miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ana Belen & Miguel Rios - España Camisa blanca





Feliz año nuevo...cuidado con la camisa.

En el ‘Motel Star’



En el ‘Motel Star’
Desde el interior
puedo oír las voces
de un grupo de personas
alegres
el ronroneo metálico
de los automóviles sin destino
y en la impredecible distancia
el inquietante murmullo
de las máquinas
que fabrican hielo
para nuestros tragos.


Bill Berkson


martes, 30 de diciembre de 2008

Preparándote para el Apocalipsis



Preparándote para el Apocalipsis
Considerá la voluntad de amar
como la decisión de sobrevivir

Así operan los agentes de Eros.
Penetran furtivamente tus sueños
un momento antes del fin del mundo.



Glorya Frim


lunes, 29 de diciembre de 2008

La soledad de la bella durmiente




La soledad de la bella durmiente
seguía dibujando la certeza
de un dulce Sur y un corazón perdido
y años que se entretienen y resbalan
entre dedos desiertos de caricias.
Y tú que sollozabas escondido
en el ángulo oscuro de mi danza,
en el rincón mas quieto de mi sueño;
y yo que despertaba de repente
del único destino de las hadas,
de mi tiempo pasado entre unas ruinas
más perfectas que yo, desde los versos
de los cuentos amargos de las niñas,
amargos como hombres que levantan
los vestidos y rompen las almohadas
a las que me abrazaba por las noches
cuando el amor era un temor futuro,
cuando todo da miedo y tú no estabas
besándome la angustia de los párpados
ni esperando los pasos de mis piernas,
las mismas que sostienen y que guardan
tus labios en el centro de mi trampa.
Tus labios cuidadosos por mi alma
muerden mi corazón, leen los mapas
del calor en mi piel y las montañas,
el mar, el cielo, el sol, la luna y nada,
nada como tu peso me ata al alba.
Sobre mí tu deseo y la mirada,
sobre mí tu equilibrio y tu locura,
tú sobre mí, tú y yo sobre la cama.


Olga Bernad



domingo, 28 de diciembre de 2008

Poema de emergencia, 1973



Los automóviles norteamericanos
actualmente
no arrancan si no tenés puesto
el cinturón de seguridad.
Idéntica actitud tienen las mujeres
Norteamericanas.

Ellas aúllan
si dejás la llave colocada
después de haber terminado el paseo.


Cyn Zarco


sábado, 27 de diciembre de 2008

Silvio Rodriguez y Frank Fernandez - Esta canción

Fe



Ella, insistió, no deseaba un hombre
en su casa. Pero
todavía no ha hablado
con Dios, para jurarle

eso, ni nada parecido. Ella sonreía
tan bella

en negrura
122 por ciento
de negro profundo.

Excepto cuando se comunicaba
con Él
Dios.

Quizás algún día suceda
y no encuentres eso
tan preciado para vos
entonces exclamarás:
Jesús....

y no me pedirás
que me vaya.


Lorenzo Thomas


jueves, 25 de diciembre de 2008

Acerca de la realidad



Acerca de la realidad de los setenta
Deberíamos:
elegir un grupo de estos profesores
rajarles el cráneo con un hacha
separar cuidadosamente las partes
y rellenarlas con un poco de mierda
nada más;
te aseguro que esto les daría
algo en que pensar.


Sam Abrams


miércoles, 24 de diciembre de 2008

Imagine

martes, 23 de diciembre de 2008

En el día de tu cumpleaños viejo Walt Whitman




En el día de tu cumpleaños viejo Walt Whitman
Oh estratégico mapa del desastre, hambrienta América
blanco del canto, del poema que anda a los tumbos,
de toda la protesta
Una larga e imperfecta historia ensombrece tu rostro
América: dejá que el sufrimiento, la fatiga, el sexo
y las distracciones sublimes caigan en el olvido
se desvanezcan de los expedientes
Dale tu permiso a este mundo para que pueda seguir
Respirando

Es simple: una mujer abandona el lecho, se despereza
El Mundo es su espejo, la puerta hacia el dolor
(Ardua tarea matinal, whitmaniana: despertar al país a
su propio ser)


Anne Waldman


lunes, 22 de diciembre de 2008

Aviso para estos días



A partir de mañana pondré poemas de nuevos poetas norteamericanos de los setenta, a ver que os parece, aunque no son exactamente de mi gusto me parece interesante conocerlos.


