lunes, 31 de diciembre de 2007
Gracias a Antón
No esperaba escribiros ya este año pero las cosas de la vida...Antón Castro, ese gallego de alma y raices pero con el hule de los años paseado por estas tierras mías, escritor, periodista, y tantas cosas que no caben en un baúl de los de toda la vida me ha puesto en su blog un montón de poemas después de una conversación amigable de "emilios" de ida y vuelta...si quereís podeis acudir allí...gracias desde aquí a mi amigo Antón y felicitarle porque a su programa Borradores le han dado un merecido premio por la difusión a las artes.
Nota
Os he puesto dos canciones de otro estilo,...sed todo lo felices que podáis. Gracias por estar.
La Quinta estación...el mundo se equivoca.
Muero por tus besos,
por tu ingrata sonrisa,
por tus bellas caricias eres tu mi alegria...
Pido que no me falles
que nunca te me vayas y que nunca te olvides
que soy yo quien te ama
que soy yo quien te espera
que soy yo quien te llora
que soy yo quien te anhela los minutos y horas...
[Estribillo]
Me muero por besarte,
dormirme en tu boca
me muero por decirte que el mundo se equivoca...
Me muero por besarte
dormirme en tu boca
me muero por decirte que el mundo se equivoca...
que se equivoca...
que se equivoca
Muero por tu ausencia
que me hace extrañarte
que me hace soñarte cuando mas me haces falta
pido por la mañana
que a mi lado despiertes enredado en la cama
hay como me haces falta
que soy yo quien te espera
que soy yo quien te llora
que soy yo quien te anhela, los minutos y horas...
Me muero por besarte,
dormirme en tu boca
me muero por decirte que el mundo se equivoca...
Me muero por besarte
dormirme en tu boca
me muero por decirte que el mundo se equivoca...
que se equivoca...
que se equivoca
Me muero por besarte
dormirme en tu boca
me muero por decirte que el mundo se equivoca...
que se equivoca...
que se equivoca
Amaral...como hablar
Si volviera a nacer, si empezara de nuevo,
volvería a buscarte en mi nave del tiempo.
Es el destino quien nos lleva y nos guia,
nos separa y nos une a traves de la vida.
Nos dijimos adios y pasaron los años,
volvimos a vernos una noche de sábado,
otro país, otra ciudad, otra vida,
pero la misma mirada felina.
A veces te mataria, y otras en cambio te quiero comer,
ojillos de agua marina.
Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya
y si no encuentro la palabra exacta, como hablar.
Como decirte que me has ganado poquito a poco
tu que llegaste por casualidad, como hablar.
Como un pajaro de fuego que se muere en tus manos,
un trozo de hielo desecho en los labios,
la radio sigue sonando, la guerra ha acabado,
pero las hogueras no se han apagado aun.
Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya,
y si no encuentro la palabra exacta, como hablar.
Como decirte que me has ganado poquito a poco,
tu que llegaste por casualidad, como hablar.
A veces te mataria y otras en cambio te quiero comer,
me estas quitando la vida, como hablar...
sábado, 29 de diciembre de 2007
Cuatro poemas de Cristina Peri Rossi
BITÁCORA
No conoce el arte de la navegación
quien no ha bogado en el vientre
de una mujer, remado en ella,
naufragado
y sobrevivido en una de sus playas.
"Linguística general" 1979
DEDICATORIA
La literatura nos separó: todo lo que supe de ti
lo aprendí en los libros
y a lo que faltaba,
yo le puse palabras.
"Evohé" 1971
DESPUÉS
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor.
Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
"Otra vez eros" 1994
DISTANCIA JUSTA
En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
"Otra vez eros" 1994
No conoce el arte de la navegación
quien no ha bogado en el vientre
de una mujer, remado en ella,
naufragado
y sobrevivido en una de sus playas.
"Linguística general" 1979
DEDICATORIA
La literatura nos separó: todo lo que supe de ti
lo aprendí en los libros
y a lo que faltaba,
yo le puse palabras.
"Evohé" 1971
DESPUÉS
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor.
Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
"Otra vez eros" 1994
DISTANCIA JUSTA
En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
"Otra vez eros" 1994
viernes, 28 de diciembre de 2007
Damien Rice "9 Crimes"
Esto nos manda Alba...le parece ligado al poema de Gonzalo Rojas
Y entonces es Justo como usted dijo esto sería la Vida va fácil sobre mí la Mayor parte del tiempo y entonces esto no es la historia más corta Ningún amor, ninguna gloria Ningún héroe en su cielo
No puedo quitar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos de usted no puedo quitar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos...
Y entonces es Justo como usted dijo deberíamos ser ambos olvidaremos la brisa la Mayor parte del tiempo y entonces esto es el agua más fría la hija del soplador la pupila en la negación No puedo quitar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos de usted no puedo quitar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos de usted no puedo tomar mis ojos...
¿Dije que le aborrezco? ¿Dije que quiero Dejarlo todo detrás?
No puedo quitar mi mente de usted no puedo tomar mi mente de usted no puedo quitar mi mente de usted no puedo tomar mi mente de usted no puedo tomar mi mente de usted no puedo tomar mi mente... Mi mente ... mi mente... ' Til encuentro alguien nuevo
jueves, 27 de diciembre de 2007
CARTA PARA VOLVERNOS A VER
CARTA PARA VOLVERNOS A VER de Gonzalo Rojas
Escrita en el mar, el 25-X-58, entre las 2 y las 5 de la mañana, a bordo del "Laennec",
Navifrance, por la ruta del Atlántico norte. No publicada hasta la fecha.
Lo feo fue quererte, mi Fea, conociendo cuánta víbora
era tu sangre, lo monstruoso
fue oler amor debajo de tu olorcillo a hiena, y olvidar
que eras bestia, y no a besos sino a cruel mordedura
te hubiera, en pocos meses, lo vicioso y confuso
descuerado, y te hubiera en la mujer más bella ¡por Safo! convertido.
Porque, vistas las cosas desde el mar, en el frío de la noche oceánica
y encima de este barco de lujo, con mujeres francesas y espumosas,
y mucha danza, y todo, no hay ninguna
cuyo animal, oh Equívoca, tenga más desenfreno en su fulgor
antes de ti, después de ti. No hay ojos verdes
que se parezcan tanto a la ignominia.
Ignominia es tu sangre, Burguesilla: lo turbio que te azota por dentro,
remolino viscoso de miedo y de lujuria, corrupción
de todo lo materno que es la mujer. ¡Acuérdate, Malparida, de aquella pesadilla!
No hay trampa que te valga cuando tiritas y entras al gran baile del muro
donde se te aparecen de golpe los pedazos de la muerte.
No te perdono, entiéndeme, porque no me perdono, porque el mar
-por hermoso que sea- no perdona al cadáver: lo rechaza y lo arroja
como inútil estiércol.
Muerta estás y aun entonces, cuando dormí contigo, dormí con una máquina
de parir muertos. Nadie podrá lavar mi boca sino el áspero océano,
Mujer y No-mujer, de tu beso vicioso.
Lástima de hermosura. Si hoy te falta de madre justo lo que te sobra
de ramera
y de sábana en sábana, desnuda, vas riendo
y sin embargo empiezas a llorar en lo oscuro cuando no te oye nadie,
es posible, es posible que descubras tu estrella por el viejo ejercicio
del amor, es posible que tanta espuma inútil
pierda su liviandad, se integre en la corriente, vuelva al coro del Ritmo.
Tal vez el largo oleaje de esta carta te aburra, todo este aire solemne,
pero el Ritmo ha de ser océano profundo
que al hombre y la mujer amarra y desamarra
nadie sabe por qué y, es curioso, yo mismo
no sé por qué te escribo con esta mano, y toco
tu rara desnudez terrible todavía.
No hablemos ya de mayo ni de junio, ni hablemos
del gran mes, mi Amorosa, que construyó en diamante tu figura
de amada y sobreamada, por encima del cielo, en el volcán
de aquel Chillán de Chile que vivimos los dos, y eternizamos,
silenciosos, seguros de ser uno en el vuelo.
No. Bajemos de ahí, mi Sangrienta, y entremos al agosto mortuorio:
crucemos los horribles pasadizos
de tus vacilaciones, volvamos al teléfono
que aún estará sonando. Volemos en aviones a salvar
los restos de Algo, de Alguien que va a morir, mi Dios, descuartizado.
Digamos bien las cosas. No es justo que metamos a ningún Dios en esto.
Cínicos y quirúrgicos, los dos, los dos mentimos.
Tú, la más Partidaria de la Verdad, negaste la vida hasta sangrar
contra la Especie (¿Es mucho cinco mil cuatrocientas criaturas por hora...?)
Los dos, los dos cortamos las primeras, las finas
raíces sigilosas del que quiso venir
a vemos, y a besamos, y a juntamos en uno.
Miro el abismo al fondo de este espejo quebrado, me adelanto a lo efímero
de tus días rientes y otra vez no eres nada
sino un color difícil de mujer vuelta al polvo
de la vejez. Adiós. Hueca irás. Vivirás
de lo que fuiste un día quemada por el rayo del vidente.
Mortal contradictorio: cierro esta carta aquí,
este jueves atlántico, sin Júpiter ni estrella.
No estás. No estoy. No estamos. Somos, y nada más.
Y océano,
y océano,
y únicamente océano.
Escrita en el mar, el 25-X-58, entre las 2 y las 5 de la mañana, a bordo del "Laennec",
Navifrance, por la ruta del Atlántico norte. No publicada hasta la fecha.
Lo feo fue quererte, mi Fea, conociendo cuánta víbora
era tu sangre, lo monstruoso
fue oler amor debajo de tu olorcillo a hiena, y olvidar
que eras bestia, y no a besos sino a cruel mordedura
te hubiera, en pocos meses, lo vicioso y confuso
descuerado, y te hubiera en la mujer más bella ¡por Safo! convertido.
Porque, vistas las cosas desde el mar, en el frío de la noche oceánica
y encima de este barco de lujo, con mujeres francesas y espumosas,
y mucha danza, y todo, no hay ninguna
cuyo animal, oh Equívoca, tenga más desenfreno en su fulgor
antes de ti, después de ti. No hay ojos verdes
que se parezcan tanto a la ignominia.
Ignominia es tu sangre, Burguesilla: lo turbio que te azota por dentro,
remolino viscoso de miedo y de lujuria, corrupción
de todo lo materno que es la mujer. ¡Acuérdate, Malparida, de aquella pesadilla!
No hay trampa que te valga cuando tiritas y entras al gran baile del muro
donde se te aparecen de golpe los pedazos de la muerte.
No te perdono, entiéndeme, porque no me perdono, porque el mar
-por hermoso que sea- no perdona al cadáver: lo rechaza y lo arroja
como inútil estiércol.
Muerta estás y aun entonces, cuando dormí contigo, dormí con una máquina
de parir muertos. Nadie podrá lavar mi boca sino el áspero océano,
Mujer y No-mujer, de tu beso vicioso.
Lástima de hermosura. Si hoy te falta de madre justo lo que te sobra
de ramera
y de sábana en sábana, desnuda, vas riendo
y sin embargo empiezas a llorar en lo oscuro cuando no te oye nadie,
es posible, es posible que descubras tu estrella por el viejo ejercicio
del amor, es posible que tanta espuma inútil
pierda su liviandad, se integre en la corriente, vuelva al coro del Ritmo.
Tal vez el largo oleaje de esta carta te aburra, todo este aire solemne,
pero el Ritmo ha de ser océano profundo
que al hombre y la mujer amarra y desamarra
nadie sabe por qué y, es curioso, yo mismo
no sé por qué te escribo con esta mano, y toco
tu rara desnudez terrible todavía.
