Este tiempo
que estrangula mis dedos,
los paraliza en leve sopor,
los mece, a su antojo cruel.
No hay tiempo que perder,
ni que ganar,
tan efímero,
tan abstracto;
no se pierden los sueños
en el tiempo,
solo levitan en la mente
del durmiente,
no se cumplen
porque no existen.
Este tiempo que se esfuma
en el aire espeso
de los días, de los años
y asciende altivo hacia la nada,
y se pierde en las nubes
grises del mañana incierto,
queriendo recuperar sonrisas.
Este tiempo, no es tiempo,
es un agitado estado de efervescencia,
un apurar espacios
tan absurdos como breves.
No hay remedio
para este tiempo que se escapa
entre mis dedos,
estrangulados por sueños
irreales,
paralizados por el miedo
al tiempo...
Isabel Sánchez Hidalgo
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