sábado, 30 de enero de 2010
Camina lentamente la mañana
Camina lentamente la mañana
bañando los tejados silenciosa
con un sol frío, amarillento y pobre.
Y de nuevo, los metropolitanos
su vida estiran otro día más:
han vencido a la noche.
Las casas abren otra vez sus puertas,
y los hombres cierran los corazones
que tal vez en el lecho derramaron
en un sollozo suplicante y sordo.
Parecen ir, felicidad en mano,
al triunfo colosal – así lo dicen-
o más bien a la sórdida oficina
de verticalidades lacerantes
que cierran cada día su destino.
La ciudad se despierta,
se despereza y grita,
se agita, se conmueve
¡ Y así hasta cuándo, dioses,
dejaréis a los hombres ir muriendo.....!
Miguel Ángel Yusta
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3 comentarios:
Rutinas del quehacer diario, del trabajo impuesto, de la vida que nos arrastra.
Un poema así quizás haga de lo rutinario algo más hondo de lo que parece.
Un abrazo.
Y así van pasando los días, aparentemente iguales.
Estoy con Ybris, tu poema hace hermosa la rutina.
Un besazo.
Poéticas palabras para un devenir diario y esclavizante, M. Ángel.
Besos
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