No hablemos ya de mayo ni de junio, ni hablemos
del gran mes, mi Amorosa, que construyó en diamante tu figura
de amada y sobreamada, por encima del cielo, en el volcán
de aquel Chillán de Chile que vivimos los dos, y eternizamos,
silenciosos, seguros de ser uno en el vuelo.
No. Bajemos de ahí, mi Sangrienta, y entremos al agosto mortuorio:
crucemos los horribles pasadizos
de tus vacilaciones, volvamos al teléfono
que aún estará sonando. Volemos en aviones a salvar
los restos de Algo, de Alguien que va a morir, mi Dios, descuartizado.
Digamos bien las cosas. No es justo que metamos a ningún Dios en esto.
Cínicos y quirúrgicos, los dos, los dos mentimos.
Tú, la más Partidaria de la Verdad, negaste la vida hasta sangrar
contra la Especie (¿Es mucho cinco mil cuatrocientas criaturas por hora...?)
Los dos, los dos cortamos las primeras, las finas
raíces sigilosas del que quiso venir
a vemos, y a besamos, y a juntamos en uno.
Miro el abismo al fondo de este espejo quebrado, me adelanto a lo efímero
de tus días rientes y otra vez no eres nada
sino un color difícil de mujer vuelta al polvo
de la vejez. Adiós. Hueca irás. Vivirás
de lo que fuiste un día quemada por el rayo del vidente.
Mortal contradictorio: cierro esta carta aquí,
este jueves atlántico, sin Júpiter ni estrella.
No estás. No estoy. No estamos. Somos, y nada más.
Y océano,
y océano,
y únicamente océano.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
Mercedes Sosa - Gracias a La Vida (Violeta Parra)
Gracias A La Vida
Mercedes Sosa
Letra: Violeta Parra
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día grillos y canarios
Martirios, turbinas, ladridos, chubascos
Y la voz tan tierna de mi bien amado
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él, las palabras que pienso y declaro
Madre, amigo, hermano
Y luz alumbrando la ruta del alma del que estoy amando
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos
Playas y desiertos, montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano
Cuando miro el bueno tan lejos del malo
Cuando miro el fondo de tus ojos claros
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto
Gracias a la vida, gracias a la vida
Pablo Neruda...el viento en la isla
EL VIENTO EN LA ISLA
El viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos.
Escóndeme en tus brazos
por esta noche sola,
mientras la lluvia rompe
contra el mar y la tierra
su boca innumerable.
Escucha cómo el viento
me llama galopando
para llevarme lejos.
Con tu frente en mi frente,
con tu boca en mi boca,
atados nuestros cuerpos
al amor que nos quema,
deja que el viento pase
sin que pueda llevarme.
Deja que el viento corra
coronado de espuma,
que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.
martes, 25 de diciembre de 2007
Hay una isla
Hay una isla,
una península lejana donde nadie habita,
sin embargo allí me esperan todos los silencios
que en mi vida se me han escapado por las rendijas de la ira,
todos los suspiros que no pude dar,
todos mis abrazos que nunca pudisteis recibir
y las caricias que aún os debo.
Fotografía aquí
lunes, 24 de diciembre de 2007
Nollaig Shona!
Mi amigo Chesus me ha enviado como felicitación este villancico: es ‘Noche de Paz’, el villancico más universal, traducido a 200 idiomas de todo el mundo. ‘Stille Nacht’ (’noche silenciosa’), en su versión original en alemán, fue estrenada el 25 de diciembre de 1818 en una iglesia austriaca. Fue escrita por el sacerdote Joseph Mohr y el músico Franz Gruber.
En esta ocasión podéis disfrutar de la excepcional voz de Enya interpretando la versión en gaélico irlandés: ‘Oíche chiúin’.
Para todos.
domingo, 23 de diciembre de 2007
Angela Gheorghiu sings 'O mio babbino caro'
Y este otro para Ybris, Uma, Ana, Alba, Valeria, mi amiga anónima...etc.. y tod@s..los que guardaís silencio.
Amantes
De Alejandra Pizarnik el poema AMANTES
una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío
una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío
ME ALEJO EN SILENCIO
De Vicente Huidobro el poema ME ALEJO EN SILENCIO
Me alejo en silencio como una cinta de seda
Paseante de arroyos
Todos los días me ahogo
En medio de plantaciones de plegarias
Las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua
Y esos cantos forman las islas del mar
Soy el paseante
El paseante que se parece a las cuatro estaciones
El bello pájaro navegante
Era como un reloj envuelto en algodón
Antes de volar me ha dicho tu nombre
El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes
Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia
Me alejo en silencio como una cinta de seda
Paseante de arroyos
Todos los días me ahogo
En medio de plantaciones de plegarias
Las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua
Y esos cantos forman las islas del mar
Soy el paseante
El paseante que se parece a las cuatro estaciones
El bello pájaro navegante
Era como un reloj envuelto en algodón
Antes de volar me ha dicho tu nombre
El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes
Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia
viernes, 21 de diciembre de 2007
No te amo
Pablo Neruda en su SONETO XVII
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.
jueves, 20 de diciembre de 2007
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Que ya viví, que te vas...Silvio sin ser Silvio
Que Ya Vivi. Que Te Vas
Silvio Rodríguez
Dejé pasar unas horas
por si se huia tu sueño.
Durmiendo la veladora
tu tiempo se entro en mi tiempo
y, en fin, la guitarra sola
gira contigo en el centro.
Creo que la luna ya es muy alta
y en la caricia falta
un viaje a la humedad.
Creo que de noche me despierto
con frio, al descubierto,
tanteando oscuridad.
Creo que la lluvia esta cayendo
y no voy sonriendo
dejandome mojar.
Creo que me va a quitar el sueño
un dedo aqui,
un labio alla,
que te perdi,
que ya no estas,
que ya vivi,
que te vas.
Dejé pasar unas horas,
pupila veladora,
por si me daba igual.
Tu tiempo se metió en mi tiempo,
momentos y momentos
que no quieren pasar.
Y he aqui que la guitarra
vuelve a soltar amarras,
canta y gime al volar.
Creo que me va a quitar el sueño
un dedo aqui,
un labio alla,
que te perdi,
que ya no estas,
que ya vivi,
que te vas.
lunes, 17 de diciembre de 2007
No te quiero sino porque te quiero...Neruda y Antonio Vega
Pablo Neruda en sus 100 sonetos de amor
LXVI
NO TE QUIERO sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.
En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.
Me peina el viento los cabellos...Neruda y Miguel Poveda
Me peina el viento los cabellos
Me peina el viento los cabellos
como una mano maternal,
abro la puerta del recuerdo
y el pensamiento se me va.
Son otras voces las que llevo,
es de otros labios mi cantar,
¡hasta mi gruta de recuerdos
tiene una extraña claridad!
Frutos de tierras extranjeras,
olas azules de otro mar,
amores de otros hombres, penas
que no me atrevo a recordar.
¡Y el viento que me peina
como una mano maternal!
Mi verdad se pierde en la noche
¡no tengo noche ni verdad!
Tendido en medio del camino
deben pisarme para andar.
Pasan por mi sus corazones
ebrios de vino y de soñar.
Yo soy un puente inmóvil entre
tu corazón y la eternidad.
¡Si me muriera de repente
no dejaría de cantar!
Pablo Neruda
domingo, 16 de diciembre de 2007
No me preguntes
No me preguntes porque he de andar detrás de ti.
Juntando todas las respuestas
surge un racimo de incoherencias
en el cual tú eres la aproximación a mis deseos.
El invierno desbarata cada una de mis virtudes
y mis defectos son un desastre más que unir al de tu ausencia.
Pero una vez rotas las cuerdas, las manos sueltas,
aún con el olor de tu sexo entre mis dedos
- como olvidar la humedad entre tus cruzadas piernas -,
nada que no traiga el viento del norte será un recuerdo.
Desmenuzo las palabras dedicadas al fuego de tu boca,
aquellas otras que cedí al color de tu piel
y a la respiración entrecortada de tu gozo,
y mientras rompo uno por uno los innumerables versos
alcanzo la situación de soledad y de tristeza
en que el invierno me cede un patio de colegio vacío,
una cancha donde se resguardan los juegos baldíos
y los únicos compañeros que me quedan
son las sombras silenciosas de los árboles.
Juntando todas las respuestas
surge un racimo de incoherencias
en el cual tú eres la aproximación a mis deseos.
El invierno desbarata cada una de mis virtudes
y mis defectos son un desastre más que unir al de tu ausencia.
Pero una vez rotas las cuerdas, las manos sueltas,
aún con el olor de tu sexo entre mis dedos
- como olvidar la humedad entre tus cruzadas piernas -,
nada que no traiga el viento del norte será un recuerdo.
Desmenuzo las palabras dedicadas al fuego de tu boca,
aquellas otras que cedí al color de tu piel
y a la respiración entrecortada de tu gozo,
y mientras rompo uno por uno los innumerables versos
alcanzo la situación de soledad y de tristeza
en que el invierno me cede un patio de colegio vacío,
una cancha donde se resguardan los juegos baldíos
y los únicos compañeros que me quedan
son las sombras silenciosas de los árboles.
viernes, 14 de diciembre de 2007
Te he buscado
De Rodolfo Serrano: Te he buscado
Te he buscado en mil cuerpos, en todas las caderas
busque el roce de piel, el calor de la carne,
sagrado movimiento de estrellas y planetas.
Amé, si es que se puede amar cuando los dedos
recuerdan otro pecho, otros labios ardiendo,
o los dulces caminos que llevan a tu vientre.
Pero he dejado siempre abiertas las ventanas
desde donde mirar el paisaje y los ríos
que recorren tus piernas y acaban en tu boca.
Por eso me parece que fue ayer, ayer mismo
cuando en la cama ajena conquistábamos mundos
y era un suspiro el aire y la palabra nuestra.
Y no ha pasado el tiempo. Rompí los calendarios.
Paciente y lentamente te he ido construyendo,
con migas del recuerdo y saliva de besos.
A veces me persigue una extraña añoranza:
los años que no tuve tu cabeza en mi pecho,
el amor malgastado buscado en otros cuerpos.
Te he buscado en mil cuerpos, en todas las caderas
busque el roce de piel, el calor de la carne,
sagrado movimiento de estrellas y planetas.
Amé, si es que se puede amar cuando los dedos
recuerdan otro pecho, otros labios ardiendo,
o los dulces caminos que llevan a tu vientre.
Pero he dejado siempre abiertas las ventanas
desde donde mirar el paisaje y los ríos
que recorren tus piernas y acaban en tu boca.
Por eso me parece que fue ayer, ayer mismo
cuando en la cama ajena conquistábamos mundos
y era un suspiro el aire y la palabra nuestra.
Y no ha pasado el tiempo. Rompí los calendarios.
Paciente y lentamente te he ido construyendo,
con migas del recuerdo y saliva de besos.
A veces me persigue una extraña añoranza:
los años que no tuve tu cabeza en mi pecho,
el amor malgastado buscado en otros cuerpos.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Aquí te amo
Pablo Neruda
.
Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
.
Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas, estrellas.
.
0 la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aun entra estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llena y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
Alter ego
De Cesar Pavese: ALTER EGO
Desde la mañana al ocaso, yo veía el tatuaje
en su pecho sedoso: una mujer rojiza
incrustada, como en un prado, entre el pelo. Allí
debajo
brama a veces un tumulto que sobresalta a la mujer.
Transcurría el día entre blasfemias y silencios.
Si la mujer no fuese un tatuaje y estuviese viva
y aferrada a su pecho peludo, ese hombre
bramaría aún fuerte en su pequeña celda.
Callaba, tendido en el lecho, con los ojos abiertos.
Un profundo hálito de mar ascendía
de su cuerpo de huesos grandes y recios: estaba
tendido
al igual que en cubierta. Pesaba sobre el lecho
como quien ha despertado y podría saltar de él.
