hasta el torrencial peligro
que puede llegar a ser,
dice el ir,
verbo
en descendiendo,
golpeando las rocas,
ahondando el valle,
sin atajar, en meandros,
en eses inmensas,
como el silbido de la gran
serpiente,
afluente,
dice,
me dice,
el sendero más largo
para llegar a su morada final.



Agustín Calvo Galán


jueves, 6 de enero de 2011

OFICIO




Y alguien mi dirá:
¿Y tú sobre qué escribes?
¿En qué idioma hablas?
¿Acaso no eres también un turista
en esta patria
en tiempo de vendimia?


Agustín Calvo Galán


miércoles, 5 de enero de 2011

MÁS PAISAJES





A pesar de todo, el hombre nunca se integra
en el paisaje,
siempre sobresale de él, porque no es naturaleza
sino artificialidad inconstante.


Agustín Calvo Galán


martes, 4 de enero de 2011

TIEMPO DE




El tiempo,
en la maduración del
aire,
hace del silencio
ruido,
crece de la sombra
luz,
reserva
las aspas
en el instante en que callarían
y vuelve de nuevo
a girar,
girar
y rarigirar.



Agustín Calvo Galán


lunes, 3 de enero de 2011

DOURO



El paísaje
país
desde
el país alto
tras-
montano
humanizado.



Agustín Calvo Galán


domingo, 2 de enero de 2011