Los sentidos




I -DEL TACTO

Acércate despacio a mis dominios;
que tus dedos tanteen el espacio
ciegamente, la oscuridad que envuelve
mi cuerpo; que construyan un camino
y lleguen hasta mí a través del velo
espeso y taciturno de las sombras.
Sálvame con la luz que hay en tus dedos
si me tocan, conjura la desidia,
enciéndeme o abrásame en el tacto
esplendoroso y claro de tus manos.
Como las mariposas de la noche,
hacia la llama iré que tú convocas,
que prefiero quemarme a estar a oscuras.


II -DEL OLFATO

La vainilla; el espliego; el verdín; la canela.
A veces un aroma delgado como de agua,
como de nube o lluvia; a veces un violento
perfume que recuerda la piel de una gacela,
el sudor y la sangre de un animal en celo.
Pero siempre, al final, la vainilla, el espliego...


III -DE LA VISTA

Para tus ojos.
Para tus ojos fieramente abiertos.
Para tus ojos fijos.
Para tus ojos con caudal de fiebre.
Para tus ojos grandes.
Una orquídea de carne voluptuosa
para tus ojos ávidos
con vocación de abejas.


IV -DEL GUSTO

Hay sal sobre los labios. En la lengua,
un resto de naufragios y sirenas,
tal vez algas, y el gusto de los fondos
espumosos y verdes del océano.
El sexo siempre sabe a mar de invierno,
a galernas en medio de la noche.


V -DEL OÍDO

Se levanta tu voz, se enrosca y se estremece,
serpiente y remolino, se enzarza en mis cabellos,
sube aún, se engrandece, se enajena en rugido
y pierde la noción del trino o la palabra.
Eres otro en tu voz. No conozco a ese hombre
que grita en el placer, delicioso extranjero
que habla lenguas angélicas en una cama impura.



Josefa Parra


domingo, 21 de diciembre de 2008

EL COLOSO




Nunca podré reunirte íntegramente,
juntar, pegar, articular como corresponde
Rebuznos de mula, gruñidos de cerdo, obscenos graznidos
provienen de tus grandes labios.
Peor que en un corral.

Quizá te consideres un oráculo,
portavoz de los muertos o de algún dios
Yo llevo treinta años esforzándome
por limpiar de fango tu garganta
y no he aprendido nada.

Trepando escaleritas con frascos de engrudo y baldes de lisol
me arrastro como una hormiga enlutada
por los campos cubiertos de maleza de tus cejas
para reparar tu inmenso cráneo y desbrozar
los descarnados, blancos túmulos de tus ojos.

Un firmamento azul de otra Orestíada
se cierne sobre nosotros. Oh padre, tú solo
eres una referencia histórica tan importante como el Foro Romano.
Aquí meriando, en una colina de seres siniestros.
las columnas de tus huesos y el acanto de tus cabellos vuelven
a su antigua anarquía esparciéndose hasta el horizonte.

Se necesita más que un rayo
para crear tanta ruina.
Algunas noches me acurruco en la cornucopia
de tu oreja, a salvo del viento,

y cuento estrellas rojas y estrellas color ciruela.
Sale el sol bajo el pilar de tu lengua.
Mis horas se desposan con la sombra.
Ya no escucho más el roce de la quilla
contra las sordas piedras del embarcadero.


Sylvia Plath


sábado, 20 de diciembre de 2008

viernes, 19 de diciembre de 2008

AVENUE OF THE AMERICAS




Que con ella no iría más le dije.
(Ella anduvo a mi lado hasta mi cuarto.)

Que no la abrazaría más le dije.
(Ella puso mis brazos a su espalda.)

Que no la escucharía más le dije.
(Sus palabras vertía ella en mi boca.)

Que no haría el amor a ella le dije.
Y ahora está descansando sobre mi hombro.