Su cuerpo, salado por la espuma, chorreaba
un sudor solar. La pequeña celda
era insuficiente para el alcance de una mirada suya.
Al verle las manos, se pensaba en la mujer.
Versión de Carles José i Solsora
Desde la mañana al ocaso, yo veía el tatuaje
en su pecho sedoso: una mujer rojiza
incrustada, como en un prado, entre el pelo. Allí
debajo
brama a veces un tumulto que sobresalta a la mujer.
Transcurría el día entre blasfemias y silencios.
Si la mujer no fuese un tatuaje y estuviese viva
y aferrada a su pecho peludo, ese hombre
bramaría aún fuerte en su pequeña celda.
Callaba, tendido en el lecho, con los ojos abiertos.
Un profundo hálito de mar ascendía
de su cuerpo de huesos grandes y recios: estaba
tendido
al igual que en cubierta. Pesaba sobre el lecho
como quien ha despertado y podría saltar de él.
Su cuerpo, salado por la espuma, chorreaba
un sudor solar. La pequeña celda
era insuficiente para el alcance de una mirada suya.
Al verle las manos, se pensaba en la mujer.
Versión de Carles José i Solsora
lunes, 10 de diciembre de 2007
Como tú...León Felipe y Paco Ibáñez
COMO TÚ...
Así es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centellas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera ...
domingo, 9 de diciembre de 2007
Canción desesperada de Neruda y Paco Ibáñez
La canción desesperada
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado !
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos !
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio !
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio !
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio !
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio !
Hice retroceder la muralla de sombra.
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado !
Noche del amor insomne
De Federico García Lorca: NOCHE DEL AMOR INSOMNE
Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena.
Noche abajo los dos. Cristal de pena,
llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías
sobre tu débil corazón de arena.
La aurora nos unió sobre la cama,
las bocas puestas sobre el chorro helado
de una sangre sin fin que se derrama.
Y el sol entró por el balcón cerrado
y el coral de la vida abrió su rama
sobre mi corazón amortajado.
Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena.
Noche abajo los dos. Cristal de pena,
llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías
sobre tu débil corazón de arena.
La aurora nos unió sobre la cama,
las bocas puestas sobre el chorro helado
de una sangre sin fin que se derrama.
Y el sol entró por el balcón cerrado
y el coral de la vida abrió su rama
sobre mi corazón amortajado.
sábado, 8 de diciembre de 2007
VOCALES PARA HILDA
Gonzalo Rojas en su poema: VOCALES PARA HILDA
La que duerme ahí, la sagrada,
la que me besa y me adivina,
la translúcida, la vibrante,
la loca
de amor, la cítara
alta:
tú,
nadie
sino flexiblemente
tú,
la alta,
en el aire alto
del aceite
original
de la Especie:
tú,
la que hila
en la velocidad
ciega
del sol:
tú,
la elegancia
de tu presencia
natural
tan próxima
mi vertiente
de diamante, mi
arpa,
tan portentosamente mía:
tú,
paraíso
o
nadie
cuerda
para oír
el viento
sobre el abismo
sideral:
tú,
página
de piel más allá
del aire:
tú,
manos
que amé,
pies
desnudos
del ritmo
de marfil
donde puse
mis besos:
tú,
volcán
y pétalos,
llama;
lengua
de amor
viva:
tú,
figura
espléndida, orquídea
cuyo carácter aéreo
me permite
volar:
tú,
muchacha
mortal, fragancia
de otra música
de nieve
sigilosamente
andina:
tú,
hija del mar
abierto,
áureo,
tú que danzas
inmóvil
parada
ahí
en
la transparencia
desde
lo hondo
del principio:
tú
cordillera, tú,
crisálida
sonámbula
en el fulgor
impalpable
de tu corola:
tú,
nadie: tú:
Tú,
Poesía,
tú,
Espíritu,
nadie:
tú,
que soplas
al viento
estas vocales
oscuras,
estos
acordes
pausados
en el enigma
de lo terrestre:
tú:
La que duerme ahí, la sagrada,
la que me besa y me adivina,
la translúcida, la vibrante,
la loca
de amor, la cítara
alta:
tú,
nadie
sino flexiblemente
tú,
la alta,
en el aire alto
del aceite
original
de la Especie:
tú,
la que hila
en la velocidad
ciega
del sol:
tú,
la elegancia
de tu presencia
natural
tan próxima
mi vertiente
de diamante, mi
arpa,
tan portentosamente mía:
tú,
paraíso
o
nadie
cuerda
para oír
el viento
sobre el abismo
sideral:
tú,
página
de piel más allá
del aire:
tú,
manos
que amé,
pies
desnudos
del ritmo
de marfil
donde puse
mis besos:
tú,
volcán
y pétalos,
llama;
lengua
de amor
viva:
tú,
figura
espléndida, orquídea
cuyo carácter aéreo
me permite
volar:
tú,
muchacha
mortal, fragancia
de otra música
de nieve
sigilosamente
andina:
tú,
hija del mar
abierto,
áureo,
tú que danzas
inmóvil
parada
ahí
en
la transparencia
desde
lo hondo
del principio:
tú
cordillera, tú,
crisálida
sonámbula
en el fulgor
impalpable
de tu corola:
tú,
nadie: tú:
Tú,
Poesía,
tú,
Espíritu,
nadie:
tú,
que soplas
al viento
estas vocales
oscuras,
estos
acordes
pausados
en el enigma
de lo terrestre:
tú:
viernes, 7 de diciembre de 2007
Homenaje a ella
POema de Adonis Ali Ahmad Said Esber, HOMENAJE A ELLA
...CUERPO-
la más bella morada de la imaginación.
Placer-
resurrección del cuerpo.
...Sus lágrimas-
arroyo en el que navega el deseo.
Mi mirada se pierde en las regiones de su cuerpo.
El mayor océano
es el cuerpo de una mujer enamorada.
Cuando me ve
su rostro se enciende.
Yo soy su fuego interno.
-El corazón del amante está entre sus labios.
El corazón de la amante está bajo su ombligo.
N o, no puede ver en la rosa
más que un cuerpo de mujer.
¿Por qué tu recuerdo no me deja?
Ni el viento me escuchó
cuando dije: te quiero.
Se levanta en su cuerpo,
duerme en el cuerpo de ella.
La línea recta
es círculo en el amor.
El hombre para la mujer es un libro
que ella sólo puede leer con todo el cuerpo.
El perfume es el más bello traje
que puede vestir una mujer.
No entrarás en la noche del cuerpo
a menos que te entregues al sol de la locura.
Para el cuerpo, el presente
es la forma del tiempo.
Sé modesta, lengua.
Sólo el cuerpo puede escribir al cuerpo.
El perfume de mujer es creado:
para ser lecho y falo del aire.
Sueña, sueña-
dice la rosa marchita.
He visto a la mujer
que vio la golondrina
que creó la primavera:
eres tú.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
...CUERPO-
la más bella morada de la imaginación.
Placer-
resurrección del cuerpo.
...Sus lágrimas-
arroyo en el que navega el deseo.
Mi mirada se pierde en las regiones de su cuerpo.
El mayor océano
es el cuerpo de una mujer enamorada.
Cuando me ve
su rostro se enciende.
Yo soy su fuego interno.
-El corazón del amante está entre sus labios.
El corazón de la amante está bajo su ombligo.
N o, no puede ver en la rosa
más que un cuerpo de mujer.
¿Por qué tu recuerdo no me deja?
Ni el viento me escuchó
cuando dije: te quiero.
Se levanta en su cuerpo,
duerme en el cuerpo de ella.
La línea recta
es círculo en el amor.
El hombre para la mujer es un libro
que ella sólo puede leer con todo el cuerpo.
El perfume es el más bello traje
que puede vestir una mujer.
No entrarás en la noche del cuerpo
a menos que te entregues al sol de la locura.
Para el cuerpo, el presente
es la forma del tiempo.
Sé modesta, lengua.
Sólo el cuerpo puede escribir al cuerpo.
El perfume de mujer es creado:
para ser lecho y falo del aire.
Sueña, sueña-
dice la rosa marchita.
He visto a la mujer
que vio la golondrina
que creó la primavera:
eres tú.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
jueves, 6 de diciembre de 2007
Por qué no escribo poesía (José Luis Piquero)
Buena pregunta. Me la hacen a menudo mis amigos, mi editor, mi mujer, algunos lectores… En realidad sí la escribo -contesto- pero a mi propio ritmo. Ellos me recuerdan los cinco libros de X, los siete libros de Y, los quince de Z (estos últimos, en sólo tres años), frente a mis tres libros en dieciocho años. Yo ahí hago notar que son cuatro, si contamos como el cuarto mi poesía reunida. OK, no cuela.
No tiene que colar. En realidad, escribo demasiado. La mayoría de mis compañeros escriben demasiado. Unos pocos han caído en la trampa del oficio y de la plantilla, que permite escribir sin límite el mismo poema, con mínimas variantes, plagiándose a uno mismo, hasta la extenuación. Me pregunto si todos esos poemas eran necesarios. Otros escriben mucho o poco pero han eludido esa trampa. Y yo les necesito. Necesito sus poemas tanto o más que los míos.
Permitidme la presunción: en veinte años de escritura he adquirido el oficio suficiente para haber publicado en la última década dos o tres libros correctos. Pero ¿por qué iba a hacerlo? Hay muy pocos poemas que necesite escribir, muy pocos. A veces pasan meses sin que ninguno de ellos se me imponga. Pero sólo quiero escribir precisamente esos. Ni siquiera digo que sean buenos. Pero tengo que necesitarlos, tiene que serme imprescindible escribirlos. Y si eso supone tardar diez años en publicar un libro, pues qué le vamos a hacer.
Vivir en poeta, si tal cosa existe, es algo que hago 365 días al año, aunque sólo dedique unos pocos a escribir poemas. La escritura no es el hecho físico, ni siquiera son sus resultados. La escritura es un proceso, una construcción que te impone sus propias normas. Una búsqueda a ciegas en la que cada uno encuentra lo que puede y escoge entre lo que encuentra. Y el resultado son veinte poemas, dos poemas, ninguno… Creo firmemente que lo más importante de la escritura es lo que sucede antes de sentarse a escribir y después, independientemente de las líneas que hayan quedado sobre el papel. La poesía es la mirada, la sensación, el hallazgo, no los versos.
Hoy, después de un mes de trabajo, he terminado un poema. La sensación es de vacío y de zozobra. Ahora necesito olvidar lo que he escrito para poder volver a leerlo con ojos nuevos y que en el hallazgo (quizá sólo importante para mí) siga encontrando cosas. Porque un poema no es un fin sino un medio. Son unas gafas para ver. Es una carta con el sobre cerrado, que aún no hemos leído, y sospechamos que su contenido nos va a trastornar. Y entonces lo tememos.
Me he escrito una carta. No sé lo que pone. Me inquieta..
Tomado tal cual del blog de José Luis Piquero
No tiene que colar. En realidad, escribo demasiado. La mayoría de mis compañeros escriben demasiado. Unos pocos han caído en la trampa del oficio y de la plantilla, que permite escribir sin límite el mismo poema, con mínimas variantes, plagiándose a uno mismo, hasta la extenuación. Me pregunto si todos esos poemas eran necesarios. Otros escriben mucho o poco pero han eludido esa trampa. Y yo les necesito. Necesito sus poemas tanto o más que los míos.
Permitidme la presunción: en veinte años de escritura he adquirido el oficio suficiente para haber publicado en la última década dos o tres libros correctos. Pero ¿por qué iba a hacerlo? Hay muy pocos poemas que necesite escribir, muy pocos. A veces pasan meses sin que ninguno de ellos se me imponga. Pero sólo quiero escribir precisamente esos. Ni siquiera digo que sean buenos. Pero tengo que necesitarlos, tiene que serme imprescindible escribirlos. Y si eso supone tardar diez años en publicar un libro, pues qué le vamos a hacer.
