Cuántas vidas se viven en una vida
Cuántas capas de epidermis hemos ido dejando en el camino
Cuántos seres hemos sido antes de ser el que somos
Me detengo frente a la pantalla del ordenador
y leo textos y más textos que nunca llegarán a ninguna parte
Casas que naufragan
Barcos que vuelan
Aviones que hacen de autobuses
Amores
Al fin, amores
que pasan sin concretarse
cada día frente a los ojos
Cuántas vidas pasan por la corriente del río
Cuántas danzas de la muerte bailan nuestras células
Cuántos pensamientos, cuántos sueños
tirados al tarro de la basura
esperando que a la medianoche pase un camión
recolectando los huesos, los nervios, los órganos, las ilusiones
de ese que nunca seremos pero que cada día se duerme
cuando despertamos
Me detengo de nuevo frente a la memoria
He sido el hombre sin lenguaje
el hombre sin mujer
el hombre sin zapatos
el hombre sin amigos
el hombre sin sexo
el hombre sin sol
el hombre con miedo
el hombre torturado
el hombre suspendido de un alambre
el hombre niño llorando por las noches
el hombre sin comida
el hombre para el que nunca alcanzarán estas palabras
Cuántas muertes, cuántas piedras, cuánto liquen se ha acumulado en la corriente
Cuántas resurrecciones y cuántas traiciones
Allí en el fondo me espera mi memoria Maldita memoria Traicionera memoria
Las vidas que recordamos nunca han sido nuestras vidas
Todo lo distorsionan los espejos
No existe primavera que no haya sido antes una suma de sonidos
sílabas que han pintado en su dibujo todo lo que nos iba a ocurrir
No ha habido geranios al borde del recuerdo
Ni caracoles pariendo la belleza
Todo es mentira
Pero es nuestra vida
Cuántas palabras hay que acumular para volver a sentir que respiramos
y que lo hacemos por la misma nariz los mismo pulmones los mismos ojos
atacados por la fiebre con que recibimos la noticia del naufragio
la enfermedad la muerte y la madera
Dónde han quedado los lugares
La senda que pisamos
Las piedras con que jugamos a la payaya
Las canicas se han astillado
se han hecho pequeños cristales en nuestra frente
No queda más que una vieja pelota de plástico
pinchada
en el sitio baldío de la memoria
¿Cuántos sonidos llenos de sentido
de vacío
hay que acumular en una página
para volver a caminar el feliz territorio de la infancia?
Julio Espinosa Guerra
1 comentario:
cuánta nostalgia y qué bonito
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