martes, 30 de noviembre de 2010

El polvo cumple la función...




El polvo cumple la función
suicida de las cosas. Un polvo sucio
no es más que un polvo viejo, polvo
caído del lomo de los gatos, de un viejo
doméstico centenario.
Un polvo sucio también es un polvo bello,
danza en la armonía de la luz, danza
su muesca macabra.
Entonces se llora por el aire que falta,
por la espada de la luz, por las alas del polvo
en la sala aséptica de la vida.
Lava la sal sin carne y llora el polvo,
demasiado tarde para arder
en la filigrana de un fuego fatuo.
El polvo teje su tela de encaje en la memoria.
El niño hace sombras,
juega con la araña del día, juega la noche
con el insomnio del niño, en la greca gris
de un tablero limpio.
Ya encarna la luz la piel,
vuelve a mecer el polvo de las cosas,
el polvo que se posa, la corteza
pura de la cosa.



Benito Muñoz Montes


lunes, 29 de noviembre de 2010

Nace la tarde




Nace la tarde
de la tristeza de las cosas,
despliega el polvo su ala ancha
para elevarse al cielo,
levanta la fe, la esperanza,
deja al hombre
desnudo
en la cuenca de una nuez.
Nace la tarde
en el cuneo amable
del tibio labio de la muerte.



Benito Muñoz Montes


domingo, 28 de noviembre de 2010

Semana de Benito Muñoz Montes



Amar





Estás tú aquí,
es tu presencia,
presencia fija en el presente.
El tiempo es ala,
no sabe de fechas,
pasa, se desdibuja,
perecedero fantasma
se va, huye, se borra, se pierde.
Retorna con otros semblantes
y facetas inéditas.
La constancia de lo sólido,
lo firme
de esta materia invisible y palpable
de este sentir que permanece
inconmovible
es tu presencia
de eterno presente.
Vínculo señalado por la noche,
por el día
por la tarde y la mañana,
llenando cada instante
a toda hora
tu presencia presente
siempre ahora.



Rolando Mix


sábado, 27 de noviembre de 2010

Gota a gota





Gota a gota
el agua se escurre.
Empieza un hilillo
serpenteante,
se arrastra como puede
entre piedras
montaña abajo,
por las faldas
desde la cumbre
mana,
mana y el hilillo
con voz solista
gota a gota
forma un coro,
chorro de agua y voces
se deslizan,
grita su parto,
orgulloso de ser libre
pretende ensancharse,
se ve limitado,
tiene orillas.
Las orillas lo delimitan,
más fuertes que barrotes
las márgenes no escuchan
la ilusión del río
de ser libre.
el río no se ríe
porque no es libre,
cuando se acerca al mar
se desespera,
esa amplitud lo ahoga,
al liberarlo de sus márgenes
lo mata y deja de ser río
perdido entre las olas
va y viene, viene y va,
es sólo un par de gotas,
algo de espuma o espumarajo,
nada más.



Inédito. Escrito para ser leído en el acto de la Federación de Asociaciones de Migrantes de Aragón (FAMA), en la prisión de Zuera el año 2.009


Rolando Mix


viernes, 26 de noviembre de 2010

A Enrique Lihn





Mofarse del dolor,
(aquí no se habla del físico)
reírse de la tragedia
sintiéndose punzado por sus flechas
hasta la más secreta médula
del sentimiento.
Los “hermanitos del diablo”
no se resignan a perder
sus encuentros cotidianos.
Y cuando una cita se frustraba
la vez siguiente decir
te he echado de menos.
Y saludarte Enrique
como a ti te gustaba
con el saludo pampino, iquiqueño:
“quíhubo”
La libertad se coge al reírse,
o en esa cúspide del orgasmo compartido,
con esas ñatas de versos curtidos,
o en esas confidencias entre amigos.
Decías: “vamos donde sabemos
a tomarnos una botella de vino
y unas buenas porciones de queso,
verde o azul, daba lo mismo,
los últimos clientes de ese bar
en la calle McIver o Miraflores,
ya no recuerdo
pasado Huérfanos, donde rayabas servilletas
a lápiz compulsivo.
He quedado
güacho de Enrique.
Nunca en ningún sitio
he hallado alguien como tú,
Lihn-Mix o Mix-Lihn
hermanos luciferinos.



