jueves, 30 de octubre de 2008
CONTRA LA NOCHE SIN CUERPO
Contra la noche sin cuerpo
se desgarra y se abraza
la pena sola.
Negro pensar y encendida semilla
pena de fuego amargo y agua dulce
la pena en guerra.
Claridad de latidos secretos
planta de talle transparente
vela la pena.
Calla en el día canta en la noche
habla conmigo y habla sola
alegre pena.
Ojos de sed pechos de sal
entra en mi cama y entra en mi sueño
amarga pena.
Bebe mi sangre la pena pájaro
puebla la espera mata la noche
la pena viva.
Sortija de la ausencia
girasol de la espera y amor en vela
torre de pena.
Contra la noche la sed y la ausencia
gran puñado de vida
fuente de pena.
Octavio Paz
miércoles, 29 de octubre de 2008
CREACIÓN
Estoy vivo y he sorprendido las estrellas en el alba.
Mi compañera continúa durmiendo y lo ignora.
Mis compañeros duermen todos. La clara jornada
se me revela más limpia que los rostros aletargados.
A distancia, pasa un viejo, camino del trabajo
o a gozar la mañana. No somos distintos,
idéntica claridad respiramos los dos
y fumamos tranquilos para engañar el hambre.
También el cuerpo del viejo debería ser sano
y vibrante -ante la mañana, debería estar desnudo.
Esta mañana la vida se desliza por el agua
y el sol: alrededor está el fulgor del agua
siempre joven; los cuerpos de todos quedarán al
descubierto.
Estarán el sol radiante y la rudeza del mar abierto
y la tosca fatiga que debilita bajo el sol,
y la inmovilidad. Estará la compañera
-un secreto de cuerpos. Cada cual hará sentir su
voz.
No hay voz que quiebre el silencio del agua
bajo el alba. Y ni siquiera nada que se estremezca
bajo el cielo. Sólo una tibieza que diluye las estrellas.
Estremece sentir la mañana que vibre,
virgen, como si nadie estuviese despierto.
Versión de Carles José i Solsora
Cesar Pavese
martes, 28 de octubre de 2008
CÓMO SE ABRÍA EL CUERPO DEL AMOR HERIDO...
Cómo se abría el cuerpo del amor herido
como si fuera un pájaro de fuego
que entre las manos ciegas se incendiara.
No supe el límite.
Las aguas
podían descender de tu cintura
hasta el terrible borde de la sed,
las aguas.
José Valente
DESNUDA
Desnuda eres tan simple como una de tus manos:
lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente.
Tienes líneas de luna, caminos de manzana.
Desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
Desnuda eres azul como la noche en Cuba:
tienes enredaderas y estrellas en el pelo.
Desnuda eres redonda y amarilla
como el verano en una iglesia de oro.
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas:
curva, sutil, rosada hasta que nace el día
y te metes en el subterráneo del mundo
como en un largo túnel de trajes y trabajos:
tu claridad se apaga, se viste, se deshoja
y otra vez vuelve a ser una mano desnuda.
Pablo Neruda
domingo, 26 de octubre de 2008
Hay un hombre muerto
Hay un hombre muerto que habita un lago,
en su mirada guarda los posos de la lluvia.
Naufraga de nuevo todas las noches
y en el fondo del agua
los limos le abrazan
como si sus caricias
tuvieran todavía rastros de su vida.
Fernando Sarría
Nada de mis manos tendrá tu piel…
Nada de mis manos tendrá tu piel…
Acaso he conducido la noche hacia el páramo,
los surcos de mi vida traen viejas carreteras conocidas,
la ebriedad de los atardeceres
pueden deambular entre los dos
para que el silencio dote de significado a este océano marino.
Cuando el otoño se pronuncia en mí
sabe en donde derrotarme,
me muerde en el alma
con sus dientes de olvido
o esa lluvia fina de días
que cala hasta el tuétano.
Nunca he sido un héroe,
ni siquiera he dejado de ser un hombre gris,
aunque por ti haya quebrado algún relámpago
y me haya expuesto a ser vencido
por una nueva desolación.
Fernando Sarría
sábado, 25 de octubre de 2008
LLEGAR A TI...
Llegar a ti, entonces, es buscar
la voz de un niño entre las multitud,
recoger el miedo interminable
que origina un viento nocturno,
iluminar el amor con una lámpara
de primitivo y de dulce aceite,
tocar con los dedos un pájaro de azúcar
que besa el cuello de las mujeres,
limitar la invasión de la nieve
que llega con sus armaduras de frío
y verte tranquilo y reposado
quemando el intacto silencio.
