sábado, 31 de octubre de 2009
La sombra
Al despertar de un sueño, buscas
Tu juventud, como si fuera el cuerpo
Del camarada que durmiese
A tu lado y que al alba no encuentras.
Ausencia conocida, nueva siempre,
Con la cual no te hallas. Y aunque acaso
Hoy tú seas más de lo que era
El mozo ido, todavía
Sin voz le llamas, cuántas veces;
Olvidado que de su mocedad se alimentaba
Aquella pena aguda, la conciencia
De tu vivir de ayer. Ahora,
Ida también, es sólo
Un vago malestar, una inconsciencia
Acallando el pasado, dejando indiferente
Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.
Luis Cernuda
viernes, 30 de octubre de 2009
El viento y el alma
Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.
Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.
Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.
Luis Cernuda
jueves, 29 de octubre de 2009
Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
como nace un deseo sobre torres de espanto,
amenazadores barrotes, hiel descolorida,
noche petrificada a fuerza de puños,
ante todos, incluso el más rebelde,
apto solamente en la vida sin muros.
Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
todo es bueno si deforma un cuerpo;
tu deseo es beber esas hojas lascivas
o dormir en ese agua acariciadora.
No importa;
Ya declaran tu espíritu impuro.
No importa la pureza, los dones que un destino
levantó hacia las aves con manos imperecederas;
no importa la juventud, sueño más que hombre,
la sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad
de un régimen caído.
Placeres prohibidos, planetas terrenales,
miembros de mármol con sabor de estío,
jugo de esponjas abandonadas por el mar,
flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.
Soledades altivas, coronas derribadas,
libertades memorables, manto de juventudes;
quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
es vil como un rey, como sombra de rey
arrastrándose a los pies de la tierra
para conseguir un trozo de vida.
No sabía los límites impuestos,
límites de metal o papel,
ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
adonde no llegan realidades vacías,
leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.
Extender entonces la mano
es hallar una montaña que prohíbe,
un bosque impenetrable que niega,
un mar que traga adolescentes rebeldes.
Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
ávidos dientes sin carne todavía,
amenazan abriendo sus torrentes,
de otro lado vosotros, placeres prohibidos,
bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.
Abajo estatuas anónimas,
sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
una chispa de aquellos placeres
brilla en la hora vengativa.
su fulgor puede destruir vuestro mundo.
Luis Cernuda
miércoles, 28 de octubre de 2009
Deseo
Por el campo tranquilo de septiembre,
del álamo amarillo alguna hoja,
como una estrella rota,
girando al suelo viene.
Si así el alma inconsciente,
Señor de las estrellas y las hojas,
fuese, encendida sombra,
de la vida a la muerte.
Luis Cernuda
martes, 27 de octubre de 2009
Dans ma péniche
Quiero vivir cuando el amor muere;
muere, muere pronto, amor mío.
Abre como una cola la victoria purpúrea del deseo,
aunque el amante se crea sepultado en un súbito otoño,
aunque grite:
Vivir así es cosa de muerte.
Pobres amantes,
clamáis a fuerza de ser jóvenes;
sea propicia la muerte al hombre a quien mordió la vida,
caiga su frente cansadamente entre las manos
junto al fulgor redondo de una mesa con cualquier triste libro
pero en vosotros aún va fresco y fragante
el leve perejil que adorna un día al vencedor adolescente.
Dejad por demasiado cierta la perspectiva de alguna nueva tumba solitaria.
Aún hay dichas, terribles dichas a conquistar bajo la luz terrestre.
Ante vuestros ojos, amantes,
cuando el amor muere,
vida de la tierra y la vida del mar palidecen juntamente;
el amor, cuna adorable para los deseos exaltados,
los ha vuelto tan lánguidos como pasajeramente suele hacerlo
el rasguear de una guitarra en el ocio marino
y la luz del alcohol, aleonado como una cabellera;
vuestra guarida melancólica se cubre de sombras crepusculares
todo queda afanoso y callado.
