Mi dolor no tiene límites precisos,
fluye desmedido entre la sangre,
una daga,
su punzada extendiéndose en la carne.
Hay ríos con sus puentes
donde cruzar lejos
y que me llaman
pero yo sigo habitándote,
desnudo de mi orgullo,
sin medida de tiempo,
pereciendo un poco más
entre tus manos frías
y tu mirada ausente.
3 comentarios:
Tu dolor es tan etterno como esa sangre que recorre el cuerpo hasta azotar el corazón con sentimientos...
Habitaras la piel y la carne aún vestido de amor agonizante por esa mirada que tanta falta hace...
Suele suceder con el dolor, siempre tan ilimitado.
Sé de tus puentes.
Y sé del dolor de habitar la lejanía de las manos frías, tan ausentes.
Un abrazo fuerte, amigo.
el dolor...
un beso
Alba
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