sábado, 14 de julio de 2007

Amores en Santiago

Mojada, la empedrada calle
arrastra nuestro silencio entre los soportales.
Nadie diría que el amor y el azar nos llevarían tan lejos,
tan lejos y tan cerca del adiós:
los centímetros a veces encarecen las caricias.

Aquí hay muchas historias ocultas,
estas piedras han recogido muchos ecos e ilusiones
y han visto deshacer las noches
en las jóvenes risas de los bares de leyenda
mientras sonaba en las viejas arcadas
la música celta que acariciaba el corazón.
No solo nosotros hicimos de la noche
un largo sendero de deseos,
ni en el regocijo de nuestra piel
el escalofrío del alba y la soledad de la ciudad
nos traía a borbotones la sangre humedecida de los sinceros sueños,
sé que fuimos muchos los que dejamos el alma anidando en estos cielos.

Así como ebrios de belleza ante El Pórtico de la Gloría
tu mano busco la mía,
y en la plaza tranquila y solariega tus labios y los míos
abrieron batallas de pequeños placeres,
ahora, nuevamente en Santiago,
no podría ser de otra manera,
esta pertinaz lluvia y su perenne tristeza
ha sido testigo fiel de una nueva derrota.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen texto, me gusto...
tambien el del otro blog,

como verces que emigran de la acera, como versos que se escapan de las manos...

Saludos!

Fernando dijo...

Gracias Marianela...abrazos