Así suele quedar el pecho de los hombres
cuando cesa el tierno borboteo de la melodía confiada,
y tras su delicia interrumpida
un afán insistente puebla el nuevo silencio.
Pobres amantes,
¿de qué os sirvieron las infantiles arras que cruzasteis,
cartas, rizos de luz recién cortada, seda cobriza o negra ala?
Los atardeceres de manos furtivas,
el trémulo palpitar, los labios que suspiran,
la adoración rendida a un leve sexo vanidoso,
los ay mi vida y los ay muerte mía,
todo, todo,
amarillea y cae y huye con el aire que no vuelve.
Oh, amantes,
encadenados entre los manzanos del edén,
cuando el amor muere,
vuestra crueldad; vuestra piedad pierde su presa,
y vuestros brazos caen como cataratas macilentas,
vuestro pecho queda como roca sin ave,
y en tanto despreciáis todo lo que no lleve un velo funerario,
fertilizáis con lágrimas la tumba de los sueños,
dejando allí caer, ignorantes como niños,
la libertad, la perla de los días.
Pero tú y yo sabemos,
río que bajo mi casa fugitiva deslizas tu vida experta,
que cuando el hombre no tiene ligados sus miembros
por las encantadoras mallas del amor,
cuando el deseo es como una cálida azucena
que se ofrece a todo cuerpo hermoso que fluya a nuestro lado,
cuánto vale una noche como ésta, indecisa
entre la primavera última y el estío primero,
este instante en que oigo los leves chasquidos del bosque
nocturno. Conforme conmigo mismo y con la indiferencia
de los otros,
solo yo con mi vida,
con mi parte en el mundo.
Jóvenes sátiros
que vivís en la selva, labios risueños
ante el exangüe Dios cristiano,
a quien el comerciante adora para mejor cobrar su mercancía
pies de jóvenes sátiros,
danzad más presto cuando el amante llora,
mientras lanza su tierna endecha
de: Ah, cuando el amor muere.
Porque oscura y cruel la libertad entonces ha nacido;
vuestra descuidada alegría sabrá fortalecerla,
y el deseo girará locamente en pos de los hermosos
cuerpos que vivifican el mundo un solo instante.
Luis Cernuda
lunes, 26 de octubre de 2009
Cómo llenarte, soledad,
Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...
De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.
Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.
Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.
Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.
Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?
Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.
Luis Cernuda
domingo, 25 de octubre de 2009
AQUELLA VARIEDAD DE GASOLINA QUE SE LLAMABA “SÚPER”
Las ciudades llevan toda la vida
quitándose años
sólo que tú no puedes cerciorarte de ello
hasta que alguien no regresa desde el pasado
y los edificios pierden altura
o los coches cambian tanto de aspecto
que incluso puedes llegar a oler
aquella variedad de gasolina que se llamaba “Súper”.
Piensas enseguida en que el pasado
era sin duda mucho menos ecológico
pero tú eras mucho más feliz
porque la palabra futuro te parecía intocable,
como uno de esos amores
que parece que van a durar toda la vida
y que al final son asesinados
después de los primeros besos,
porque después de los primeros besos
todo se convierte en un homicidio involuntario.
Sin embargo hoy que volvemos a vernos,
te sientas muy cerca de mí
como si quisieras darme a entender
que no te da miedo que el mal uso de mis labios
haya podido convertirme en una asesina en serie.
Sonia Fides
sábado, 24 de octubre de 2009
En la cocina no hay especias
en el dormitorio no hay sueño.
Adam Zagajewski
A Juana Vázquez, porque no le importa que sea un chica mala
La noche acaba siempre aplastándonos,
podría incluso apoderarse
del puesto de trabajo de cualquier apisonadora,
tú lo sabes pero tienes un don natural para fingir,
un don que no siempre agradeces cuando llega la mañana
y tienes que encontrarte cara a cara con ella
y reconocer que se trata de una poderosa multinacional
en la que fichar no es una cuestión de ética
sino de supervivencia.
