sábado, 14 de septiembre de 2013

Por qué no





Te leo y no creo tus palabras

como comprar una prenda

sabiendo su tallaje diez

y al pagarla, adelgazáramos;

como cuando al reiniciar el ordenador

esperamos que esta vez sí funcione

o como, si obviando el paraguas, no lloviera.



No quiero creer en tus palabras,

como no creo en la inmortalidad del llanto,

que pierda tu mano la belleza

cuando tengo miedo,

del pasado que forjó mi risa.



Te leo y no te entiendo

como cuando viajamos a Japón

y las letras parecían flores

sin importarnos el dónde

porque sabíamos el porqué;

o cuando despertábamos y eran las cuatro

sin importarnos el dónde

porque sabíamos el porqué.



No creo ni quiero entender tus palabras

porque una vez me puse la prenda,

otra vez anduvo el ordenador ,

no llovió un día que olvidé el paraguas…

¿Por qué esta vez no puede significar “hola” el “adiós”?



Reme Alvarez Díaz








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