miércoles, 4 de febrero de 2009
Estoy aquí con mis manos madre...
Estoy aquí con mis manos
madre,
con mi cara blanca, mis pupilas
y una nausea de memoria
de vasos sanguíneos antiguos,
de aquél tiempo
en el que el sol hacía daño
a los ojos.
Escucha:
esto que me ahoga
no es el silencio,
nunca el silencio fue algo mío
como la piel,
ni tuyo,
pero de esta forma
se me presenta,
apenas murmullo,
apenas sílaba.
Podría haber venido
cantando madre,
o tal vez gritando
tu nombre desde el pasillo,
pero traigo un cántaro de arcilla
sobre la cabeza
con un rodete hecho de tela
que mantiene su equilibrio,
y vengo
en busca de estas cosas que son mías,
que son nuestras,
y que nos vuelven
del revés si las cocemos a fuego lento.
Ya oigo como me hablas
madre,
tan bajito, tan raíz,
acércate y que los recuerdos sean molinos
y que sus aspas nos eleven y
que nos dejen de nuevo
en el suelo,
para que de este modo
nos digamos desde el estómago,
desde la vida,
ahora que todavía se nos embalsa,
por si se rompe el muro,
por si no hay tiempo suficiente
para agarrarnos fuerte
la una a la otra.
Mamen Alegre
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5 comentarios:
Para exprimir el jugo cuando todavía tenemos fruta. ¡Soberbio!
Imagino que es mi hijo, y se me pone un nudo en la garganta, muros, silencios..., pero nunca es tarde, gritaré con tanta fuerza, que romperé el muro, ya empecé.
Me encantó, Mamen, un beso.
Gracias Mónica.
Gracias Irene.
Pero sobre todo gracias a Fernando, por acercar este poema que para mí tiene un significado muy especial, a este lugar.
Os beso a los tres.
Tierno y muy hermoso. Ese silencio que nos les pertenece... Felicidades a ambos, mamen y fernando, por esta entrada.
Mamen, tras haber tenido el gusto de conocer tus trabajos en Valencia (y compartirlos con los míos) dentro de la Antología Solidaria "Artistas con Haití" en la que te leyó un joven de 12 años, leerte ahora con más detenimiento, me ha enganchado a tus letras.
Un abrazo y espero que nos sigas deleitando.
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