Si no llegas a la hora exacta,
se convertirá en una mujer celosa que hablará mal de ti,
que te pondrá en venta y te obligará a desear la muerte
porque si no mueres ese mismo día, convencerá a Dios
para que no encuentre ninguna razón que le incite a hacerte inmortal.
Así que piénsalo bien antes de entregarte de nuevo a la vigilia,
viola si es necesario la caja de somníferos
que lleva algunas noches imitando a las sirenas,
pero no olvides dejarla vacía
sabes muy bien que los testigos son inversamente proporcionales
a las personas imperfectas,
piénsalo bien o habrás dormido en vano.
Sonia Fides
viernes, 23 de octubre de 2009
GESTOS DE CORTESÍA DE LOS RELOJES
A Ana Muñoz,
para que sepa que si se aprende a dormir los fantasmas pierden su negocio
Hoy cuando los fantasmas han dejado de conformarse
con ser el susurro que se inventa bajo un trozo de tela,
el despertador ha sonado de manera distinta.
Pensé en aplaudir,
siempre he adorado los gestos de cortesía de los relojes.
Sonia Fides
jueves, 22 de octubre de 2009
LA GENÉTICA TARDE O TEMPRANO RECLAMARÁ SU MINUTO DE GLORIA
Te curarás
Sandro Penna
Sabes lo mucho que te admiro
cuando te empeñas en ser vertical
pero no me gustaría tener que recordarte
que todos nuestros antepasados
acabaron siendo horizontales
y que la genética tarde o temprano
reclamará su minuto de gloria.
Y sabes que también te admiro
porque en tus planes más inmediatos
sólo piensas en mantener tus ademanes de Homo Erectus,
en desobedecer las instrucciones de los ángeles
como si tu cuerpo albergase la posibilidad de no ser obediente,
pero he de advertirte que los huesos de un humano
son siempre menos resistentes que la paciencia,
casi bíblica del cielo
a la hora de reclutar a sus futuros muertos.
Sonia Fides
miércoles, 21 de octubre de 2009
SIEMPRE HE SIDO TREMENDAMENTE RÁPIDA PARA CAMBIAR DE SECCIÓN EN LAS REVISTAS DE MODA
Yo estaba muy contento. Era mi primer combate nulo.
Ray Loriga
Todo está bien, más o menos limpio.
Me mantengo más o menos en paz
y alejo de mis venas el nocivo poder de los relojes.
Ojeo magazines con vestidos de novia
muchos nombres populares
clavan sus diseños sobre mis ojos
pero siempre he sido tremendamente rápida
para cambiar de sección en las revistas de moda.
de momento me conformo con vestir vaqueros.
He visto mujeres de setenta años ataviadas con ellos
y su imagen no ha deslumbrado
a mi sensible espejo retrovisor
así que todo debe estar en orden.
Sigo pisando el acelerador,
pero me gusta tu carne
es posible que una de estas noches
quiera redescubrir tu sabor.
Sé que aspiras a saber cuando
yo también quisiera saberlo
pero hay personas que nunca hacen planes.
Sonia Fides
martes, 20 de octubre de 2009
LEONARD COHEN ESTARÍA ORGULLOSO DE TI
I remember you we in the Chelsea Hotel,
You were talking so brave and so sweet,
Giving me head on the unmade bed
Leonard Cohen
Eres valiente cuando me miras a los ojos
y haces una traducción de lo que no puedes ver.
Me encanta esa manera tuya de contar mentiras,
de dibujar heroínas sin importarte que debas hacerlo de memoria
o que tengas que recurrir a calcar sus maneras casi podridas
sobre los cristales de todos los hoteles que fueron célebres
por haber sobrevivido a la tragedia de los años ochenta.
Leonard Cohen estaría orgulloso de ti
e incluso mantendría correspondencia contigo
si al territorio de los valientes
ya le hubieran asignado un código postal,
pero todos sabemos que los burócratas
nunca se ocupan de la conservación de la miradas audaces
y que Cohen ya no cultiva su antigua afición
de amar a cantantes de rock
en la habitaciones aparentemente calientes del Chelsea Hotel.