Vivir en poeta, si tal cosa existe, es algo que hago 365 días al año, aunque sólo dedique unos pocos a escribir poemas. La escritura no es el hecho físico, ni siquiera son sus resultados. La escritura es un proceso, una construcción que te impone sus propias normas. Una búsqueda a ciegas en la que cada uno encuentra lo que puede y escoge entre lo que encuentra. Y el resultado son veinte poemas, dos poemas, ninguno… Creo firmemente que lo más importante de la escritura es lo que sucede antes de sentarse a escribir y después, independientemente de las líneas que hayan quedado sobre el papel. La poesía es la mirada, la sensación, el hallazgo, no los versos.
Hoy, después de un mes de trabajo, he terminado un poema. La sensación es de vacío y de zozobra. Ahora necesito olvidar lo que he escrito para poder volver a leerlo con ojos nuevos y que en el hallazgo (quizá sólo importante para mí) siga encontrando cosas. Porque un poema no es un fin sino un medio. Son unas gafas para ver. Es una carta con el sobre cerrado, que aún no hemos leído, y sospechamos que su contenido nos va a trastornar. Y entonces lo tememos.
Me he escrito una carta. No sé lo que pone. Me inquieta..
Tomado tal cual del blog de José Luis Piquero
miércoles, 5 de diciembre de 2007
La pasión
De Cristina Peri Rossi, LA PASIÓN
Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.
"Babel bárbara" 1991
Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.
"Babel bárbara" 1991
lunes, 3 de diciembre de 2007
Silvio Rodriguez...por quien merece amor
Por Quien Merece Amor
Silvio Rodriguez
¿Te molesta mi amor?
Mi amor de juventud,
y mi amor es un arte
en virtud.
¿Te molesta mi amor?
Mi amor sin antifaz,
y mi amor es un arte
de paz.
Mi amor es mi prenda encantada,
es mi extensa morada,
es mi espacio sin fin.
Mi amor no precisa fronteras;
como la primavera,
no prefiere jardín.
Mi amor no es amor de mercado,
porque un amor sangrado
no es amor de lucrar.
Mi amor es todo cuanto tengo;
si lo niego o lo vendo,
¿para qué respirar?
¿Te molesta mi amor?
Mi amor de humanidad,
y mi amor es un arte
en su edad.
¿Te molesta mi amor?
Mi amor de surtidor,
y mi amor es un arte
mayor.
Mi amor no es amor de uno solo,
sino alma de todo
lo que urge sanar.
Mi amor es un amor de abajo
que el devenir me trajo
para hacerlo empinar.
Mi amor, el más enamorado,
es del más olvidado
en su antiguo dolor.
Mi amor abre pecho a la muerte
y despeña su suerte
por un tiempo mejor.
Mi amor, este amor aguerrido,
es un sol encendido,
por quién merece amor.
SUEÑO PARA EL INVIERNO
Arthur Rimbaud, SUEÑO PARA EL INVIERNO
a ella...
En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.
Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.
Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
-y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.
a ella...
En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.
Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.
Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
-y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.
domingo, 2 de diciembre de 2007
Estrella Morente...canta a Neruda...¿Quiénes se amaron como nosotros?
Pablo Neruda, canción basada en estos dos sonetos del libro : "100 sonetos de amor"
SONETO XCV
Quiénes se amaron como nosotros? Busquemos
las antiguas cenizas del corazón quemado
y allí que caigan uno por uno nuestros besos
hasta que resucite la flor deshabitada.
Amemos el amor que consumió su fruto
y descendió a la tierra con rostro y poderío:
tú y yo somos la luz que continúa,
su inquebrantable espiga delicada.
Al amor sepultado por tanto tiempo frío,
por nieve y primavera, por olvido y otoño,
acerquemos la luz de una nueva manzana,
de la frescura abierta por una nueva herida,
como el amor antiguo que camina en silencio
por una eternidad de bocas enterradas.
Soneto XCVI
Pienso, esta época en que tú me amaste
se irá por otra azul sustituida,
será otra piel sobre los mismos huesos,
otros ojos verán la primavera.
Nadie de los que ataron esta hora,
de los que conversaron con el humo,
gobiernos, traficantes, transeúntes,
continuarán moviéndose en sus hilos.
Se irán los crueles dioses con anteojos,
los peludos carnívoros con libro,
los pulgones y los pipipasseyros.
Y cuando esté recién lavado el mundo
nacerán otros ojos en el agua
y crecerá sin lágrimas el trigo.
Por cierto al acabar y aunque nada tiene que ver con Neruda, Estrella canta Volver, el tango de la película de Almodovar....hermoso.
sábado, 1 de diciembre de 2007
Retrato de mujer
De Gonzalo Rojas RETRATO DE MUJER
Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.
Te juré no escribirte; por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que nunca me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.
Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.
No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz de arcángel y una boca de animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas como inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.
Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.
Te juré no escribirte; por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que nunca me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.
Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.
No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz de arcángel y una boca de animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas como inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.
jueves, 29 de noviembre de 2007
Te amaré...Silvio Rodriguez
Te Amaré
Silvio Rodriguez
Te amaré, te amaré como al mundo
Te amaré aunque tenga final
Te amaré, te amaré en lo profundo
Te amaré como tengo que amar.
Te amaré, te amaré como pueda
Te amaré aunque no sea la paz
Te amaré, te amaré lo que queda
Te amaré cuando acabe de amar
Te amaré, te amaré si estoy muerto
Te amaré al día siguiente además
Te amaré, Te amaré como siento
Te amaré con adiós, con jamás.
Te amaré, Te amaré junto al viento
Te amaré como único sé
Te amaré hasta el fin de los tiempos
Te amaré y después te amaré.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
De alguna manera...
De alguna manera
(Luis Eduardo Aute)
De alguna manera
tendré que olvidarte,
por mucho que quiera
no es fácil, ya sabes,
me faltan las fuerzas,
ha sido muy tarde
y nada más, y nada más,
apenas nada más.
Las noches te acercan
y enredas el aire,
mis labios se secan
e intento besarte.
Qué fría es la cera
de un beso de nadie
y nada más, y nada más,
apenas nada más.
Las horas de piedra
parecen cansarse
y el tiempo se peina
con gesto de amante.
De alguna manera
tendré que olvidarte
y nada más, y nada más,
apenas nada más.
lunes, 26 de noviembre de 2007
Pablo Milanés...Yolanda..El breve espacio en que no estás
Yolanda
Esto no puede ser no mas que una cancion
Quisiera fuera una declaracion de amor
Romantica sin reparar en formas tales
Que ponga freno a lo que siento ahora a raudales
Te amo
Te amo
Eternamente te amo
Si me faltaras no voy a morirme
Si he de morir quiero que sea contigo
Mi soledad se siente acompañada
Por eso a veces se que necesito
Tu mano
Tu mano
Eternamente tu mano
Cuando te vi sabia que era cierto
Este temor de hallarme descubierto
Tu me desnudas con siete razones
Me abres el pecho siempre que me colmas
De amores
De amores
Eternamente de amores
Si alguna vez me siento derrotado
Renuncio a ver el sol cada mañana
Rezando el credo que me has enseñado
Miro tu cara y digo en la ventana
Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Eternamente Yolanda
El Breve Espacio En Que No Estás
Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio en que no está.
Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe al día siguiente lo que hará.
Rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio de lo que dá.
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté "¿te quedarás?".
Temo mucho a la respuesta de un "jamás".
La prefiero compartida antes que vaciar mi vida,
no es perfecta mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé...
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté "¿te quedarás?".
Temo mucho a la respuesta de un "jamás".
La prefiero compartida antes que vaciar mi vida,
no es perfecta mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé...
domingo, 25 de noviembre de 2007
La zambullida
De Ezra Pound el poema La zambullida
LA ZAMBULLIDA
Querría bañarme en extrañeza:
estas comodidades amontonadas encima de mí,
me asfixian!
¡Me quemo, ardo en deseos de algo nuevo,
amigos nuevos, caras nuevas y lugares!
Oh, estar lejos de todo esto,
esto que es todo lo que quise...salvo lo nuevo.
¡Y tú,amor, la que mucho, la que más he deseado!
¿Acaso no me repugnan todas las paredes,
las calles, las piedras,
todo el barro, la bruma, toda la niebla,
todas las clases de tráfico?
A ti, yo te querría
fluyendo encima de mí como el agua,
¡oh, pero fuera de aquí!
Hierba y praderas y colinas y sol
¡oh, suficiente sol!
¡Lejos y a solas, en medio de gente extraña!
LA ZAMBULLIDA
Querría bañarme en extrañeza:
estas comodidades amontonadas encima de mí,
me asfixian!
¡Me quemo, ardo en deseos de algo nuevo,
amigos nuevos, caras nuevas y lugares!
Oh, estar lejos de todo esto,
esto que es todo lo que quise...salvo lo nuevo.
¡Y tú,amor, la que mucho, la que más he deseado!
¿Acaso no me repugnan todas las paredes,
las calles, las piedras,
todo el barro, la bruma, toda la niebla,
todas las clases de tráfico?
A ti, yo te querría
fluyendo encima de mí como el agua,
¡oh, pero fuera de aquí!
Hierba y praderas y colinas y sol
¡oh, suficiente sol!
¡Lejos y a solas, en medio de gente extraña!
viernes, 23 de noviembre de 2007
Pablo Neruda y Sabina...Amo el amor de los marineros.
Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.
Amo el amor de los marineros que besan y se van.
Dejan una promesa, no vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.
Desde el fondo de ti y arrodillado,
un niño triste como yo nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra,
veré en los tuyos lágrimas un día.
Amo el amor de los marineros que besan y se van.
Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.
Título: Amo el amor de los marineros
Año: 2004
Letra: Joaquín Sabina y Pablo Neruda
Música: Joaquín Sabina, Antonio García de Diego y Pancho Varona
Disco: Neruda en el corazón (1999)
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Lucia
Vuela esta canción para ti Lucia
la más bella historia de amor
que tuve y tendré
es una carta de amor
Que se lleva el viento pintado en mi voz
a ninguna parte a ningún buzón
No hay nada más bello que lo que nunca he tenido
nada más amado que lo que perdí
perdóname sí hoy busco en la arena
esa luna llena que arañaba el mar
Si alguna vez fui un ave de paso
lo olvide para anidar allá en tus brazos
Si alguna vez fui bello y fui bueno
fue enredado en tu cuello y en tus senos
si alguna vez fui sabio en amores
lo aprendí de tus labios cantores
si alguna vez ame si alguna día después
de amar amé fue por tu amor lucia
Lucia
Tus recuerdos son cada día más dulces
el olvido solo se llevo la mitad
y tu sombra aún se acuesta en mi cama
con la oscuridad entre mi almohada y mi soledad
No hay nada más bello que lo que nunca he tenido
nada más amado que lo que perdí
perdóname sí hoy busco en la arena
esa luna llena que arañaba el mar
si alguna vez ame si algún día después
de amar amé fue por tu amor lucia
Lucia
martes, 20 de noviembre de 2007
domingo, 18 de noviembre de 2007
Para vivir
Muchas veces te dije que antes de hacerlo
había que pensarlo muy bien,
Que a esta unión de nosotros
le hacia falta carne y deseo también,
Que no bastaba que me entendieras
y que murieras por mí,
Que no bastaba que en mi fracaso
yo me refugiara en ti,
Y ahora ya ves lo que pasó
al fin nació, al pasar de los años,
el tremendo cansancio que provoco ya en ti,
Y aunque es penoso lo tienes que decir.
Por mi parte esperaba
que un día el tiempo se hiciera cargo del fin,
si así no hubiera sido
yo habría seguido jugando a hacerte feliz,
Y aunque el llanto es amargo piensa en los años
que tienes para vivir,
que mi dolor no es menos y lo peor
es que ya no puedo sentir,
Y ahora tratar de conquistar
con vano afán ese tiempo perdido
que nos deja vencidos sin poder conocer
eso que llaman amor para vivir.
