El bosque se despierta
en las yemas de la noche
sobre los labios insomnes
que esperan la floración
de la carne fugaz
en las aristas rotas
del último crepúsculo.
Se deshoja la vida
entre el polimorfo sudario
de la morada hojarasca
con aromas de azahar
y los brotes de una metáfora
que supura entre las heridas
de esta puesta de sol.
El bosque se despierta
sobre la línea abcisa
de una voz siempre furtiva
que se alza en la vigilia,
como una quimera,
entre el denso infierno
y el desnudo paraíso.
Se desflora la muerte
como una mariposa de aire
con finas alas de cera
en el temblor del útero
y el rumor de la savia
lubrica las entrañas
de este lenguaje secreto.
José Alberto Socorro - Noray
1 comentario:
Precioso.
... de un bosque en que habitas.
Un beso.
Laura
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