Así que estás a tiempo de cerrar los ojos,
de levantarte de la mesa y marcharte sin pagar.
Contaré hasta diez mientras lo haces,
pero no te demores
recuerda que sólo puedo ser lo inofensiva que me dejan ser.
Sonia Fides
lunes, 19 de octubre de 2009
ESPERO POR MI BIEN QUE LA OSCURIDAD CAREZCA DE PREJUICIOS
ADELANTE: di lo que estás pensando
Louise Glück
Sí, confieso que asisto a algunos conciertos de rock
y que los tipos de la puerta me miran con descaro
porque el pulso de mi muñeca derecha,
alimenta el suizo corazón de un reloj negro
modelo J – 12 de Chanel.
Estoy segura de saber lo que piensan:
“uf demasiada pasta para un reloj,
demasiado estirada para un concierto de La Faithfull”
pero yo no les miro,
conozco a la perfección lo que duele
una nueva etiqueta clavándose en la piel,
sólo continuo mi camino.
Voy en busca del asiento número 13
pero cuando recuerdo como debo mover los pies para avanzar
ya se han apagado las luces
así que espero por mi bien que la oscuridad carezca de prejuicios.
Sonia Fides
domingo, 18 de octubre de 2009
Te amarán
Te amarán
o no te amarán;
poco importa.
si te aman,
no reconocerás el amor
contenido en sus gestos,
interpretarás el puño en la mano tendida.
Tú,
que sólo presientes
desolación y aislamiento,
te aferrarás a los otros
- los otros intactos-,
a aquéllos que no han sufrido –todavía-
pérdidas irreversibles.
Abrazarás a los otros intactos
con toda tu alma,
a los hombres intactos con todos tus huesos:
que cada dentellada sólo sea
la primera dentellada sobre tu carne virgen.
Y este error –porque no aprendes-
lo habrás de repetir
durante toda la vida
Te amarán
o no te amarán.
No has de saberlo
Brenda Ascoz
sábado, 17 de octubre de 2009
Le quiero y Entre la playa (dos poemas)
Se lo ofrece sin saber lo que hará
-lo que haremos con él;
con su indefensión y en su sueño-.
No lo sabe,
pero en esta hora y mientras duerme,
es de la noche y mis ojos.
+++++++++++++++++++++++
Entre el océano y una playa de cemento, las rocas.
Su textura, la quietud violenta de las aristas desde las que agreden
a la brisa y la calima, el icono de la insensibilidad
postrado a nuestros ojos. Y el viento y el sol
intentando vencer su elegancia
con la cronicidad de un cáncer despacioso y obstinado.
Así, nuestras pieles emulan su inmóvil resistencia
sobre toallas de estridentes colores.
La mía, también diseñada para el gozo
_pero que erró en la elección de las palabras y gestos
que conducían a él_
se pregunta qué demonios hace
aquí envidiando la dicha que intuye en otras pieles
que no precisan de sol
para sentirse
acariciadas,
se pregunta inerme
en qué punto del camino equivocó la marcha,
y, si es posible,
hasta qué segundo o recuerdo
el regreso.
Brenda Ascoz
viernes, 16 de octubre de 2009
Del pesamiento y Difícil (dos poemas)
Del pensamiento,
detener el flujo porque estás cansada de observar
los miles de rostros que te circundan y tú
perteneces a la raza
de los que no se despiden y aterrizan solos
en mitad del océano.
Luchar contra el impulso de abandonar la maleta
y partir corriendo hasta que el cuerpo reviente
_reviente el pensamiento_
o fijar tu atención en cómo los aviones despegan y nunca sabrás de nadie
que no haya mirado alguno sin preguntarse hacia dónde.
+++++++++++++++++++++
Difícil
prescindir de las costumbres,
de la oscuridad de ciertos hábitos como eczemas,
de las sombras enquistadas bajo una piel demandante y nocturna.