Para vivir...
(1967)
martes, 13 de noviembre de 2007
Codiciada, prohibida....
De Jaime Sabines el poema CODICIADA, PROHIBIDA....
Codiciada, prohibida,
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.
Codiciada, prohibida,
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.
domingo, 11 de noviembre de 2007
Oscuridad Hermosa
Gonzalo Rojas en su poema OSCURIDAD HERMOSA
Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.
Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.
Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.
Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.
Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centelleante.
Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.
viernes, 9 de noviembre de 2007
Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
La noche eterna
Poema de Rodolfo Serrano, La noche eterna
Era la noche un vaso de agua en la mesilla,
la lámpara encendida y el sonido del grifo,
algún nombre lejano perdido en la memoria
y la amarga certeza de un adiós susurrado.
Las horas los abismos donde caer sin alas,
donde enterrar promesas de amores consumidos,
amores que volvían después de tantos años
vencidos por la vida y los perros del tiempo.
Miraba tu belleza dormida entre las sábanas,
tus pechos inclinados. Escuchaba el silbido
colándose en tus labios, brisa de cualquier isla
sin robinson ni viernes ni palmera o corales.
Por el cielo pasaban estrellas y naufragios
y las viejas palabras eran como la arena
perdiéndose en tus dedos de aquella playa muerta
en el rincón perdido de la alcoba alquilada.
El deseo es un niño con un juguete nuevo
tal vez sólo el relámpago que anuncia la tormenta
del olvido que habita en espacios de humo
y los besos son nudos que rompe el calendario.
Pero miro esta noche cómo duermes ajena
al miedo y los fantasmas de un abrazo que ha sido.
Y me acerco a tu cuerpo y busco en tus caderas
la eternidad de ahora. Este instante de dicha.
Era la noche un vaso de agua en la mesilla,
la lámpara encendida y el sonido del grifo,
algún nombre lejano perdido en la memoria
y la amarga certeza de un adiós susurrado.
Las horas los abismos donde caer sin alas,
donde enterrar promesas de amores consumidos,
amores que volvían después de tantos años
vencidos por la vida y los perros del tiempo.
Miraba tu belleza dormida entre las sábanas,
tus pechos inclinados. Escuchaba el silbido
colándose en tus labios, brisa de cualquier isla
sin robinson ni viernes ni palmera o corales.
Por el cielo pasaban estrellas y naufragios
y las viejas palabras eran como la arena
perdiéndose en tus dedos de aquella playa muerta
en el rincón perdido de la alcoba alquilada.
El deseo es un niño con un juguete nuevo
tal vez sólo el relámpago que anuncia la tormenta
del olvido que habita en espacios de humo
y los besos son nudos que rompe el calendario.
Pero miro esta noche cómo duermes ajena
al miedo y los fantasmas de un abrazo que ha sido.
Y me acerco a tu cuerpo y busco en tus caderas
la eternidad de ahora. Este instante de dicha.
martes, 6 de noviembre de 2007
sábado, 3 de noviembre de 2007
Hace falta estar ciego
De Rafael Albertí su poema HACE FALTA ESTAR CIEGO...
Hace falta estar ciego,
tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
cal viva,
arena hirviendo,
para no ver la luz que salta en nuestros actos,
que ilumina por dentro nuestra lengua,
nuestra diaria palabra.
Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría,
sin participación de los himnos futuros,
sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado sombrío de la tierra.
Hace falta querer ya en vida ser pasado,
obstáculo sangriento,
cosa muerta,
seco olvido.
Hace falta estar ciego,
tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
cal viva,
arena hirviendo,
para no ver la luz que salta en nuestros actos,
que ilumina por dentro nuestra lengua,
nuestra diaria palabra.
Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría,
sin participación de los himnos futuros,
sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado sombrío de la tierra.
Hace falta querer ya en vida ser pasado,
obstáculo sangriento,
cosa muerta,
seco olvido.
miércoles, 31 de octubre de 2007
Poemas de Jesús Jiménez
TESTAMENTO DE JEFF BUCKLEY
Un nadador divide la soledad en dos:
la primera es del agua;
la segunda, del cielo.
CANCIÓN NÓMADA
El que lee las dunas escribe con los pies en la arena:
El hombre que está solo no está en ningún sitio.
Un reino no es una bandera
sino el viento que mueve la bandera.
La lentitud tiene un único atajo
y en él desaparezco.
No voy hacia ningún lugar:
es el lugar quien viene conmigo.
En su nuevo libro "Fundido en negro".
Premio de Poesía Hermanos Argensola 2007
lunes, 29 de octubre de 2007
Hija del viento
De Alejandra Pizarnik el poema HIJA DEL VIENTO
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
viernes, 26 de octubre de 2007
Amor de ciudad grande
Amor de ciudad grande
José Martí / Pablo Milanés (de 'Versos libres')
De gorja son y rapidez los tiempos.
Corre cual luz la voz en alta aguja,
cual nave despeñada en sirte horrenda,
húndese el rayo y, en ligera barca,
el hombre, como alado, el aire hiende.
Así el amor, sin pompa ni misterio,
muere, apenas nacido, de saciado.
Jaula es la villa de palomas muertas
y ávidos cazadores.
Si los pechos se rompen de los hombres
y las carnes rotas por tierra ruedan,
no ha de verse dentro más que frutillas estrujadas.
De gorja son y rapidez los tiempos.
Se ama de pie, en las calles,
entre el polvo de los salones y las plazas.
Muere la flor el día en que nace.
Aquel salirse del pecho el corazón,
el inefable placer de merecer,
el grato susto de caminar deprisa en derechura
del hogar de la amada y a sus puertas,
como un niño feliz, romper en llanto.
Y aquel mirar de nuestro amor al fuego.
Irse tiñendo de color las rosas.
Ea, que son patrañas, pues
quién tiene tiempo de ser hidalgo.
No son los cuerpos ya sino desechos
Y fosas y jirones
y las almas no son como en el árbol
fruta rica en cuya blanda piel la almíbar dulce
en su sazón de madurez rebosa,
sino fruta de plaza que a brutales golpes
el rudo labrador madura.
La edad es esta de los labios secos,
de las noches sin sueño,
de la vida estrujada en agraz.
Qué es lo que falta que la ventura falta.
Me espanta la ciudad.
Toda está llena de copas por vaciar o huecas copas.
Tengo miedo, ay de mí, de que este vino
tósigo sea y en mis venas luego
cual duende vengador los dientes clave.
Tengo sed, más de un vino que en la tierra
no se sabe beber.
No he padecido bastante aún
para romper el muro que me aparta,
oh dolor, de mi viñedo.
Tomad vosotros, catadores ruines
de vinillos humanos, esos vasos
donde el jugo del lirio a grandes sorbos,
sin compasión y sin temor se bebe.
Tomad.
Yo soy honrado.
Tomad.
Y tengo miedo.
Tomad.
José Martí / Pablo Milanés (de 'Versos libres')
De gorja son y rapidez los tiempos.
Corre cual luz la voz en alta aguja,
cual nave despeñada en sirte horrenda,
húndese el rayo y, en ligera barca,
el hombre, como alado, el aire hiende.
Así el amor, sin pompa ni misterio,
muere, apenas nacido, de saciado.
Jaula es la villa de palomas muertas
y ávidos cazadores.
Si los pechos se rompen de los hombres
y las carnes rotas por tierra ruedan,
no ha de verse dentro más que frutillas estrujadas.
De gorja son y rapidez los tiempos.
Se ama de pie, en las calles,
entre el polvo de los salones y las plazas.
Muere la flor el día en que nace.
Aquel salirse del pecho el corazón,
el inefable placer de merecer,
el grato susto de caminar deprisa en derechura
del hogar de la amada y a sus puertas,
como un niño feliz, romper en llanto.
Y aquel mirar de nuestro amor al fuego.
Irse tiñendo de color las rosas.
Ea, que son patrañas, pues
quién tiene tiempo de ser hidalgo.
No son los cuerpos ya sino desechos
Y fosas y jirones
y las almas no son como en el árbol
fruta rica en cuya blanda piel la almíbar dulce
en su sazón de madurez rebosa,
sino fruta de plaza que a brutales golpes
el rudo labrador madura.
La edad es esta de los labios secos,
de las noches sin sueño,
de la vida estrujada en agraz.
Qué es lo que falta que la ventura falta.
Me espanta la ciudad.
Toda está llena de copas por vaciar o huecas copas.
Tengo miedo, ay de mí, de que este vino
tósigo sea y en mis venas luego
cual duende vengador los dientes clave.
Tengo sed, más de un vino que en la tierra
no se sabe beber.
No he padecido bastante aún
para romper el muro que me aparta,
oh dolor, de mi viñedo.
Tomad vosotros, catadores ruines
de vinillos humanos, esos vasos
donde el jugo del lirio a grandes sorbos,
sin compasión y sin temor se bebe.
Tomad.
Yo soy honrado.
Tomad.
Y tengo miedo.
Tomad.
miércoles, 24 de octubre de 2007
Humo
De Adam Zagajewski su poema Humo
Hay un exceso de elegías, de memoria.
Huele a heno, una garceta
vuela indecisa sobre el prado.
Sabemos enterrar a los muertos.
No queremos matar.
Pero los fuertes momentos de resplandor
se escapan a nuestros encantos.
En mi habitación se acumulan sueños
apretujados como alfombras
en una tienda oriental, sofocante,
ya no queda sitio para nuevos poemas.
El corzo no corre,
intenta adivinar el futuro.
Nadie sabe venerar a los dioses.
Una oración enfurecida es más poderosa.
Las flores de los tilos, una herida abierta.
El humo se eleva sobre las ciudades llanas
y el silencio irrumpe en nuestras casas;
en nuestras casas irrumpe la luna llena.
Hay un exceso de elegías, de memoria.
Huele a heno, una garceta
vuela indecisa sobre el prado.
Sabemos enterrar a los muertos.
No queremos matar.
Pero los fuertes momentos de resplandor
se escapan a nuestros encantos.
En mi habitación se acumulan sueños
apretujados como alfombras
en una tienda oriental, sofocante,
ya no queda sitio para nuevos poemas.
El corzo no corre,
intenta adivinar el futuro.
Nadie sabe venerar a los dioses.
Una oración enfurecida es más poderosa.
Las flores de los tilos, una herida abierta.
El humo se eleva sobre las ciudades llanas
y el silencio irrumpe en nuestras casas;
en nuestras casas irrumpe la luna llena.
lunes, 22 de octubre de 2007
ALFONSINA STORNI SE ARROJA AL OCÉANO
Javier López Clemente en su blog ha puesto este vídeo poema de Jesús Jiménez Domínguez, ALFONSINA STORNI SE ARROJA AL OCÉANO
sábado, 20 de octubre de 2007
TE DESNUDAS IGUAL QUE SI ESTUVIERAS SOLA...
De Jaime Sabines : TE DESNUDAS IGUAL QUE SI ESTUVIERAS SOLA...
Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!
Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!
Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
miércoles, 17 de octubre de 2007
SE EQUIVOCÓ LA PALOMA
De Rafael Albertí SE EQUIVOCÓ LA PALOMA
Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.
Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.
domingo, 14 de octubre de 2007
jueves, 11 de octubre de 2007
VENECIA DESPUES DE UNA TORMENTA DE VERANO
fotografía de Carlos Manzano
Poema de Luisa Miñana, VENECIA DESPUES DE UNA TORMENTA DE VERANO
Margarita fumo su cigarrillo, miró a su alrededor- puso su blusa en orden y caminó tan hermosa que él tuvo que esperarla para siempre.
