Para Mar Sánchez Extremera
El gato se asoma negro al tejado del edificio
Mira la sorpresa con su único ojo
y vuelve hacia mí
resfregando su ronroneo contra el pantalón
Nadie nos dijo qué era la felicidad
Nos paseamos juntos por el monte
Casi no hablamos
La nieve entra a las zapatillas
Poesía, gatos y frío abriendo los ojos
Los palos golpean los riñones
El padre llora
Leo “ser como el grillo y su canto
permanecer oculto en las esquinas de la casa
y decir tanto con tan poco”
y me aplauden y sonrío y no
termino de entender
Escribo sobre un árbol asfixiado por la ciudad
10 años
Por la noche te abrazo con la conciencia del sueño
Es agradable la colcha sobre la piel
y saber que abajo de la cama
por el parquet
hay otro universo que no comprendemos
pero sentimos
Hambre leche soledad
un pan duro que se come con ansias
un regalo indeseado que se agradece sonriendo a los padres
Veo tierra verde las nubes la lluvia
cuerpo abierto que abraza la vista
y la carretera
como un mal sueño
Una ciudad desconocida y dolorosa
que después de 7 años
ya no es desconocida ni dolorosa:
el milagro de adoquines y amigos
que reconstruyen una vida.
Mi cuerpo apoyado en la cocina
mis ojos observando el desordenado orden del tiempo
mi mano escribiendo estas palabras:
un pésimo poema
de un pésimo poeta:
Nadie nos dijo que esto era la felicidad
Julio Espinosa Guerra
1 comentario:
Me encantó este poema!
Hay tantas cosas que nadie nos dijo...
Saludos
www.desdemiarboldelimon.blogspot.com
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