José María Fonollosa


jueves, 18 de diciembre de 2008

MUCHO MÁS GRAVE




Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabés tan objetivamente como yo

sin embargo hay algo que quisiera aclararte
cuando digo todas las parcelas
no me refiero sólo a esto de ahora
a esto de esperarte y aleluya encontrarte
y carajo perderte
y volverte a encontrar
y ojalá nada más

no me refiero sólo a que de pronto digas
voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta
bueno llorá
y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizá por eso salga enseguida el sol

ni me refiero sólo a que día tras día
aumente el stock de nuestras pequeñas
y decisivas complicidades
o que yo pueda o creerme que puedo
convertir mis reveses en victorias
o me hagas el tierno regalo
de tu más reciente desesperación

no
la cosa es muchísimo más grave

cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo
también estás reescribiendo mi infancia
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran
y vos en cambio sabés que eso no sirve
quiero decir que estás rearmando mi adolescencia
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos
y vos sabés en cambio extraer de ese páramo
mi germen de alegría y regarlo mirándolo

quiero decir que estás sacudiendo mi juventud
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos
esa sombra que nadie arrimó a su sombra
y vos en cambio sabés estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas
y quede el armazón de mi verdad sin proezas

quiero decir que estás abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia
este extraño confín de angustia y nieve
esta bujía que ilumina la muerte
este precipicio de la pobre vida

como ves es más grave
muchísimo más grave
porque con estas o con otras palabras
quiero decir que no sos tan sólo
la querida muchacha que sos
sino también las espléndidas
o cautelosas mujeres
que quise o quiero

porque gracias a vos he descubierto
(dirás que ya era hora
y con razón)
que el amor es una bahía linda y generosa
que se ilumina y se oscurece
según venga la vida

una bahía donde los barcos
llegan y se van
llegan con pájaros y augurios
y se van con sirenas y nubarrones
una bahía linda y generosa
donde los barcos llegan
y se van

pero vos
por favor
no te vayas.




Mario Benedetti


miércoles, 17 de diciembre de 2008

martes, 16 de diciembre de 2008

lunes, 15 de diciembre de 2008

Corazón coraza



Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.


Mario Benedetti


domingo, 14 de diciembre de 2008

SI TÚ ME ABANDONARAS TE QUEDARÍAS SIN CAUSA...




SI tú me abandonaras te quedarías sin causa
como una fruta verde que se arrancó al manzano,
de noche soñarías que te mira mi mano
y de día, sin mi mano, serías sólo una pausa;

si yo te abandonara me quedaría sin sueño
como un mar que de pronto se quedó sin orillas,
me extendería buscándolas, con olas amarillas,
enormes, y no obstante yo sería muy pequeño;

porque tu obra soy yo, envejecer conmigo,
ser para mis rincones el único testigo,
ayudarme a vivir y a morir, compañera;

porque mi obra eres tú, arcilla pensativa:
mirarte día y noche, mirarte mientras viva;
en ti está mi mirada más vieja y verdadera.


Félix Grande


En el origen



En el origen,
yo era el héroe,
ahora soy sólo
el puente
donde se venden
los gemidos.


Fernando Sarría


viernes, 12 de diciembre de 2008

AMOR MÍO, MI AMOR, AMOR HALLADO...



Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.



Jaime Sabines


martes, 9 de diciembre de 2008

Me he de derrumbar como una vieja casa




Me he de derrumbar como una vieja casa,
seré de nuevo un solar abierto al viento,
la lluvia y el sol de las mañanas,
la luna y sus velados pasos.
Tal vez tus ojos se reposen
y vengan a descansar entre mis ruinas,
tal vez recuerdes que fui un lugar donde dormías.


Fernando Sarría


lunes, 8 de diciembre de 2008

ESPERANZA




Esperanza,
araña negra del atardecer.
Tu paras
no lejos de mi cuerpo
abandonado, andas
en torno a mí,
tejiendo, rápida,
inconsistentes hilos invisibles,
te acercas, obstinada,
y me acaricias casi con tu sombra
pesada
y leve a un tiempo.
Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada
es ya posible...
Mi corazón:
tu nido.
Muerde en él, esperanza.






