Se nos notan las cicatrices
como a jarrones rotos
reconstruidos con pegamento.
Si sólo vas a quedarte con recuerdos
en la Casa del Frío
al menos quédate con los buenos, cariño.
Se nota que amábamos el fuego.
Nos importaba un pito la flor
blanca de quien nos ama,
dimos vida a nuestras criaturas
pero creamos monstruos.
Sólo buscábamos
el fuego que alimenta la vida.
No el amor,
que jamás conocimos,
sino sus tatuajes y sus bocanadas.
Eras pólvora,
en humo nos convertimos.
Ángel Petisme
martes, 15 de marzo de 2011
HUMO
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