domingo, 15 de septiembre de 2013
Sin dejar de sorprenderme
Gota a gota
se tinta el blanco.
Destrozados sangran
vertiendo sobre su inocencia
lo que rasgaste con infamias.
El olor de tu Rosa
se convierte en desarraigo,
vino, toro
óleo, llanto...
Las espinas de tu flor
tienen nombre propio
y las virtudes teologales
arden en moragas
como en bacanal
bailando desnudas.
Una sombra observa,
escondida en un rincón,
tan desmesurada fiesta.
Duele, y duele saber
que ella también
sufrirá las consecuencias
de tu moral dilatada
Reme Alvarez Díaz
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