jueves, 28 de octubre de 2010
Frío
Nada palpita bajo el hielo.
Pronto supe que dentro de tu piel fría
nunca habitó latido alguno
ni rumor de sangre.
Empieza, amigo,
por considerar al otro un fin
y no un medio
y tal vez te salves de morir congelado.
Carmen Beltrán
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