Ojos ensangrentados por la ira,
de mirar la injusta luna
que no brilla,
para ellos
hace tanto tiempo...
las carretas rotas y olvidadas,
descansando en parajes solitarios,
descoloridos,
hogueras apagadas
vidas apagadas,
miseria a golpe de palmadas.
Y la violencia escapa en las raíces,
y surge por las torcidas ramas,
y va creciendo con el tiempo;
jamás la venganza mejor entendida,
muere con el árbol,
al contrario,
los retoños heredan las agrias flores,
¡triste legado!...
Raíces ancestrales inundan
la orgullosa piel morena:
antes de perder el honor,
¡perder la vida!,
y a la luz de las estrellas
el ronco ruido y
tenue resplandor acérico.
Siempre coronados de negro y rojo,
paseando los tristes rostros
por el mundo,
surcados por un dolor indescriptible,
arrastrado a través de siglos exódicos.
Y morir en silencio,
sordo y roto
por desgarradas voces de ultratumba;
cantando,
sufriendo a golpe de palmadas,
y guitarras empuñadas con la rabia,
y ojos empañados por las lágrimas
secas de llorar eternamente.
Lorca, muere cada día,
en cada uno de sus muertos;
vive, cada noche,
alrededor de hogueras olvidadas.
Isabel Sánchez Hidalgo
lunes, 19 de marzo de 2012
A GOLPE DE PALMADAS
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