Demasiado atractiva la amargura
cuando exime de las luchas cotidianas,
del anonimato productivo,
del desasirse de las sábanas
a pesar del sueño pesado.
Difícil es de soltar
la mano de aquella a quien más temo,
pues es capaz de producir sorpresa,
de hacer que sienta que puedo
apostar por todos los números,
no percibir las renuncias,
no preguntarme ¿y si hubiera?
Brenda Ascoz
jueves, 15 de octubre de 2009
Ático Corona de Aragón
Para Jesús Sáiz
ÁTICO CORONA DE ARAGÓN
Hundidos en el fondo
de aquel igloo de tabiques transparentes,
armándonos de valor para ir al baño,
armándonos de valor para sacar los brazos desnudos de la cama.
Pero nunca necesitamos valor
para pasear nuestros tacones de aguja
por las cornisas desahuciadas.
El alcohol y la desesperada juventud
lo hicieron todo –casi todo-.
Nos reventaron las vejigas
y terminamos sangrando orina
por los conductos lacrimales.
Eso, y una fama decadente y provinciana,
lo que nos ha mantenido con vida.
Hasta la fecha.
Brenda Ascoz
miércoles, 14 de octubre de 2009
Para la ciencia
Para la ciencia hemos legado mil lágrimas
mil carencias afectivas
(enfermedades venéreas de moda).
Para el poema…
un par de palabras ambiguas,
una crueldad que excede nuestros límites,
un silencio de cientos de nombres
con voces tan pequeñas.
Me preguntas
si mereció la pena
tanto esfuerzo.
Por supuesto que no,
pero qué nos quedaba.
Brenda Ascoz
martes, 13 de octubre de 2009
Bébeme
Bébeme, susurraba mi voz
de fragilidad y deseo.
Aquí lo tengo, cuanto obtuve:
esta sed y el miedo.
Bébelos.
Borra con tu lengua las últimas gotas
de este manantial
de plomo y salitre.
Bébeme, que ha de volver a llover
sobre mí y en mí,
y preciso de un espacio
donde guarecer al amor
si acaso regresa
Brenda Ascoz
lunes, 12 de octubre de 2009
Historia de J en tres actos
Para M.D.
I
(luz)
Jota:
nos conviertes en
perseguidoras del misterio. Tú perfección.
Jota: la cegadora luz, sin llegar a deformar
tu silueta. Te muestra compacto.
La luz se descompone
a su paso por ti.
II
(Conquista)
La luz nos vigila, Jota;
envidiosa,
sólo nuestros defectos la aplacan.
La luz es vergüenza.
Nos desnuda al cubrirnos –y tengo que abrazarte
para que no puedas verme-.
Heridos de sol
unimos los párpados,
la piel
en placidez oscura.
III
(Resolución)
Jota.
Tú eras la luz
pero un buen día
se te fundieron los plomos.
Brenda Ascoz
domingo, 11 de octubre de 2009
NUEVA YORK
La vida es un fenómeno reciente en el universo,
la vida es la vanguardia, lo único interesante que ha pasado
en ese cielo de rocas heladas (trescientos grados bajo cero)
o rocas ardiendo (trescientos millones de grados) en los últimos
mil millones de años, esclavizadas rocas, condenadas a girar
en ese absurdo monumento, girando para nadie, porque nadie las vio.
Llevo a Walt Whitman en el corazón, en el gigantesco corazón,
dije.
Me está matando de sed.
Dormí con la ventana abierta, y como digo,
todo este poema lo dije en voz alta,
dije: el paraíso y la resurrección, demonio y fortaleza de la
resurrección.
Y no supe decir nada más pero estaba enamorado,
mucho amor, mucho poder en la cabeza, poder, poder, poder.
Las rocas universales girando allá en los cielos, vacías y criminales.
Mucho amor, amor amor, amor. Eh, estoy enamorado, eso es todo.
He sido muy feliz y os lego la vida.
Mañana resucitaré y me daré una vuelta por ahí.
Eh mira, mira ¿qué es esto? La vida. Es la vida.