Oscar Acosta
viernes, 24 de octubre de 2008
Para hablar de desolación
CABALGATA DEL TIEMPO
Inútil. Habrá de ser inútil, nuevamente,
suspender de la noche, sobre densas corrientes de follaje,
la imagen demorada de un porvenir que alienta en la memoria;
penetrar en el ocio de los días que fueron dibujando con terror y paciencia
la misma alucinada realidad que hoy contemplo,
ya casi en la mirada;
repetir todavía con una voz que siento pesar entre mis manos:
-Alguna vez estuve, quizás regrese aún, a orillas de la paz,
como una flor que mira correr su bello tiempo junto al brazo de un río.
Todo ha de ser en vano.
Manadas de caballos ascenderán bravías las pendientes de su infierno natal
y escucharé su paso acompasado, su trote, su galope salvaje,
atravesando siglos y siglos de penumbra,
de sumisas distancias que irremediablemente los conducen aquí.
Tal vez sería dulce reconquistar ahora una música antigua,
profunda y persistente como el eco de un grito entre los sueños,
sumirse bajo el verde sopor de las llanuras
o morir con la lluvia, tristemente,
entre ramos llorosos que sombrearan viejísimas paredes.
Imposible. Sólo un fragor inmenso de ruinas sobre ruinas.
Es el desesperado retornar de los tiempos que no fueron cumplidos
ni en gloria de la vida ni en verdad de la muerte.
Es la amarga plegaria que levantan los ángeles rebeldes
llamando a cada sitio donde pueda morar su dios irrecobrable.
Es el tropel continuo de sus lucientes potros enlutados
que asoman a las puertas de la noche la llamarada enorme de sus greñas,
que apagan con mortajas de vapor y de polvo toda muda tiniebla,
agitando sus colas como lacios crespones entre la tempestad.
La sangre arrepentida, sus heroicas desdichas.
Y nada queda en ti, corazón asediado:
apenas si un color, si un brillo mortecino,
si el sagrado mensaje que dejara la tierra entre tus muros,
se pierden, a lo lejos,
bajo un mismo compás idéntico y glorioso como la eternidad.
Olga Orozco
La rama robada
En la noche entraremos
a robar
una rama florida.
Pasaremos el muro,
en las tinieblas del jardín ajeno,
dos sombras en la sombra.
Aún no se fue el invierno,
y el manzano aparece
convertido de pronto
en cascada de estrellas olorosas.
En la noche entraremos
hasta su tembloroso firmamento,
y tus pequeñas manos y las mías
robarán las estrellas.
Y sigilosamente,
a nuestra casa,
en la noche y en la sombra,
entrará con tus pasos
el silencioso paso del perfume
y con pies estrellados
el cuerpo claro de la primavera.
Pablo Neruda
jueves, 23 de octubre de 2008
Las palabras quiebran en el aire su destino…
Las palabras quiebran en el aire su destino…
Oí crepitar el fuego.
Sándalo en el aroma de tu boca.
La humedad a veces es sólo cuestión de un verso.
Palidece el silencio como si fuera el azul de un mar dormido.
La noche cabalga desnuda, yo soy su cómplice.
El frío es un ardiente amante de lo nocturno
y en él las rosas guardan el aroma
de todos los besos que nos dimos.
Ella me ama más cuando se va
que cuando ardiente me devora.
¿Quién arma al otoño cuando la herrumbre no cesa?
Alguien tendrá una llave que quemará sus dedos,
serán cicatrices que saben de puertas cerradas
y vientos de oscuros ecos.
Así es de sencilla la vida…
pausada y enigmática cuando respiras,
hermosa y derramada sobre la piel cuando agonizas.
Fernando Sarría
miércoles, 22 de octubre de 2008
Yo huelo a ti
Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.
Darío Jaramillo
martes, 21 de octubre de 2008
CADA MAÑANA
Cada mañana el mismo
asombro, siempre nuevo:
el ver lo natural
que es para ti tu cuerpo.
Consabidas minucias
del rito del aseo,
que imperceptiblemente
elevas al misterio.
Desde mis ajimeces
vigilo tus linderos:
revuelas como un ángel
sobre tus mismos pechos.
Tu humedad se disputan
la juncia y el espliego.
¡Ay, frescura de aljibe
y calor de sesteo!.