Rolando Mix


jueves, 25 de noviembre de 2010

Un beso de anaquel






Un beso de anaquel,
absorta estantería,
en cada balda cruje su alegría.
El esfuerzo se apoya
en tablas de salvación estrafalarias.
Un racimo de gruesos libros
oprime sobre una comba peligrosa.
El polvo es un llanto algodonoso
cubriendo por pudor hojas nefastas.
En cualquier instante
puede venirse abajo este andamiaje,
aunque mantenga tantas iniquidades,
siempre entre ellas hay flores rescatables.
Un beso agradecido, sabor a café y a chocolate,
un aliento de nostalgia encuadernada,
un desgarrado adiós forrado en cartulina.
Un opíparo hartazgo de ideas inteligentemente inéditas.
Un abrazo sinfín como circular sierra dentada
dejando en viruta versos manidos y obsoletos.
Un beso refregado en los ojos cansados,
un resbalarse por renglones descascarados,
un deslizarse por volúmenes hinchados,
blandos de tanto sorber
nada y lágrima desde sus hojas.
Un beso agradecido a todos ellos,
Los que dan y esos otros de peso muerto:
mamotretos generados en ocio y aburrimiento.
Lo que uno es
es parte de este andamiaje
que enseñó que pese a todo
leyendo el mundo
se hace más feroz, más bello,
más inexorable,
al mismo tiempo.



Rolando Mix


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Pluscuamperfecto






En el silencio renacen recuerdos.
Girones custodiados por íntimo arsenalero.
Se cuelan por los ojos de la noche,
se agolpan en el día convocado
y la cabeza gira su aliento atropellado.
Las cicatrices cogen besos en sus labios
y un ave retoma su vuelo surcando su cielo
inserto en nuestros párpados, pantalla
donde involuntariamente se aferran acaeceres
finiquitados en repliegues
de un vericueto dejado atrás
desde hace largo tiempo.
El silencio nutre una lengua elocuente,
invade los dominios de la posteridad
retenida por el garfio
de alusión jamás desterrada.
Nunca es tarde, se dice
y es muy cierto,
alguna vez se pretende superar el pasado,
convaleciente eterno,
remediar el presente,
producir un futuro
pluscuamperfecto.



De “Inseparable” inédito



Rolando Mix


martes, 23 de noviembre de 2010

Benigna es la frescura





Benigna es la frescura consagrada
a atemperar el fuego del verano.
Es un cruce en la piel
para anudar polos enfrentados
ante lo que es posible aportar ánimo
para apropiarse de la medida justa,
no se haga daño,
no despeñe su vocabulario
simulando un infierno
que haga crujir las hojas de los árboles
ni crepitar las hojas
de la estación del calendario.
Hay que albergar ardor dentro del tronco.
El corazón agradece la corteza del beso
ampliando su diámetro con otro anillo
robustecido por el ensanche consumado.
La verdad cuelga sus flores en el bosque.
Sus olores otorgan disfrute.
La claridad abriga al campo de fulgor,
de realidad directa. Sin equívocos.
Requiere despojarse de enredaderas
pretéritas.