Manuel Vilas
sábado, 10 de octubre de 2009
LITERATURA
Los pies praguenses donde vivió Frank Kafka, y sus corbatas negras y sus sombreros y sus zapatos. El pelo enjuto de James Joyce, cuya mano quemó Dublín. Los amantes de Luis Cernuda, riéndose a sus espaldas. La esposa de Shakespeare, vieja y adúltera. Los ojos verdes y estrábicos de la enfermera jefe de la clínica en que murió Nietzsche. La mano de mujer que cogió los botines de piqué de Ramón Valle-Inclán y los arrojó por la ventana. La sífilis saltarina que Gustavo Adolfo Bécquer paseó por Madrid. La sífilis idéntica pero paseada por París de Charles Baudelaire. El padrenuestro que reza el fantasma de Rimbaud en una morgue de Marsella y Dios que se hace el sordo. El padrenuestro que reza Jorge Manrique antes de soltar la mano de su padre muerto. La risa de Quevedo mientras evacúa en una esquina de Madrid, en tanto rebota el mundo en su vesícula como una piedra verde. La madre con gota de Flaubert. La autopsia de Larra, su joven cerebelo. La carne de la máscara de Fernando Pessoa. La foto del padre de Dostoievsky en la billetera de Lenin. La cabeza muy grande de Rubén Darío, tan grande como su miedo. Las sopas de ajo que marea todas las noches el Manco de Lepanto con la mano buena mientras se mira con discreción la mano ausente. Los cien kilos secos que Oscar Wilde exhibe por los cafetines de París con orgullo marchito. La mano que aúlla de Pablo Neruda. El cadáver de Cela servido con guarnición de ministros. El gran desfile de la soledad de todos los tiempos, la soledad y sus palabras, la literatura.
viernes, 9 de octubre de 2009
ME LARGO ESTA NOCHE
Esta noche me largo. Un vuelo en primera al fin del mundo: África, Asia, América, todos los desiertos con palmeras, grandes cenas en grandes trasatlánticos. Una noche en Oslo, otra en Santiago de Chile. Una tarde en Pekín, otra en Kiev, exprimiendo este mundo hasta la última gota de vida. Esta noche me largo. Hoteles, taxis, bares, casas, ciudades de la tierra, voy a vosotras. Una mañana en Tokio, una noche en Ciudad del Cabo, el calor, el fuego, el descontento, la sed, una vuelta por el mundo; esta noche, me largo esta noche. Templos, museos, lavabos, banderas, escaleras, barrios perdidos, farolas muertas en ciudades horrorosas. Las playas, los calamares a la romana, los pobres, los ricos, la nada, el barro, el sol, la luna. Este mundo. No es inhóspito. Las faldas azules de las camareras de los hoteles. Las nubes desde la estrecha ventana del avión, Dios encima de una nube, descansando, abajo los inertes océanos con el vientre lleno de ballenas, de pulpos, de rodaballos, de sardinas tristes a la deriva, de viciosos peces transparentes. Esta noche viajaré en un avión gigantesco, a la velocidad de la sangre, quiero ver este mundo que se muere, las naciones bajo mis pies sucios, las cárceles, los gobiernos, las lenguas, las patrias, y yo arriba, al lado de Dios, al lado del sol y de las almas gastadas. Me gusta el hedor moral de este maravilloso mundo. Esta noche me largo. Mucho amor en el aire humedecido. Mucha felicidad en las manos radiantes. Mucha santidad en los ojos. Esta noche me largo.