Dura la caricia lo que el tramo breve de la sombra al mediodía. Margarita lo sabe: en la estrecha calleja medieval no alcanza el aire sobre los puentes trepa la humedad y florecen los antiguos palacios desollados. Donde cesa la lluvia comienza el horizonte, termina la ciudad -(de nuevo la ciudad), lamida por mil lenguas que el mar devora.
Margarita sonríe. Demasiada belleza para el hombre que deja su maleta en consigna, mira a su alrededor y entretiene sus manos en un juego sin fin de cigarrillos. Margarita lo sabe.
Es una vieja, vieja película. La belleza de ahora fue en otra historia de otra forma contada tan sólo ostentación que el tiempo melancólico y estúpido desgasta y enaltece. Vestida como un escaparate Margarita sonríe. Margarita lo sabe.
martes, 9 de octubre de 2007
Tu risa
Poema de Pablo Neruda "TU RISA"
Quítame el pan si quieres
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de planta que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríe de la noche
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete del torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.
Quítame el pan si quieres
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de planta que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríe de la noche
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete del torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.
miércoles, 26 de septiembre de 2007
Me voy de vacaciones
Perdón por no haberos atendido como os merecéis...vuelvo pronto, marcho a Italia.
Te vas a ir
Te vas a ir como la noche se lleva los recuerdos,
al ritmo preciso en que el alba deja volar todas las palomas
y un dolor agridulce se despierta en el alma.
al ritmo preciso en que el alba deja volar todas las palomas
y un dolor agridulce se despierta en el alma.
lunes, 24 de septiembre de 2007
La Felicidad
Poema de Rodolfo Serrano, titulado "La Felicidad"
Ahora eres feliz. O eso me cuentas.
Yo no sé si el amor tiene retornos,
o el corazón latidos que no fueron.
Sé que la esperanza es el espejo
en el que uno se afeita la nostalgia
después de haber soñado cualquier noche.
Sé que existen palabras como látigos.
Y caricias con sal en las heridas.
Y que a veces se llora tras un beso.
Sé que un nombre puede ser el paraíso.
Y que hay cuerpos que saben del cansancio.
Y que hay copas malditas que emborrachan.
Y sé que la verdad tiene mil rostros.
Que me dijiste un día: “Soy feliz”
treinta minutos antes de dejarme.
Ahora eres feliz. O eso me cuentas.
Yo no sé si el amor tiene retornos,
o el corazón latidos que no fueron.
Sé que la esperanza es el espejo
en el que uno se afeita la nostalgia
después de haber soñado cualquier noche.
Sé que existen palabras como látigos.
Y caricias con sal en las heridas.
Y que a veces se llora tras un beso.
Sé que un nombre puede ser el paraíso.
Y que hay cuerpos que saben del cansancio.
Y que hay copas malditas que emborrachan.
Y sé que la verdad tiene mil rostros.
Que me dijiste un día: “Soy feliz”
treinta minutos antes de dejarme.
sábado, 22 de septiembre de 2007
23 de septiembre, treinta y cuatro años sin él
Poema de Pablo Neruda que murió el 23/9/73
PARA QUE TÚ ME OIGAS...
Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.
La fotografía es de Sara Facio
viernes, 21 de septiembre de 2007
Para mi madre (Día del Alzheimer)
Deja que el vacío me contemple.
El sueño derrumbado de tus ojos
refleja una mirada que recuerdo.
Encierro entre mis manos
los pájaros del día,
plumas que en la tarde aligeran el aire
y son ceniza que el viento arrastra.
Perdido en la húmeda arena,
recorro sin transición mi vida
y en el filo de la proxima marea
las huellas de mi paso serán el venidero olvido
al que me aferro.
fotografia 2006 Miguel Angel Latorre
miércoles, 19 de septiembre de 2007
El número-versión 15.0 de El Cronista de la Red ya anda por ahí. Podéis encontrarla en http://www.aragoneria.com/cronista
El contenido de este nuevo número es el siguiente:
- “Los chicos están bien”. I Semana de Poesía Última. Manuel Vilas. (Poesía y ensayo)
- “Relato en blanco y negro”. Roberto Malo. Ilustrado por Chema Lera. (Relato)
- “El retrato”. Mónica Maud (Relato)
- “Second life”. Luisa Miñana. Ilustrado por Chema Lera. (Relato)
- “Son música”. Fernando Sarría y Miguel Angel Latorre. (Fotopoemas)
- “Ostraka”. Anónimo. Fotografías de Miguel Angel Latorre, Jesús Chueca y Pedro A. Martín. (Poesía)
- Sobrenombres nº 9. Dedicado a “José Luis Borau” y “El cine en Zaragoza”. Alfredo Moreno. (Ensayo)
- “Lo visto”. Carlos Manzano (Fotografía)
- “Voladuras”. Chema Lera. (Microrrelato gráfico)
- “Viaje a Birmania”. Marisa Lamarca (Relato ilustrado de viaje)
- “La muerte de Héctor”. Rafa Lobarte (Ensayo)
- “Cabeza”. Miguel Latorre (Escultura)
- “Nuestras palabras”. La sección de Marisa Lamarca
- “Libros en Aragón”: reseñas sobre La marea del tiempo, de Raúl Carlos Maicas, “La victoria del heno” de Marta Navarro y el catálogo de la exposición “El ojo que todo lo ve”
- “Nuevas Miradas”, dibujos del niño Alberto Mestre
ROMERO SOLO
Un poema de León Felipe
ROMERO SOLO
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos siempre los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
ROMERO SOLO
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos siempre los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
lunes, 17 de septiembre de 2007
LOS TURISTAS CIERRAN LOS BALCONES DE LOS HOTELES CAROS
Poema de Sonia R. Fides
LOS TURISTAS CIERRAN LOS BALCONES DE LOS HOTELES CAROS
Sobre el paso de cebra del Boulevard Raspail,
acababan de abandonar sus pasos los actores de cine.
La tarde caía trayendo el toque de queda,
en París no salen a cenar ni los suspiros
cuando el reloj aprende a conjugar el número ocho.
Los turistas cierran los balcones de los hoteles caros
cuando gritan las farolas y la magia no es un latido más,
sino un medio de transporte.
La mujer no necesitó pedir un taxi desde el teléfono de jade.
Sabia que el viaje aquella noche tendría nombre de recuerdo,
de poemas difuminados sobre un nombre de poeta
acompañando el baile de sus ojos abiertos de par en par
allá por Montparnasse.
La paseante se balanceó abrazada
al haz luminoso de la Tour Eiffel,
se dejaba besar por las ondulaciones de un Sena
que llevaba de crucero a los oscuros traficantes del amor.
No tardó en olvidarse del día,
aunque la Rue Ravioli hubiera secuestrado
apenas unas horas antes
el peso del cuerpo que ahora hacía el amor sin ser visto.
Recordaba al hombre joven que exhalaba desde su fino cigarrillo
su declaración de intenciones.
No hicieron falta la voz ni las manos
para entender que la piel estaba lista.
LOS TURISTAS CIERRAN LOS BALCONES DE LOS HOTELES CAROS
Sobre el paso de cebra del Boulevard Raspail,
acababan de abandonar sus pasos los actores de cine.
La tarde caía trayendo el toque de queda,
en París no salen a cenar ni los suspiros
cuando el reloj aprende a conjugar el número ocho.
Los turistas cierran los balcones de los hoteles caros
cuando gritan las farolas y la magia no es un latido más,
sino un medio de transporte.
La mujer no necesitó pedir un taxi desde el teléfono de jade.
Sabia que el viaje aquella noche tendría nombre de recuerdo,
de poemas difuminados sobre un nombre de poeta
acompañando el baile de sus ojos abiertos de par en par
allá por Montparnasse.
La paseante se balanceó abrazada
al haz luminoso de la Tour Eiffel,
se dejaba besar por las ondulaciones de un Sena
que llevaba de crucero a los oscuros traficantes del amor.
No tardó en olvidarse del día,
aunque la Rue Ravioli hubiera secuestrado
apenas unas horas antes
el peso del cuerpo que ahora hacía el amor sin ser visto.
Recordaba al hombre joven que exhalaba desde su fino cigarrillo
su declaración de intenciones.
No hicieron falta la voz ni las manos
para entender que la piel estaba lista.
sábado, 15 de septiembre de 2007
Los pasos
Poema de Paul Valery
LOS PASOS
Pasos nacidos de un silencio
tenue, sagradamente dados,
hacia el recinto de mis sueños
vienen tranquilos, apagados.
Rumores puros y divinos,
todos los dones que descubro
-¡oh blandos pasos reprimidos!-
llegan desde tus pies desnudos.
Si en el convite de tus labios
recoge para su sosiego
mi pensamiento -huésped ávido-
el vivo manjar de tu beso.
Avanza con dulzura lenta,
con ternura de ritmos vagos:
como ha vivido de tu espera,
mi corazón marcha en tus pasos.
LOS PASOS
Pasos nacidos de un silencio
tenue, sagradamente dados,
hacia el recinto de mis sueños
vienen tranquilos, apagados.
Rumores puros y divinos,
todos los dones que descubro
-¡oh blandos pasos reprimidos!-
llegan desde tus pies desnudos.
Si en el convite de tus labios
recoge para su sosiego
mi pensamiento -huésped ávido-
el vivo manjar de tu beso.
Avanza con dulzura lenta,
con ternura de ritmos vagos:
como ha vivido de tu espera,
mi corazón marcha en tus pasos.
jueves, 13 de septiembre de 2007
Amantes
Poema de Alejandra Pizarnik
AMANTES
una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío
AMANTES
una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío
miércoles, 12 de septiembre de 2007
martes, 11 de septiembre de 2007
SÍNDROME DE ABSTINENCIA
Poemas de Aurora Luque
SÍNDROME DE ABSTINENCIA
No es tan tóxico ya: también caduca
el amor en la fecha señalada en su dorso.
Ya no es ese veneno
tan eficaz, ni acaso necesaria
la urgente sobredosis. Qué cualidad letal
la del amor filtrado en la memoria.
* * * *
Regreso a las palabras y compruebo que nunca
se contagian o enferman con las fases
de mi intoxicación o mi delirio.
Siempre más sanas, siempre
a punto de ser dadas de alta y de dejarme
un poco más enferma. Y nunca simultánea
he sentido la fiebre en mi otro cuerpo,
el que tiene por vísceras palabras.
De "Carpe Noctem" 1996
SÍNDROME DE ABSTINENCIA
No es tan tóxico ya: también caduca
el amor en la fecha señalada en su dorso.
Ya no es ese veneno
tan eficaz, ni acaso necesaria
la urgente sobredosis. Qué cualidad letal
la del amor filtrado en la memoria.
* * * *
Regreso a las palabras y compruebo que nunca
se contagian o enferman con las fases
de mi intoxicación o mi delirio.
Siempre más sanas, siempre
a punto de ser dadas de alta y de dejarme
un poco más enferma. Y nunca simultánea
he sentido la fiebre en mi otro cuerpo,
el que tiene por vísceras palabras.
De "Carpe Noctem" 1996
domingo, 9 de septiembre de 2007
Los censores
Poema de David González de su libro Algo que declarar
LOS CENSORES
mientras leo que
en el real monasterio
de san lorenzo
de el escorial
había una sección concreta
de libros prohibidos
que para evitar
que alguien
pudiera leerlos
había sido
cosidos
la imagen que me viene
la visión poética
si se puede decir así
es la de unas manos
agujas de verdugado
hilo de bramante
y los labios
de cualquiera de nosotros.
LOS CENSORES
mientras leo que
en el real monasterio
de san lorenzo
de el escorial
había una sección concreta
de libros prohibidos
que para evitar
que alguien
pudiera leerlos
había sido
cosidos
la imagen que me viene
la visión poética
si se puede decir así
es la de unas manos
agujas de verdugado
hilo de bramante
y los labios
de cualquiera de nosotros.
viernes, 7 de septiembre de 2007
CUANDO ESTUVE EN EL MAR ERA MARINO....