De “Divisar tu perfil” inédito


Rolando Mix


lunes, 22 de noviembre de 2010

Rescate





La imposición del límite pulveriza
hasta fragmentar la vida
en individuos
buscadores del resto que les ha sido amputado
por represión.
Desnudarnos es un acto de pureza.
Es necesario verse y ver tal cual se es
para apreciar la forma.
La perfección posible,
sin tendencias casuales,
falseadoras de la expresión de descargarse,
de comprender la trama tejida de detalles,
delicadezas apremiantes,
enmiendas al frío o al calor que te recorra,
rescate del tesoro acumulado
pellejo adentro
que tan groseramente suele rechazarse,
dilapidarse,
como si el platino de las vivencias
fuera cenicero hediendo a vergüenza.
Nos fue confiada esta rara diferencia.
La ilimitada fantasía
superada por el afán del día a día.
Ahora habría que liberarse.
volver a las entrañas
y reunirnos en el coro
exento de falsetes entubados,
de sonidos impostados,
para cumplir con un papel
que nadie nunca nos ha asignado.
Cerrarle el paso a lo que obstruya nuevas visiones.
Clausurar el mercado de hombres marcados por sus apariencias.



De “La puerta abierta” inédito



Rolando Mix


domingo, 21 de noviembre de 2010

sábado, 20 de noviembre de 2010

viernes, 19 de noviembre de 2010

jueves, 18 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Premio del público (III)




SENDA DEL CHAMÁN

Es la voz de la extensión que habla
A las uñas y al hueso.

Henry Michaux




Ahí, al otro lado, alguien

Sigue un rastro de sangre donde

siquiera hay una ruta. Tú ya

Cruzas justo el mismo umbral

blanquecino que aparecía en tu

último sueño, vagas a ciegas,

apuras el bebedizo y su sino.


Ese halo te sume en el delirio.


Quizás luego has de perder pie,

quizás no vale sino abandonarse

más allá de cualquier voluntad,

a las esferas en ciernes, a ciertos

gestos, parajes y encrucijadas,

al trance y a la gran fosa celeste

que también emana del embrujo.




Y frente al despeñadero,

el tuétano hecho mirador.


Cuando solo, ante el vacío,

debes oírte por tus verdaderos

nombres, merced a quien te

suplanta… como si tu entraña

albergara únicamente dunas, una

suerte de laberinto, qué vía.


Todo el horizonte igual que

escamas, todo cuanto el espanto

vaticina, acaricia acá la yema

de los dedos. En ese ocaso, tal

abra, una pluma de cóndor bate,

sacude el aire glacial de hace eras.


Algo, furtivo, surgido de la

luna, mitad hidra, mitad jaguar,

se convierte a su vez en canoa

y cauce, en hormiguero, lasca,





liana, mientras tú avivas en mi

cadáver naciente un alfabeto de

lumbre. La llama que es tarántula.


Tantos ecos como eriales.

Tantos velos como hendiduras.


Acaso otras constelaciones y

universos, colgando de un hilo

gris, se suceden a vista de pájaro

y de repente caen por sí solos

al fondo, a la sima concéntrica

dentro del embudo de arena.


Como el atisbo el extravío.

Tu ser y las demás figuras despe-

dazados entre cometas, desde

el orbe donde cada pasaje aflora.







Epitafio



No quedan huellas atrás.

Por delante nada más

Que un regreso hacia la

Faz insondable del origen.





José Luis Mártinez Mallada


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Premio del público (II)




GANAR ALTURA: PERDERSE


Para quienes han heredado
tantas preguntas de su ausencia



Imitan los índices bursátiles
las curvas de un reptil presuntuoso.
El mercado es quien rige las conciencias.
Insaciables turistas energéticos
exigen la belleza del petróleo.
Pudren las fuentes
cada vez más finitas del planeta.
Los padres aceleran la infancia de sus hijos
con teléfonos móviles.
Los jilgueros de Dios son armas
de destrucción masiva.

Sufre el joven de puro corazón
(alas presas en el estómago:
todas las utopías que bebió)
se desabrocha el pecho
(su mariposa libertaria
contra los parabrisas de la publicidad)
y se mira de frente la impotencia.

En la clarividencia de un relámpago
decide soltar lastre
despojarse del tiempo que le queda:
se lo entrega al abismo generoso.
Antes no ser
que claudicar.

