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Enhebro en el ojal de mi camisa el olor de una rosa,
no es la primera del año pero es roja devota
como si mi sangre pudiera salir y quedarse mirando la vida.
Tengo un viaje, lejos, quizá como siempre, una tristeza,
el adviento de una lluvia que limpiará los días,
el adiós definitivo al duro invierno.
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4 comentarios:
Sí, parece que el invierno se marchará, y la primavera se acerca calurosa. Dispuesta, como siempre, para alterarnos la sangre. Tus poemas son un hermoso adelanto.
Muchos besos, Fernando.
Cerrar los ojos e imaginarse rosa desde muy dentro.
Y luego mirar la vida
y despedir el invierno.
Hay metamorfosis que merecen la pena.
Abrazos.
Que todos los adioses sean así de bonitos. Me acerco a darte los buenos días, ya un poco tarde lo sé... pero mi cama me lloró esta noche. Besazos.
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