En mis blandas murallas
aprisionado, veo
el hábito sencillo
que tienes de tu cuerpo.
Resuelves la materia
en puro movimiento;
cada escorzo insinúa
un ritmo en el espejo.
El repetido aire
que modela tus gestos,
es en ti cristalino
pero en mí es espeso.
De tu cuello desnudo
nace un hondo venero;
de tus brazos en alto,
la mimbre de tu pelo.
Al alba, cuando mido
tu distancia, no entiendo
la natural costumbre
que es para ti tu cuerpo.
RAFAEL GUILLÉN
Anidas rincones donde perderme
Anidas rincones donde perderme.
Entre tus lamentos se cruzan los pájaros
y te sientes desnuda cuando te acaricio.
Hay un relámpago y su herrumbre es savia de los bosques.
Ardes y en el estremecimiento de tu espalda
mis dedos se hacen dueños de tus vértebras.
Ahondo y tu silencio se rebosa en mis palabras.
Fernando Sarría
F
lunes, 20 de octubre de 2008
domingo, 19 de octubre de 2008
Ítaca
POEMA
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
Kostantinos Kavafis
De cuando en cuando
De cuando en cuando
tus lágrimas precisas
saben de mi,
y me llaman…
En su luz de pureza
sangra pétalos la rosa de tu boca,
en ella he habitado
como húmeda respuesta del silencio,
y surjo entre las palabras
durmiendo a tu lado,
incendiando de nuevo lo nocturno.
Fernando Sarría
sábado, 18 de octubre de 2008
Te voy a hablar de lo concreto y de lo abstracto
Te voy a hablar de lo concreto
y de lo abstracto.
Me gusta jugar con tu deseo.
Rodearte por la espalda y acercarme
a tu oído mientras pienso
en todo lo que no te digo.
Oler tu pelo, acariciarlo,
sentir envidia de su disposición
salvaje.
Quedarme quieta el tiempo preciso
para provocar un creciente galope
en tu respiración e imaginar la boca
que no veo, la mirada elevada hacia el techo.
Me pone tonta que mis ojos bailen con tus labios
cuando comentas, distraído, las noticias del día
y un mechón de pelo vuela tras las hojas
del periódico.
Ni te imaginas qué siento cuando me clavas
tu mirada y activas "un movimiento afectivo
hacia lo que me apetece".
"Deseo: movimiento afectivo hacia algo que se apetece" (definición del DRAE)
Carlota Ex-nihilo (Blog)
viernes, 17 de octubre de 2008
Soy el océano donde emigran las quejas,
Soy el océano donde emigran las quejas,
el lugar donde renuevas los silencios.
Una mano tibia te recoge los rizos de tu pelo,
absorbe cada lágrima fecunda,
las huellas, las heridas,
el lado más temible de la noche...
sólo para que duermas,
sólo para que duermas.
Fernando Sarría
jueves, 16 de octubre de 2008
ME TIENES EN TUS MANOS...
Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.
Jaime Sabines
miércoles, 15 de octubre de 2008
Candilejas
Piensas ahora en los poetas de tu país. ¿Cuántos de ellos ejercitan su oficio a escondidas como un parapeto contra las esquirlas de su vida y su época? De entre los jóvenes, muy pocos. Eres tú uno de esos escasos artistas singulares. Y esto te avergüenza. Te alarma. Te proporciona más angustia y más miedo. Y sigues, no obstante, escribiendo sin responder. De madrugada. Y arrinconado como un forajido. ¿Es que tú eres más débil, es que la realidad te pega más fuerte que a otros, es que tienes tú más derecho a desfallecer, insensato?
Apaga ya las candilejas. Baja el telón a media asta. Acuéstate en el foso de los músicos. Besa la cara de quien tengas más cerca. Escucha una balada antigua y apaga ya las candilejas. Baja el telón a media asta. Acuéstate en el foso de los músicos. Qué silencioso está el teatro. Besa la cara de quien tengas más cerca.
Para leerlo entero...aquí
Félix Grande
martes, 14 de octubre de 2008
EN SU LLAMA MORTAL LA LUZ TE ENVUELVE...
En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, pálida doliente, así situada
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.
Muda, mi amiga,
sola en lo solitario de esta hora de muertes
y llena de las vidas del fuego,
pura heredera del día destruido.
Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro.
De la noche las grandes raíces
crecen de súbito desde tu alma,
y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas,
de modo que un pueblo pálido y azul
de ti recién nacido se alimenta.
Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava
del círculo que en negro y dorado sucede:
erguida, trata y logra una creación tan viva
que sucumben sus flores, y llena es de tristeza.
Pablo Neruda
Hay una región de debitos
Hay una región de debitos
donde silba la sangre y se acumula el frío.
Soporto bien el sonido del olvido,
aunque sea un dolor de ausencias
y muelles con miradas amarillas.
De todos los otoños siempre este es el peor,
la mano que desgarra cada vez tiene dedos más afilados
e incluso la nieve es roja como las amapolas de un sueño.
Derrotado siento el tiempo de arena y de ceniza
y todavía el sol es luz de una vela inconclusa
y un relámpago tras otro
me conmina a buscarte…
he visto en lo nocturno
el contorno de tu risa.
Fernando Sarría
lunes, 13 de octubre de 2008
La pantera
Esta pantera es mi hermana mayor. Rugió por vez primera cuando yo amaba aún todo cuanto me sucedía: escuché aquel rugido como algo que me entregaba el universo. Nació así entre nosotros cierto cariño deshonesto e incomparable. Ella, desde su agilísima forma cubierta por el ébano centelleante, se acerca para seducirme con sus movimientos de acero: miro su brillo hipnótico lamentando la pobreza de mí poder y recuerdo las veces en que nos hemos arrojado al pasillo, hermanados por el común deseo de la aniquilación. Nuestro incesto se va fortaleciendo gracias a un estilete de rencor en cuyo filo sonríe una ternura desconcertante: aprendemos que el odio es más sensual que la piedad.
Di la verdad a éstos, diles que me defiendo de tus arañazos, diles que mi mayor lujuria consiste en meditar tu destrucción. Diles que contraataco a todas horas con la insoportable esperanza de desmenuzar poco a poco tu compacta agresión, tu existencia, tu proximidad, tu memoria. Diles que me he servido, contra ti, de todas las armas: las mujeres, el trabajo, la música y millares de cigarrillos, los amigos y las palabras, el arte, el alcohol. Yo vivía como la palabra socorro. Yo vivía en legítima defensa. Usé todas las armas contra tu esplendor, todas las armas contra el desatino de tu inmortalidad.
Esta pantera es mi hermana mayor. Me vigila como un océano a la costa y me nombra por mis diminutivos. Yo la vigilo como un reo de muerte a los minutos, y le llamo tristeza a falta de un nombre más vasto y depravado.
Félix Grande
domingo, 12 de octubre de 2008
Sólo los pájaros abren los silencios de la mañana
Sólo los pájaros abren los silencios de la mañana
y en ellos encontramos parajes donde asentar los muelles.
Habito una huella y soy desierto,
vivo en ese pulso de la arena con el humo,
mientras mi mano vacía
recoge las flores derramadas por el frío,
mis ojos saben distinguir
una lágrima de una gota de rocío.
Vengo en el sonido del viento,
un violín apenas percibido por la brisa.
Soy amante de las drizas
y de esa música que siempre recuerda
a nuestro último beso,
aquel de labios cortados
por un cuchillo de azúcar y canela.
Fernando Sarría
LEJOS, DE CORAZÓN A CORAZÓN...
Lejos,
de corazón en corazón,
más allá de la copa de niebla que me aspira desde el fondo del vértigo,
siento el redoble con que me convocan a la tierra de nadie.
(¿Quién se levanta en mí?
¿Quién se alza del sitial de su agonía, de su estera de zarzas,
y camina con la memoria de mi pie?)
Dejo mi cuerpo a solas igual que una armadura de intemperie hacia adentro
y depongo mi nombre como un arma que solamente hiere.
¿(Dónde salgo a mi encuentro con el arrobamiento de la luna contra
el cristal de todos los albergues?)
Abro con otras manos la entrada del sendero que no sé adónde da
y avanzo con la noche de los desconocidos.
(¿Dónde llevaba el día mi señal, pálida en su aislamiento,
la huella de una insignia que mi pobre victoria arrebataba al tiempo?)
Miro desde otros ojos esta pared de brumas
en donde cada uno ha marcado con sangre el jeroglífico de su soledad,
y suelta sus amarras y se va en un adiós de velero fantasma hacia el naufragio.
(¿No había en otra parte, lejos, en otro tiempo, una tierra extranjera,
una raza de todos menos uno, que se llamó la raza de los otros,
un lenguaje de ciegos que ascendía en zumbidos y en burbujas hasta la sorda noche?)