Blanco devora al negro
en su código de barras
el alma derrapando
en facciones sin rostro.
Cuando abre los ojos
sólo escucha la nieve.




Epitafio



Quiso vivir
en el temblor de los límites.




Emilio Pedro Gómez


martes, 16 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Premio del público (I)




Salir de casa


Atraviesa la plaza, gana la cuesta, para qué
apresurarse, permanece de pie, sólo
quiere estar en sus zapatos, acaso
se equivocó de siglo, de oficio, de país,
ni siquiera sabe si acertó con el disfraz
perfecto de persona inofensiva
que teme a hombres y alimañas.

Las personas son otras
cuando las cambiamos de sitio:
Hay pájaros que salen a la sombra
de quien piensa devorarlos.


Epitafio

“Avanzó en lo particular hasta perderse en él”.


David Mayor


lunes, 15 de noviembre de 2010

Poesía del miedo Primer premio

Luces,
cámara,
¡acción!

Sopla el viento, chispea la lluvia, se extiende la bruma
con ojos verdes baja con calma la escalera. Empuja a todo transeúnte cauteloso
en un halo de sábanas blancas aparece ante ti
con gafas oscuras, cabellos mojados dispara un fusil sin gatillo
el ascensor se eleva
sale a la azotea
me llama con la voz triste de mi madre.

Llueve con fuerza
mis heridas trepan por las grietas de las palabras
y serpentean sobre el empedrado del texto
espíritus encorvados sobre los renglones, se calientan con fuegos encendidos en latas
pasa un jinete al galope
ella, cobijada en el crepitar del quinqué se abraza a él con más firmeza.
Ecos de carcajadas tenebrosas afilan los cuchillos, cabritos blancos brincan de las palabras
mis heridas hierran un caballo que no relincha
ella, cobijada en canciones de cuna se abraza a mí con más firmeza.
En un halo de sábanas blancas mi madre cae del caballo.


Se había desmoronado el tinglado de mi choza de adobe
y enterrado en los muros y ladrillos caía precipitado en sus brazos
para que con un beso húmedo y helado
me recosiera junto a mis llagas a estas calles
en la calle, sobre las líneas formadas por mis heridas
una chiquilla jugaba a la rayuela, exhibiendo sus cabellos trenzados
frente a palabras raídas, impregnadas aún del olor del adobe y los cascotes.
Un terremoto de llanto
cava un cementerio viejo de recién casadas
en las colinas temblorosas de mi cuaderno de ejercicios
sus ojos verdes y su nombre huían del marco, huían de la gramática.

Esta noche, las sirenas y los bombardeos
me llevan miles de páginas atrás
para que la suba a lomos del caballo con sus ojos verdes
y atraviese el cementerio al galope
la lluvia borra mis heridas del empedrado y dibuja bajo estos renglones una línea roja
los relinchos de los caballos se mezclan con la lluvia

Si no llueve, si no se extiende la bruma
si no oís el disparo de un fusil sin gatillo
y una mujer con los ojos verdes, gafas oscuras y un halo de sábanas blancas
no baja las escaleras para pararse frente a vosotros y decir "¡corten!"
peatones cansados y mudos
repetid alguna fórmula mágica para que los espíritus huyan de vosotros
y no os atrapen en la trampa de mi memoria.




Epitafio


De pies a cabeza
cubierto de espinas silvestres
corro en los fuertes vientos.
Si no fueras tan bella,
el infierno no sería tan ardiente.



Mohsen Emadi


domingo, 14 de noviembre de 2010

Poemas del V premio de poesía del miedo





Canción desesperada en la puerta de un prestamista (posmoderna autodestrucción I )





Canción desesperada en la puerta de un prestamista
(posmoderna autodestrucción I)

Imagine un mundo sin fantasmas, sin sombras,
pequeños círculos vitales, el café de las seis
de la tarde, el de las siete de la mañana,
mañana no te querré o no sabré hacerlo
subirán tanto los impuestos que mi círculo
se anulará en el tuyo. Imagine, si puede,
un mundo sin sombras, déjese llevar
por la fuerza concéntrica de las miradas
y el deseo. Mi espacio anulado nos anula,
cómo vivir contigo si no puedo pagarme
mi suelo, mi amor, mi hambre.





