lunes, 28 de noviembre de 2011
Ay de mi
No puedo permitirte
soñar,
conmigo,
con nosotros.
No puedo permitirme,
seguir perforando
cada estrofa del latido,
seguir muriendo.
No puedo dejar de amarte,
pero eso, lo sabrás hoy,
y mañana,
sólo lo sabré yo
en cada cuneta
en la que me estrelle,
por cada escozor
sin medicina,
por cada llanto
sin abrazo,
por cada beso
sin labios.
Esta velocidad
fue demasiada para mi.
No puedo curar
tantos jirones.
Que
no es río
lo que chorrea,
no es flujo
lo que humedece mi piel,
sino la herida fresca
del vampiro,
aquel,
que musitó a mis entrañas,
las mismas
que se revolvieron,
que se declararon seno,
y cedieron su sangre.
Ay, de mi si no te olvido,
ay, de mi, que olvidé,
que la realidad
era primero quererme.
Y ahora,
que no sé cómo empezar
debo revocar mi amor,
al menos disfrazarlo ,
porque me lleva al reflujo
y me quedo "seca"
hasta de mi.
Estoy demasiado llena
de recuerdos,
demasiado vacía de "ahoras",
y del futuro,
sólo pienso
que me da igual ser quemada,
o escupida de tierra y cemento.
Mayte Albores
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