miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mi casa




Mi casa está viva.

Los techos se alejan

en tanto me enredo en mi manta

y el frío parece espiarme, alerta,

adherido a las paredes.

Si me percibe triste,

se rebela. El caos toma el mando

cuando ando perdida

en un mar de papeles e inopias.

Se revuelve contra mí,

desordena mis cosas,

mientras me escondo en un poema

trepando por un hilo de araña.

Aunque cierre los ojos,

no respire, o me quede quieta,

la casa me siente y llora por una gotera,

resquebraja algún mueble,

o cruje en lamentos.

Salgo a la calle cada día,

pero cuando vuelvo,

huele a invierno

en cada esquina de mi casa,

cada vez más alta

y yo más pequeña.



Estela Aguilar Jiménez


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