Ángel González


domingo, 7 de diciembre de 2008

Es cierto




Es cierto, casi todo lo habitas,
como un cuenco de leche te derramas
y me llenas de luz y de esa arena húmeda y fina
que tienen las playas después de la marea.



Fernando Sarría



viernes, 5 de diciembre de 2008

SIMULACROS




La hora del deseo tiene nombre de tarde,
nombre de hotel,
cualquier hotel.
Nos empuja la palabra,
tantas palabras volaron hasta entonces
que el silencio deviene el confín de la ternura,
el calor de la noche
que lentamente nos abraza.
Jugamos al amor, a esconder las evidencias,
a desatender patrias,
pero Abidos tiene ojos de reloj en gris y te reclama,
sólo a ella perteneces,
tú y yo lo sabemos,
pero nos asomamos a los simulacros,
a la negación de nada-es-no.
El Helesponto es sólo tuyo
y yo, hija y madre de Afrodita,
cierro el corazón a las mareas.


Pura Salceda


jueves, 4 de diciembre de 2008

Sólo la sed




Sólo la sed
el silencio
ningún encuentro

cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra


Alejandra Pizarnik


miércoles, 3 de diciembre de 2008

EL BAR DE SIEMPRE




Ocurre pocas veces,
apenas en la noche del eco tormentoso
o en el amanecer de luz dañada
como en la oscuridad
y más nocturna.

El humo de mis huellas
se apodera del tiempo, de mi tiempo
envuelve las arañas melancólicas
de los ojos cansados,
sube por las paredes de un sueño mal vivido,
y se llena de voces,
de sillas descoladas y melodías sucias
igual que ceniceros,
igual que un pasadizo
a medio consumir,
hasta que mi conciencia
consigue recordarme
un invierno de nubes primitivas,
como si fuera el bar de siempre.


Luis García Montero


martes, 2 de diciembre de 2008

UN ROSTRO EN EL OTOÑO




La mujer del otoño llegaba a mi ventana
sumergiendo su rostro entre las vides,
reclinando sus hombros, sus vegetales hombros, en las nieblas,
buscando inútilmente su pecho resignado a nacer y morir entre dos sueños.

Desde un lejano cielo la aguardaban las lluvias,
aquellas que golpeaban duramente su dulce piel labrada por el duelo de una vieja estación,
sus ojos que nacían desde el llanto
o su pálida boca perdida para siempre, como en una plegaria que inconmovibles dioses acallaran.

Luego estaban los vientos adormeciendo el mundo entre sus manos,
repitiendo en sus mustios cabellos enlazados
la inacabable endecha de las hojas que caen;
y allá, bajo las frías coronas del invierno,
el cálido refugio de la tierra para su soledad, semejante a un presagio,
retornada a su estela como un ala.

Oh, vosotros, los inclementes ángeles del tiempo,
los que habitáis aún la lejanía
-ese olvido demasiado rebelde-;
vosotros, que lleváis a la sombra,
a sus marchitos ídolos, eternos todavía,
mi corazón hostil, abandonado:
no me podréis quitar esta pequeña vida entre dos sueños,
este cuerpo de lianas y de hojas que cae blandamente,
que se muere hacia adentro, como mueren las hierbas.



Olga Orozco


lunes, 1 de diciembre de 2008

CÓMO DECIR, AMOR, EN QUÉ MOMENTO




Cómo decir, amor, en qué momento
te rompes dulcemente entre las manos,
sin quejas, sin recuerdos, sin arcanos
y tal vez sin temor ni sufrimiento.

Cómo volver a amar, qué sentimiento
de elementos divinos o profanos
puede reverdecer entre desganos,
en la etapa final del desaliento.

Pregunta al corazón por qué no cree,
pregúntale al mirar qué cosas lee,
pregunta al labio cruel por qué no besa,

y te dirán, sin duda, su fatiga
del amor fiel o la pasión mendiga,
su falta de esperanza o de sorpresa.


Julia Priluzky