jueves, 8 de octubre de 2009
1977
Los pies desnudos de Patti Smith sobre el escenario, mientras su pelo esconde su anémica cara caballuna. Los labios macizos de Jimi Hendrix: un póster suyo en algún pueblo en ruinas de Aragón. La bañera donde hizo glub glub Jim Morrison en París. Las sandalias del 43 que calzaba Janis Joplin. Los cuelgues que se cogían los modernos de los pueblos de España escuchando a Pink Floyd, cuando el futuro no había venido. La peluquera deshidratada de David Bowie. La paz, la droga y la palabra de Jefferson Airplaine. La vida que nos prometió Bob Dylan mientras metía mano en los Levi´s de Joan Baez. Toda la voz de Lou Reed, glorioso Frankenstein del siglo XX. La Vespa de Roger Daltrey, con sus enormes espejos retrovisores. Sid Vicius, el más grande, el hizo una canción y se murió. Nico cantando con la Velvet Underground en el Max´s Kansas City y Warhol bebiendo una cocacola caliente. El beato John Lennon. Los Sex Pistols, eternos aspirantes al Premio Nobel de Literatura. Ian Dury, cojeando y sudando por el mundo, cantando siempre una canción de tres sílabas. Todd Rundgren, Kevin Ayers, qué habrá sido de ellos. El bigote de Frank Zappa, el miniculo de Mick Jagger, el chaleco de Jimmy Page y las lágrimas negras de Alice Cooper. Pero siempre los pelos de Patti Smith, la niña hermosa de pies largos y sucios. Semejante desfile de sombras me tuvo entretenido más de veinte años. Macarras, advenedizos, forrados y colgados. Inspirados, geniales y muertos. Estos tipos parece que no van a marcharse nunca.
miércoles, 7 de octubre de 2009
MUJERES
No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el matrimonio, con la maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan con este mundo, con este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un vaso de vino blanco y unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios intratables, con padres en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los hombres. Tienen cánceres de pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se ponen cremas, son una tiranía las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y peinados y maquillajes y zapatos que torturan. Pero envejecen. No dejan las mujeres tras de sí nada, hijos, como mucho, hijos que no se acuerdan de sus madres. Nadie se acuerda de las mujeres. La verdad es que no sabemos nada de ellas. Las veo a veces en las calles, en las tiendas, sonriendo. Esperan a sus hijos a la salida del colegio. Trabajan en todas partes. Amas de casa encerradas en cocinas que dan a patios de luces. Sonríen las mujeres, como si la vida fuese buena. En muchos países las lapidan. En otros las violan. En el nuestro las maltratan hasta morir. Trabajan fuera de casa, y trabajan en casa, y trabajan en las pescaderías o en las fábricas o en las panaderías o en los bares o en los bingos. No sabemos en qué piensan cuando mueren a manos de los hombres.
martes, 6 de octubre de 2009
BARCELONA
Salí de la habitación del hotel pensando que en cualquier momento me caería muerto. Pero qué bonita estaba Barcelona. Y yo no tenía nada que hacer en toda la mañana. Sólo los pobres, los emigrantes, los vagabundos, los fantasmas, los viudos, y yo, no tenemos absolutamente nada que hacer. Es un paro perpetuo. Pero la vida es un paro perpetuo. Y comencé a dar vueltas por las calles como una bestia enamorada del aire. Del aire y del espíritu de las cosas, de la pereza y de la luz que alumbra este mundo y entra en mis ojos. Me tomé un café con leche y un bollo, y había una chica a mi lado que enseñaba la pierna casi hasta la nalga. Luego paseé por las Ramblas. Llevaba sus piernas en la cabeza. Qué llevan las malas bestias en la cabeza, sino oscuros cofres con mísera ceniza humana.
