un año me llamé Bangalore.
era un nombre precioso
y tenía unos bigotes como si trabajara en el Ringland Circus.
bebía cerveza en los bares grises
y paseaba por las veredas (chilenas)
repitiendo constantemente mi nombre.
se estaba genial en la piel del señor Bangalore.
pero los poetas nos cansamos de todo
(de la rima del verso del triunfo de las ganas).
al final me llamé Sachet.
casi me pongo nombre de tarta.
David Gimenez Alonso
domingo, 11 de marzo de 2012
Un año me llamé Bangalore
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