Poema de Jaime Sabines
Cuando estuve en el mar era marino
este dolor sin prisas.
Dame ahora tu boca:
me la quiero comer con tu sonrisa.
Cuando estuve en el cielo era celeste
este dolor urgente.
Dame ahora tu alma:
quiero clavarle el diente.
No me des nada, amor, no me des nada:
yo te tomo en el viento,
te tomo del arroyo de la sombra,
del giro de la luz y del silencio,
de la piel de las cosas
y de la sangre con que subo al tiempo.
Tú eres un surtidor aunque no quieras
y yo soy el sediento.
No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.
Cuando estuve en el mar era marino
este dolor sin prisas.
Dame ahora tu boca:
me la quiero comer con tu sonrisa.
Cuando estuve en el cielo era celeste
este dolor urgente.
Dame ahora tu alma:
quiero clavarle el diente.
No me des nada, amor, no me des nada:
yo te tomo en el viento,
te tomo del arroyo de la sombra,
del giro de la luz y del silencio,
de la piel de las cosas
y de la sangre con que subo al tiempo.
Tú eres un surtidor aunque no quieras
y yo soy el sediento.
No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.
jueves, 6 de septiembre de 2007
Palabras de Neruda
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.
Pablo Neruda
Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.
Pablo Neruda
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Dunas
Poema de Marta Navarro en "Ocho islas y un invierno"
DUNAS
Un horizonte de nubes
ilumina el camino hacia tus caderas,
ebrias, cálidas,
rebosantes de agua salvaje
capaces de ahogar abismos,
rutinas
y silencios.
En las dunas de tu piel
se detiene la nieve
que mi cuerpo derrama.
Avanzo hacia ti con deseo
trenzado en la voz.
Tus noches y mis días
se consumen
al calor del último iceberg.
DUNAS
Un horizonte de nubes
ilumina el camino hacia tus caderas,
ebrias, cálidas,
rebosantes de agua salvaje
capaces de ahogar abismos,
rutinas
y silencios.
En las dunas de tu piel
se detiene la nieve
que mi cuerpo derrama.
Avanzo hacia ti con deseo
trenzado en la voz.
Tus noches y mis días
se consumen
al calor del último iceberg.
lunes, 3 de septiembre de 2007
ES RUBIA: EL CABELLO SUELTO...
José Martí
ES RUBIA: EL CABELLO SUELTO...
Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, «tumba»:
«Eva» dice: todo es «Eva».
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado:
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jardín
Silba, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!
ES RUBIA: EL CABELLO SUELTO...
Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, «tumba»:
«Eva» dice: todo es «Eva».
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado:
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jardín
Silba, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!
domingo, 2 de septiembre de 2007
Carta lírica a otra mujer
Poema de Alfonsina Storni
CARTA LÍRICA A OTRA MUJER
Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro
conozco yo, y os imagino blanca,
débil como los brotes iniciales,
pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina,
en vuestros ojos, placidez de lago
que se abandona al sol y dulcemente
le absorbe su oro mientras todo calla.
Y vuestras manos, finas, como aqueste
dolor, el mío, que se alarga, se alarga,
y luego se me muere y se concluye
así, como lo veis, en algún verso.
Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca
tenéis un rumoroso colmenero,
si las orejas vuestras son a modo
de pétalos de rosa ahuecados...
Decidme si lloráis, humildemente,
mirando las estrellas tan lejanas
y si en las manos tibias se os duermen
palomas blancas y canarios de oro.
Porque todo eso y más, vos sois, sin duda
vos, que tenéis el hombre que adoraba
entre las manos dulces, vos la bella
que habéis matado, sin saberlo acaso,
toda esperanza en mí... Vos, su criatura.
Porque él es todo vuestro: cuerpo y alma
estáis gustando del amor secreto
que guardé silencioso... Dios lo sabe
por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo.
Os lo confieso que una vez estuvo
tan cerca de mi brazo, que a extenderlo
acaso mía aquella dicha vuestra
me fuera ahora... Sí, acaso mía...
Mas ved, estaba el alma tan gastada
que el brazo mío no alcanzó a extenderse:
la sed divina, contenida entonces,
me pulió el alma....Y él ha sido vuestro!
¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos
él se estremece y le decís palabras
pequeñas y menudas que semejan
pétalos volanderos y muy blancos.
¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
Arrancaban tan firmes los cabellos
a grandes ondas, que a tenerla cerca,
no hiciera yo otra cosa que ceñirla!
Luego dejad que en vuestras manos vaguen
los labios suyos; él me dijo un día
que nada era tan dulce al alma suya
como besar las femeninas manos...
Y acaso, alguna vez, yo, la que anduve
vagando por afuera de la vida,
-como aquellos filósofos mendigos
que van a las ventanas señoriales
a mirar sin envidia toda fiesta-
me allegue alguna vez a vuestro lado
y con palabras quedas, susurrantes,
os pida vuestras manos un momento,
para besarlas, yo, cómo él las besa...
Y al recubrirlas, lenta, lentamente,
vaya pensando: aquí se aposentaron
¿cuánto tiempo, sus labios, cuánto tiempo
en las divinas manos que son suyas?
Oh, qué amargo deleite, este deleite
de buscar huellas suyas y seguirlas
sobre las manos vuestras tan sedosas,
tan finas, con las venas tan azules!
Oh, que nada podría, ni ser suya,
ni dominarle el alma, ni tenerlo
rendido aquí a mis pies, recompensarme
este horrible deleite de ser mío
un inefable, apasionado rastro...
Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
barrera ardiente, viva, que al tocarla
ya me remueve este cansancio amargo,
este silencio de alma en que me escudo,
este dolor mortal en que me abismo
esta inmovilidad del sentimiento,
que sólo salta bruscamente cuando
nada es posible!
CARTA LÍRICA A OTRA MUJER
Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro
conozco yo, y os imagino blanca,
débil como los brotes iniciales,
pequeña, dulce... Ya ni sé... Divina,
en vuestros ojos, placidez de lago
que se abandona al sol y dulcemente
le absorbe su oro mientras todo calla.
Y vuestras manos, finas, como aqueste
dolor, el mío, que se alarga, se alarga,
y luego se me muere y se concluye
así, como lo veis, en algún verso.
Ah, ¿sois así? Decidme si en la boca
tenéis un rumoroso colmenero,
si las orejas vuestras son a modo
de pétalos de rosa ahuecados...
Decidme si lloráis, humildemente,
mirando las estrellas tan lejanas
y si en las manos tibias se os duermen
palomas blancas y canarios de oro.
Porque todo eso y más, vos sois, sin duda
vos, que tenéis el hombre que adoraba
entre las manos dulces, vos la bella
que habéis matado, sin saberlo acaso,
toda esperanza en mí... Vos, su criatura.
Porque él es todo vuestro: cuerpo y alma
estáis gustando del amor secreto
que guardé silencioso... Dios lo sabe
por qué, que yo no alcanzo a penetrarlo.
Os lo confieso que una vez estuvo
tan cerca de mi brazo, que a extenderlo
acaso mía aquella dicha vuestra
me fuera ahora... Sí, acaso mía...
Mas ved, estaba el alma tan gastada
que el brazo mío no alcanzó a extenderse:
la sed divina, contenida entonces,
me pulió el alma....Y él ha sido vuestro!
¿Comprendéis bien? Ahora, en vuestros brazos
él se estremece y le decís palabras
pequeñas y menudas que semejan
pétalos volanderos y muy blancos.
¡Oh, ceñidle la frente! ¡Era tan amplia!
Arrancaban tan firmes los cabellos
a grandes ondas, que a tenerla cerca,
no hiciera yo otra cosa que ceñirla!
Luego dejad que en vuestras manos vaguen
los labios suyos; él me dijo un día
que nada era tan dulce al alma suya
como besar las femeninas manos...
Y acaso, alguna vez, yo, la que anduve
vagando por afuera de la vida,
-como aquellos filósofos mendigos
que van a las ventanas señoriales
a mirar sin envidia toda fiesta-
me allegue alguna vez a vuestro lado
y con palabras quedas, susurrantes,
os pida vuestras manos un momento,
para besarlas, yo, cómo él las besa...
Y al recubrirlas, lenta, lentamente,
vaya pensando: aquí se aposentaron
¿cuánto tiempo, sus labios, cuánto tiempo
en las divinas manos que son suyas?
Oh, qué amargo deleite, este deleite
de buscar huellas suyas y seguirlas
sobre las manos vuestras tan sedosas,
tan finas, con las venas tan azules!
Oh, que nada podría, ni ser suya,
ni dominarle el alma, ni tenerlo
rendido aquí a mis pies, recompensarme
este horrible deleite de ser mío
un inefable, apasionado rastro...
Y allí en vos misma, sí, pues sois barrera,
barrera ardiente, viva, que al tocarla
ya me remueve este cansancio amargo,
este silencio de alma en que me escudo,
este dolor mortal en que me abismo
esta inmovilidad del sentimiento,
que sólo salta bruscamente cuando
nada es posible!
viernes, 31 de agosto de 2007
TRES
Eva Vaz
Tres
Después de haber amado así, la muerte
no me tendrá del todo.
J. L. Piquero
Mi tercer ángel feroz,
quiero decirte todos los pecados del mundo,
ciervo de carne blanca:
puedes morir a dentelladas
en ese mundo-bestiario.
Nuestra comunión,
tres cuerpos bebiendo
de la misma boca,
convierte al mundo en una eucaristía pagana.
Pero fuera del nuestro,
el mundo es un cáliz de venenos
y todos lo bebemos a sorbos.
O escupimos en él.
Mi animal delicado,
quienes amamos de esta forma,
estamos exentos de por vida.
heridos de verdad
para siempre
y para nunca.
El mundo soñado por los ángeles
es el nuestro.
Bienvenido al auténtico Reino
de Dios.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
Esta es la última poeta que sale en el libro.
Tres
Después de haber amado así, la muerte
no me tendrá del todo.
J. L. Piquero
Mi tercer ángel feroz,
quiero decirte todos los pecados del mundo,
ciervo de carne blanca:
puedes morir a dentelladas
en ese mundo-bestiario.
Nuestra comunión,
tres cuerpos bebiendo
de la misma boca,
convierte al mundo en una eucaristía pagana.
Pero fuera del nuestro,
el mundo es un cáliz de venenos
y todos lo bebemos a sorbos.
O escupimos en él.
Mi animal delicado,
quienes amamos de esta forma,
estamos exentos de por vida.
heridos de verdad
para siempre
y para nunca.
El mundo soñado por los ángeles
es el nuestro.
Bienvenido al auténtico Reino
de Dios.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
Esta es la última poeta que sale en el libro.
miércoles, 29 de agosto de 2007
A la taverna del mar
Canción de Lluis Llach
A LA TAVERNA DEL MAR
A la taverna del Mar hi seu un vell
amb el cap blanquinós, deixat anar;
té el diari al davant perquè ningú no li fa companyia.
Sap el menyspreu que els ulls tenen pel seu cos,
sap que el temps ha passat sense cap goig,
que ja no pot donar l’antiga frescor d’aquella bellesa que tenia.
És vell, prou que ho sap; és vell, prou que ho nota.
És vell, prou que ho sent cada instant que plora.
És vell, i té temps, massa temps per a veure-ho.
Era, era quan era ahir encara.
I se’n recorda del seny, el mentider,
com el seny que li va fer aquest infern
quan a cada desig li deia "demà tindràs temps encara".
I fa memòria del plaer que va frenar,
cada albada de goig que es va negar,
cada estona perduda que ara li fa escarni del cos llaurat pels anys.
És vell, prou que ho sap; és vell, prou que ho nota...
A la taverna del Mar hi seu un vell
que, de tant recordar, tant somniar,
s’ha quedat adormit damunt la taula.