Ignacio Escuín


sábado, 13 de noviembre de 2010

Mechanical wonder





Se va el verano como se va el amor
y todo lo demás se va
y los jóvenes de pieles bronceadas
se funden en abrazos y besos dulces
y se aferran unos a otros
cuando caminan por las calles
y arrastran sus sandalias por el asfalto
aún caliente como sus cuerpos.
Esta es su aportación a la modernidad,
ellas y ellos calzados iguales
los talones desgastados pidiendo guerra,
sus cuerpos bellos encendidos
y no sabría ya a cuál amar más.

Pero no nos engañemos,
enamorarse no es tan fácil
es hacer a alguien único entre el resto
y yo podría encontrar toda la belleza del mundo
en todos sus cuerpos.

Y camino junto a ellos
y viajo con ellos en el tren, en el autobús,
y los miro despreocupados
sin un hogar propio al que volver cada noche
en estado de gracia, sin dinero
o con el dinero justo para ser felices
y no querer más, y tanta belleza
que podría amarles hasta quedar agotado.

Llenan las plazas, los paseos
y los bares y hay mujeres jóvenes
que beben coca-cola y marcan los vasos
con sus labios carmín
como marcan a los hombres jóvenes afortunados.
Y yo me deslizo de un lugar a otro
viendo todo esa alegría
ese gran contenedor de belleza
en el que vais a convertir el mundo,
todo gracias a esa mecánica maravillosa del amor
que nos enloquece.




Ignacio Escuín


viernes, 12 de noviembre de 2010

Desolation Road




El amor también había sido un tema central
aquel otoño en los bares de copas
con la música comiéndonos las entrañas.
Desolation Road esquina Passion Square,
una avenida como mi corazón
-de ida y vuelta- adornada con robustos árboles
sin hojas, que dan sombra
y en los que ella siempre descansa,
reposa en sus troncos
y desaparece y regresa
siempre en mis sueños, cada noche,
cada vez que cierro los ojos
y su melodía me despedaza una vez más.

Unos días felices y tristes
como no habrá otros
creyendo en ti y pensando que la verdad
es sólo un buffet libre, un self service universal,
apoyado en tus palabras
a sabiendas de que en ellas
y en su paraíso tenía yo mi infierno.

Recuerdo de mis días en Desolation Road
el vaivén de las hojas caídas y la danza
de los cuerpos entre ellas, la voz de Dylan
y esa sensación de nausea constante.
Y la espera,
con los ojos muy abiertos
de quien aguarda un milagro
que nunca llega y sigue vivo.




Ignacio Escuín


jueves, 11 de noviembre de 2010

No conozco ya nada de lo que me rodea





No conozco ya nada de lo que me rodea, he dejado de ser propietario de aquello que está cerca de mis manos y quizá nunca vuelvan a ser míos los objetos que yo compré y al cerrar los ojos se olvidaron. Todo lo que hemos hecho mal debe estar registrado en alguna parte, seguro que existe una señal que nos indica el punto en el que las cosas pueden ser corregidas, pero no creo que pueda verlo ya. Extraño entre mis propias cosas, ausente de la vida en la que he vivido, partidario de la vida libre y muy débil, mucho, tanto que si alguien me pregunta quizá al contestar desaparezca. Ni la verdad ni yo existimos, al menos hemos dejado huella, todo el mundo habla de nosotros.