Desde adentro de todos no hay más que una morada bajo un friso de máscaras;
desde adentro de todos hay una sola efigie que fue inscripta en el revés del alma;
desde adentro de todos cada historia sucede en todas partes:
no hay muerte que no mate, no hay nacimiento ajeno ni amor deshabitado.
(¿No éramos el rehén de una caída, una lluvia de piedras desprendida del cielo,
un reguero de insectos tratando de cruzar la hoguera del castigo?)
Cualquier hombre es la versión en sombras de un Gran Rey herido en su costado.
Despierto en cada sueño con el sueño con que Alguien sueña el mundo.
Es víspera de Dios. Está uniendo en nosotros sus pedazos.
Olga Orozco
sábado, 11 de octubre de 2008
NIEVE
Retrocede, combate
hacia atrás, corazón mío.
Cíñete al amor, queda
activo en cuerpos, en
materiales amantes.
Olvida la nieve, vive
con los tuyos, desciende
a la ternura. Este
es tu país.
¡Oh la sed, oh la sed!
¿Por qué este mismo fuego
me empuja hacia la nieve?
Subir, subir al agua
eterna donde viven
la claridad y el frío.
Un sueño: Cumbre inmóvil.
Nada y luz. Nadie, nadie.
Oh Dios, si sólo un pájaro
me visitase en esta
región de libertad.
Atrás, puros espacios,
belleza inhabitable.
vuelva la sed a su
origen en el fuego.
Antonio Gamoneda
Hablo de la desolación
Hablo de la desolación,
de una casa habitada por la herrumbre.
Un sendero de pequeños despojos
donde anida la tristeza
y ese silencio con olor a muerto
en el que nada es duradero, sólo eterno.
Fernando Sarría
El fornicio
Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones,
te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tacara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis... ¿Qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?
Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar las esferas
estallantes como Pitágoras,
te lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
para el sol,
fálicamente mía,
¡te amara
Gonzalo Rojas
jueves, 9 de octubre de 2008
ESTAR EN TI
Yo no entro en ti para que tú te pierdas
bajo la fuerza de mi amor;
yo no entro en ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta oscura compañía. Ahora
siento la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.
Antonio Gamoneda
miércoles, 8 de octubre de 2008
Mi dolor
Mi dolor no tiene límites precisos,
fluye desmedido entre la sangre,
una daga,
su punzada extendiéndose en la carne.
Hay ríos con sus puentes
donde cruzar lejos
y que me llaman
pero yo sigo habitándote,
desnudo de mi orgullo,
sin medida de tiempo,
pereciendo un poco más
entre tus manos frías
y tu mirada ausente.
martes, 7 de octubre de 2008
Soneto XVII
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.
Pablo Neruda
lunes, 6 de octubre de 2008
Ese otro
Ese otro que también me habita,
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el
inmotivadamente alegre,
ese otro,
también te ama.
Darío Jaramillo
domingo, 5 de octubre de 2008
CASIDA DE LA ALTA MADRUGADA
Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir
y te levantes medio desnuda
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia
en algún lugar de la Tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos y escribiendo
estos versos degenerados.
Félix Grande
viernes, 3 de octubre de 2008
Para llegar a ti
silencios que respiran tu piel,
huellas invisibles que mis manos buscan,
tierra de labor en que te habitas,
fértil y grana en su humedad de templo,
allí, allí donde los pájaros anidan.
miércoles, 1 de octubre de 2008
.............
Me emociona un crepúsculo rojo
que veo en la terraza
y esta soledad de mimbres viejos
que siempre me besa en la boca.
¿Alrededor de que nube se escapa la vida?
Tengo tantos paréntesis escritos,
tantos fuegos incendiando el bosque,
tanta lluvia…¡dios!..tanta lluvia.
F
AMORETO V
Quiero ver en tus ojos el destello,
la inquietud de mi fibra, el rocío
en tus manos asidas a mi río,
el recodo en que habita lo más bello.
Quiero ser en la sangre de tu sello
hoja hueva en el vaso antes vacío,
ser, amor, tu sabor en el estío,
la delicia en el pulso de tu cuello.
Quiero andar tu sudor y tu saliva,
atreverme a probar el agua viva
que en tu beso refleja la dulzura
del estanque aromado y su tersura;
agua rauda y ardiente que cautiva
brillo de agua que colma mi hendidura.
ETHEL KRAUZE