--------------------------------------------------------------------------------
EN LA TABERNA DEL MAR
(A LA TAVERNA DEL MAR)
En la taberna del Mar está sentado un viejo,
la blanquecina cabeza decaída,
enfrentado al periódico porque nadie le hace compañía.
Conoce el menosprecio que los ojos tienen por su cuerpo,
sabe que el tiempo pasó sin gozo alguno,
que ya no puede dar el antiguo frescor de la belleza que tuvo.
Es viejo, lo sabe muy bien, es viejo, se da cuenta,
es viejo, y lo nota cada vez que llora,
es viejo, y tiene tiempo, demasiado tiempo para verlo.
Era, era cuando, era ayer, todavía.
Y se acuerda del ¡seny!, el embustero
como el ¡seny! le preparó este infierno,
cuando a cada deseo le oponía: ¡mañana tendrás tiempo todavía!.
Y hacen memoria del placer que frenó,
de cada alba de gozo que se negó,
de cada hora perdida que ahora escarnece su cuerpo labrado.
A LA TAVERNA DEL MAR
A la taverna del Mar hi seu un vell
amb el cap blanquinós, deixat anar;
té el diari al davant perquè ningú no li fa companyia.
Sap el menyspreu que els ulls tenen pel seu cos,
sap que el temps ha passat sense cap goig,
que ja no pot donar l’antiga frescor d’aquella bellesa que tenia.
És vell, prou que ho sap; és vell, prou que ho nota.
És vell, prou que ho sent cada instant que plora.
És vell, i té temps, massa temps per a veure-ho.
Era, era quan era ahir encara.
I se’n recorda del seny, el mentider,
com el seny que li va fer aquest infern
quan a cada desig li deia "demà tindràs temps encara".
I fa memòria del plaer que va frenar,
cada albada de goig que es va negar,
cada estona perduda que ara li fa escarni del cos llaurat pels anys.
És vell, prou que ho sap; és vell, prou que ho nota...
A la taverna del Mar hi seu un vell
que, de tant recordar, tant somniar,
s’ha quedat adormit damunt la taula.
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EN LA TABERNA DEL MAR
(A LA TAVERNA DEL MAR)
En la taberna del Mar está sentado un viejo,
la blanquecina cabeza decaída,
enfrentado al periódico porque nadie le hace compañía.
Conoce el menosprecio que los ojos tienen por su cuerpo,
sabe que el tiempo pasó sin gozo alguno,
que ya no puede dar el antiguo frescor de la belleza que tuvo.
Es viejo, lo sabe muy bien, es viejo, se da cuenta,
es viejo, y lo nota cada vez que llora,
es viejo, y tiene tiempo, demasiado tiempo para verlo.
Era, era cuando, era ayer, todavía.
Y se acuerda del ¡seny!, el embustero
como el ¡seny! le preparó este infierno,
cuando a cada deseo le oponía: ¡mañana tendrás tiempo todavía!.
Y hacen memoria del placer que frenó,
de cada alba de gozo que se negó,
de cada hora perdida que ahora escarnece su cuerpo labrado.
lunes, 27 de agosto de 2007
Cenizas
Poema de Alejandra Pizarnik
CENIZAS
La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.
Pronto nos iremos
Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.
¿Qué haré conmigo?
Porque a Ti te debo lo que soy
Pero no tengo mañana
Porque a Ti te...
La noche sufre.
CENIZAS
La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.
Pronto nos iremos
Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.
¿Qué haré conmigo?
Porque a Ti te debo lo que soy
Pero no tengo mañana
Porque a Ti te...
La noche sufre.
domingo, 26 de agosto de 2007
Lisboa
Gabriel Sopeña
Lisboa
Lisboa era brisa de Alfama y de mar,
mar como lanzada de sal sin secar.
Lisboa era el mundo, Lisboa era la luz,
Lisboa era mía, Lisboa eras tú.
Lisboa era un puerto donde yo atraqué,
Lisboa era un sueño dentro de un cuartel
que tus labios dulces supieron romper.
Lisboa te amaba, como yo te amé.
Derramando besos llegué hasta el final,
donde las palabras no quieren hablar.
Me serví otro trago, y otro trago más:
Lisboa era el paso hacía la eternidad.
Lisboa pedía el poema mejor,
la mirada más tierna, flores, la voz,
la sangre más joven de mi corazón.
Lisboa era el tiempo, Lisboa era yo.
Lisboa de barcos, turquesa y hollín;
Lisboa y tu pecho, Lisboa y carmín.
Lisboa era un verso, Lisboa era el sol,
Lisboa no tenía herida. Y lloró.
Lisboa fue lluvia, tabaco y canción;
Lisboa fue como un desgarro de ron
que prendió en la almohada cuando amaneció.
Lisboa gritaba cuando dije adiós.
Lisboa me grita veinte años después,
la voz más amarga, más dura que ayer.
Lisboa me cuenta que te abandoné
y Lisboa te ama,
como yo te amé.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
Lisboa
Lisboa era brisa de Alfama y de mar,
mar como lanzada de sal sin secar.
Lisboa era el mundo, Lisboa era la luz,
Lisboa era mía, Lisboa eras tú.
Lisboa era un puerto donde yo atraqué,
Lisboa era un sueño dentro de un cuartel
que tus labios dulces supieron romper.
Lisboa te amaba, como yo te amé.
Derramando besos llegué hasta el final,
donde las palabras no quieren hablar.
Me serví otro trago, y otro trago más:
Lisboa era el paso hacía la eternidad.
Lisboa pedía el poema mejor,
la mirada más tierna, flores, la voz,
la sangre más joven de mi corazón.
Lisboa era el tiempo, Lisboa era yo.
Lisboa de barcos, turquesa y hollín;
Lisboa y tu pecho, Lisboa y carmín.
Lisboa era un verso, Lisboa era el sol,
Lisboa no tenía herida. Y lloró.
Lisboa fue lluvia, tabaco y canción;
Lisboa fue como un desgarro de ron
que prendió en la almohada cuando amaneció.
Lisboa gritaba cuando dije adiós.
Lisboa me grita veinte años después,
la voz más amarga, más dura que ayer.
Lisboa me cuenta que te abandoné
y Lisboa te ama,
como yo te amé.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
sábado, 25 de agosto de 2007
Si yo pudiera amarte
Poema de Antón Castro
Si yo pudiera amarte: entregar flores
De atardecida en tus ojos rotos por un mar
De olivos, desandar la tersura de tus manos
Hasta la caricia más dulce, volver
A una claridad de playa silenciosa y sin olas.
No hay más afanes que agregar a mi corazón:
Te escabulles irremisiblemente como un disparo,
Como un letargo de ausencia y precipicio.
Contemplo esa senda que te engulle, la polvareda
De tu adiós sin despedida, el vaivén
De un cuerpo sombrío que he perdido entre nubes
O en noches de plenilunio con música de cigarras.
Si aún pudiera amarte: arrancar de tu boca
Jazmines de sal, otro beso con sabor a sangre.
Otros labios, el deseo intacto, toda la transparencia
Del mar: otro beso con sabor a sangre.
Si yo pudiera amarte: entregar flores
De atardecida en tus ojos rotos por un mar
De olivos, desandar la tersura de tus manos
Hasta la caricia más dulce, volver
A una claridad de playa silenciosa y sin olas.
No hay más afanes que agregar a mi corazón:
Te escabulles irremisiblemente como un disparo,
Como un letargo de ausencia y precipicio.
Contemplo esa senda que te engulle, la polvareda
De tu adiós sin despedida, el vaivén
De un cuerpo sombrío que he perdido entre nubes
O en noches de plenilunio con música de cigarras.
Si aún pudiera amarte: arrancar de tu boca
Jazmines de sal, otro beso con sabor a sangre.
Otros labios, el deseo intacto, toda la transparencia
Del mar: otro beso con sabor a sangre.
jueves, 23 de agosto de 2007
Cúbreme, amor, el cielo de la boca...
Rafael Alberti
CÚBREME, AMOR, EL CIELO DE LA BOCA...
Cúbreme, amor, el cielo de la boca
con esa arrebatada espuma extrema,
que es jazmín del que sabe y del que quema,
brotado en punta de coral de roca.
Alóquemelo, amor, su sal, aloca
Tu lancinante aguda flor suprema,
Doblando su furor en la diadema
del mordiente clavel que la desboca.
¡Oh ceñido fluir, amor, oh bello
borbotar temperado de la nieve
por tan estrecha gruta en carne viva,
para mirar cómo tu fino cuello
se te resbala, amor, y se te llueve
de jazmines y estrellas de saliva!
CÚBREME, AMOR, EL CIELO DE LA BOCA...
Cúbreme, amor, el cielo de la boca
con esa arrebatada espuma extrema,
que es jazmín del que sabe y del que quema,
brotado en punta de coral de roca.
Alóquemelo, amor, su sal, aloca
Tu lancinante aguda flor suprema,
Doblando su furor en la diadema
del mordiente clavel que la desboca.
¡Oh ceñido fluir, amor, oh bello
borbotar temperado de la nieve
por tan estrecha gruta en carne viva,
para mirar cómo tu fino cuello
se te resbala, amor, y se te llueve
de jazmines y estrellas de saliva!
miércoles, 22 de agosto de 2007
Desnuda
Pablo Neruda
DESNUDA
Desnuda eres tan simple como una de tus manos:
lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente.
Tienes líneas de luna, caminos de manzana.
Desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
Desnuda eres azul como la noche en Cuba:
tienes enredaderas y estrellas en el pelo.
Desnuda eres redonda y amarilla
como el verano en una iglesia de oro.
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas:
curva, sutil, rosada hasta que nace el día
y te metes en el subterráneo del mundo
como en un largo túnel de trajes y trabajos:
tu claridad se apaga, se viste, se deshoja
y otra vez vuelve a ser una mano desnuda.
DESNUDA
Desnuda eres tan simple como una de tus manos:
lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente.
Tienes líneas de luna, caminos de manzana.
Desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
Desnuda eres azul como la noche en Cuba:
tienes enredaderas y estrellas en el pelo.
Desnuda eres redonda y amarilla
como el verano en una iglesia de oro.
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas:
curva, sutil, rosada hasta que nace el día
y te metes en el subterráneo del mundo
como en un largo túnel de trajes y trabajos:
tu claridad se apaga, se viste, se deshoja
y otra vez vuelve a ser una mano desnuda.
lunes, 20 de agosto de 2007
Si esta tarde me tumbo en la arena
Carmen Ruiz
Si esta tarde me tumbo en la arena
y descarto que este metro setenta y cuatro
y estos 53 kilos son míos
(los hago ajenos)
y me miro en secreto
con los ojos de otro
puedo descubrir que, quizá,
la vida,
para la gente como yo,
no sea más que mirar.
Tomar distancia de las emociones
y esconderse de las aventuras;
del viento que desordena los papeles
y hace volar las sombrillas de esta playa
en la que me miro.
Si estos labios resecos y estos dedos arrugados
no me pertenecen,
ni son una postal imaginaria,
entonces lo tengo claro:
prefiero mirar a vivir.
No soy tan valiente
como para elegir lo contrario.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
Si esta tarde me tumbo en la arena
y descarto que este metro setenta y cuatro
y estos 53 kilos son míos
(los hago ajenos)
y me miro en secreto
con los ojos de otro
puedo descubrir que, quizá,
la vida,
para la gente como yo,
no sea más que mirar.
Tomar distancia de las emociones
y esconderse de las aventuras;
del viento que desordena los papeles
y hace volar las sombrillas de esta playa
en la que me miro.
Si estos labios resecos y estos dedos arrugados
no me pertenecen,
ni son una postal imaginaria,
entonces lo tengo claro:
prefiero mirar a vivir.
No soy tan valiente
como para elegir lo contrario.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
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