Ignacio Escuín


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Lo bueno y lo malo de los viernes por la tarde


Lo bueno y lo malo de los viernes por la tarde es, quizá, la sensación de haberse merecido el descanso, de haber alcanzado la meta semanal y al mismo tiempo ver cómo tantas cosas quedan en el tintero. Lo bueno y lo malo. Lo recto y lo incorrecto. Cuando el sol se va ya y presagia el primero de tantos viernes oscuros porque has llevado a tu vida a un túnel sin salida, te has convertido sin darte cuenta o sin querer hacerlo en uno de esos que salen a comprar con el coche para cargar lo suficiente para todo el fin de semana y que mira a las dependientas de las tiendas con deseo, como si en ellas estuviera la respuesta, la solución a un viernes que se anochece y presagia un sábado más de radio, café y libros. La esperanza reside en los ojos de quienes nos atienden. No, no quiero un kilo de patatas, te quiero a ti.




Ignacio Escuín


martes, 9 de noviembre de 2010

LISBOA





Si esto fuera Lisboa yo podría hacerte creer en algún café que soy heredero de Pessoa, o rodeados por las luces amarte y decirte que un collar de uvas blancas nos abraza. Adoro las luces de Lisboa, redondas y descomunales, sueño con ellas tantas noches que al despertar creo estar allí en ocasiones. Pero no, mire donde mire no encuentro Lisboa, y quizá tampoco encuentro lugares más cercanos y conocidos. Busca Lisboa en tu corazón y llena tus manos de su primavera, aquí y en mi pecho hace frío.




Ignacio Escuín


lunes, 8 de noviembre de 2010

III de Americana




III




De 8 de la tarde a 8 de la mañana


los tipos duros de Hollywood siempre recuerdan a sus madres


los han hecho así, como las piedras.


Clint Eastwood llorando como una Magdalena ante la atenta mirada de su madre.


Mil o dos mil patadas en la tripa a actores baratos de reparto le ha costado cada estatuilla, es el sueño americano ¿no lo entiendes?


Sólo tienes que tomar cuanto quieras, sentirte así más grande, gozar de las ventajas del país libre.


El deseo americano, ay, el deseo más grande, el anhelo con el que rompes las placenta, con el que vives y rezas cada día. El deseo de una madre que no pone trabas, que no conoce límites porque ha nacido en el lugar más libre de la tierra.


De 8 p.m. a 8 a.m.


conozco el deseo americano, la mirada yankee desproporcionada, las desproporcionadas tretas del gigante cuando el sol se oculta a las 20 horas en Missouri o en Milwaukee, Minnesota o Minneapolis, se encienden todas las luces, luces más potentes, nada tienen que ver con las nuestras, nada, se encienden y no las apagan hasta que amanece, larga, excitante, incandescente noche eterna, yo te deseo.



Ignacio Escuín


domingo, 7 de noviembre de 2010

Semana de Ignacio Escuín






De la serie Rios de gente




8,47 a. m.

El niño tira la piedra,
muere el pájaro contra el tronco del árbol.
La piedra cae al suelo partida en su frialdad.
El niño mira el pájaro un segundo,
la sangre saliendo por el pico.
Se vuelve, se va sonriendo.

El barrendero recoge
pájaro y piedra
en su carro de basura.




Francisco Cenamor


sábado, 6 de noviembre de 2010

De la serie Casa de aire




XIII

Enseñas
la foto de tus hijos
cuando te piden
el carnet de identidad.



Francisco Cenamor


viernes, 5 de noviembre de 2010

Niños y niñas





Estás y ya no estás
dicen que hay muchos niños
que mueren de hambre cada día
estás y ya no estás

y otros niños nacen cada mañana
como las nubes que no sabes donde
qué tierras mojarán

a veces hay nubes que están
en el cielo mucho tiempo
y un día ya no están
como los niños que a veces ya no están

pero el agua que dejaron las nubes
pueblan cada tierra de raíces
como los niños muertos



