Intuyo en mi boca las sombra de un beso
en el letargo de la tarde que precede a tu ausencia,
y mis palabras que, en un tiempo enamoradas,
hoy abandonan la afonía que acalla mi voz
Intuyo las miradas huidizas que te evocan,
perdidas en el largo tic- tac de los inviernos;
otra generación que se hunde, otro amor
que se desploma, calladamente, en el ocaso.
Intuyo en tus pupilas las lágrimas que te invaden
y quieren poblarte antes de que la primavera
busque tu brote exacto en el centro de mi cuerpo,
antes de que tu manos cubran la longitud de mi cara.
Intuyo la risa sometida al rictus de mi presencia
la memoria alerta, dormida en la palabra que me
abate,
un lamento que crece en el aire y un quejido,
pues está triste la voz con que me entrego.
José Cercas
miércoles, 11 de enero de 2012
Intuyo
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