viernes, 4 de noviembre de 2011

EL BAILE




En el adagio del salón brillabas,
luz de neón, esfera de purpurina,
peonza que nos hace girar.
Diez metros por cinco
multiplicaban espejos voladores
en la oscuridad del universo.
Y la música nos elevó,
almas trasfiguradas en cuerdas de violines
que nos resucitaron entre ángeles sin alas.



Amparo Sanz Abenia


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