Francisco Cenamor


jueves, 4 de noviembre de 2010

Cansancio ajeno





Hay cada mañana una mujer maría
que se sienta al borde del abismo de su cama
mira hacia abajo antes de saltar
y duda sin remedio de si irá al trabajo

hay cada tarde un hombre manuel
que se sienta cansado en un banco del gimnasio
mira su peluda barriga que no baja
y piensa en sacar mañana todo su dinero e irse

Hay también cada mañana un joven raúl
que coge sus libros para ir al instituto
mira con ojos dormidos el desorden de su mesa
y encuentra el cedé que le gustaría quedarse a escuchar

hay cada atardecer una abuela cipriana
que abandona con paso cansado el cementerio
mira con envidia la tumba del marido
y siente que pronto se liberará de su pesado cuerpo

hay cansancio en estos días extraños
y aunque me levanto de la mesa y lo dejo
me dan ganas de escribir al final del poema
que tal vez sean mis ojos los que se han cansado




Francisco Cenamor


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Solo en Barcelona





Uno no se siente más yo
que cuando está solo en una ciudad que no conoce
y además hay calles desabridas
con hileras de dos faros que no se detienen
y oloroso silencio frente a la sagrada familia
ese esqueleto de fantasma
cuyas puntas se pierden en la noche del cielo
y el viento sopla frío
y las farolas están tristes
y las palmeras quedan ridículas en aquel frío
y por fin la rambla
donde paseamos todos los forasteros
y miramos cómo recogen las flores
y las putas tan jóvenes y negras
–como en tantos lugares–
y bajamos los ojos
y alguien mira y hace señas
y la ciudad es hostil de repente
y coges el metro en drassanes
hasta el frío hostal donde te alojas
y en la habitación piensas estás solo
pero es que esta vez querías estar solo

por eso es mejor que ella no haya venido
y hubiese mar y olor silencioso
fantasma de sagrada familia y ciudad que no conoces
farolas tristes y la rambla
forasteros y putas y metro
y la habitación del hostal donde estás solo
porque esta vez quieres estar solo




Francisco Cenamor


martes, 2 de noviembre de 2010

Aventuras de barrio





Mis aventuras son de aquí de barrio

de amores imposibles cuando descubres a la chica
que en el tren te mira a los ojos cada mañana
haciendo cola en el banco con su novio

de miradas furtivas en la misa de once
que acaban en una cita en el discobar

de bares con olor a frito donde se niegan penaltis

de goles marcados al sábado
como si en ello nos fuese la vida

de aceras por descubrir
ínsulas extrañas do luchar contra los coches
los nuevos gigantes sancho

de valiente muerte juvenil
sobre las ruedas del fin de semana

de equipo de piernas para sillas de ruedas

de mujeres con depresión
que se asfixian subiendo al cuarto piso

de david ecologista intentando abatir
a goliath ministerio de obras públicas

de cola del paro y ley de extranjería

de olmos y plátanos por palmeras y lianas

sin salir de mi ciudad
el mundo se ha convertido
en una apasionante aventura




Francisco Cenamor


lunes, 1 de noviembre de 2010

El fin de la historia





Ya no tiene sentido la normalidad
ha llegado el momento de los disturbios espirituales
de cortar la calle con macetas

plantar magnolias en las autopistas
arruinar el futuro sembrando esperanzas
poner comas entre sujeto y predicado

correr de espaldas palpando el presente
condenar sin juicio, enjuiciar sin condena
subir de dos en dos las escaleras

abrir de par en par las ventanas
de los viejos aposentos modernos
vaciar las estanterías metálicas

acudir silbando a la biblioteca
enarbolar banderas transparentes
que no nos amordacen los ojos

sorprendernos abrazados al paria
al que vino de lejos, a la prostituta
matar de risa al desamor

ir a la oficina de empleo cantando a puccini
pagar la ópera con la cartilla del paro
recitar poesía desde el patíbulo

construir con firmeza en las nubes
y cada noche, soñarse escondido en el jardín
ignorando elecciones generales y tarjetas de crédito




Francisco Cenamor