Miraba tiendas. Tiendas con relojes antiguos, de segunda mano, pero muy caros. Tiendas de discos de vinilo. Viejos discos que yo recordaba perfectamente. Y todo cuanto veía era falso. Portadas de álbumes de los setenta. Un disco de Joe Cocker, que me trajo el pasado y me lo puso delante de los ojos. La falsedad bailaba en mi cabeza, esa cabeza mía tan enferma, tan necesitada de drogas, y tan víctima de las drogas, ese enorme dolor de cabeza que acaba en sufrimiento, en dolor grande y vencedor. Dolor que hace de mí una víctima, que me reduce a esclavo, a remolinos sofocantes de fracasos enracimados, abrazados. Como si llevase encima la nada de las cosas, la soledad de todas mis arterias y de todos mis malos nervios. La ciudad entera ha muerto ya, o más bien nunca estuvo viva. Todas las ciudades son una broma de Dios. Una broma de suciedad y viento. Sucias estaban las calles, y sucias estaban mis manos. Entré en el lavabo para lavarme las manos con ese jabón barato y pegajoso de los bares y allí un negro me clavó un cuchillo en la garganta. Me senté a desangrarme, y noté humedad en el culo. Me había sentado en un charco. Y seguía sangrando. Pero aún quise salir a la calle otra vez. Pero me dolía tanto el cuello y el negro no hacía más que reír, monstruosamente. Era mi ángel de la guarda aquel enorme negro de casi dos metros de altura. Me acarició el pelo y no dejó que entrase nadie en el lavabo. “Es bonita Barcelona”, dijo. Y añadió “unos antepasados tuyos, ya sabes que yo lo sé todo, eran de aquí, vivían en la calle del Hospital, en un cuarto piso, hace ciento cincuenta años, vivían mal y pasaban hambre, les gustaba el mar, ir al mar los domingos, pero se murieron y luego tiraron la casa, ya veo que sigues sangrando mucho”. Fue a buscar una croqueta a la barra y luego vino otra vez. Tenía hambre, dijo. Y se comió la croqueta con mucho gusto.
lunes, 5 de octubre de 2009
LOS CHICOS ESTÁN BIEN
(5 de Enero de 2007)
El 5 de enero me fui a Barcelona, desde Barbastro, donde estaba helando. En Barcelona no sólo no helaba, sino que me di un baño en la Barceloneta, porque había 17 grados a la una del mediodía. Adoro Barcelona. Me gusta su luz y siempre hace calor. Un chico negro se bañó a mi lado. Siempre que hago algo memorable miro a mi lado y hay un chico negro o un chico chino. Nos reímos juntos entre las olas. Me había olvidado del bañador. Ninguno tenía frío. Ninguno tenía bañador. Desnudos entre las olas, nadando y olvidando el frío. Luego me comí un arroz caldoso con Bogavante y me bebí una botella de Miserere y ya me fui a comprar cedés de los Who, que es lo que más me gusta: encontrar cedés y deuvedés y libros de los Who y comprarlo todo. Todas las versiones de "The Kids Are Alright", esa canción siempre. Barcelona parecía la Quinta Avenida. A doscientos kilómetros de la Quinta Avenida hay pueblos aragoneses llenos de niebla, llenos de nadie. Qué contraste. Qué salvajada. España es así, pero a mí ya qué puede importarme eso, porque yo estoy bien, sí, yo estoy OK. La verdad es que nos va muy OK. Siempre fui inocente. Soy inocencia. Tengo suerte. Mis chicos tienen suerte. Mis chicos son dichosos. Mis chicos negros están bien, comen y aman todos los días y no votan cada cuatro años porque no creen en esto. Respiran, viven y mueren y eso es todo. Este 2007 es bueno, sí, ya lo está siendo. Si quieres puedes bailar con mi chica, no me importa. Quédatela. Tened hijos, casaos, fundad una casa, una empresa, sed dichosos. ¿Cómo va importarme que hagas el amor con mi chica si ella es feliz y tú eres bueno? Ningún problema en eso. No quiero leyes. Mis chicos chinos también están bien. Trabajan duro y sonríen por nada. Van en sus motos rojas recorriendo la ciudad, con el arroz tres delicias metido en envases de plástico. Sus sueldos son miseria, pero ellos están bien, porque la vida es así. La vida está bien. La vida siempre estuvo OK. Y a mí me gustan esas motos, llenas de ruidos. Y también me gusta el vino tinto caro, "expensive red wine" dice la canción. Bueno, es mi manera de desearte un feliz 2007. Quiero besarte. Quiero quedar contigo a las tres de la tarde, pronto, pronto, y estar contigo paseando por el mundo hasta las seis de la madrugada, tarde, tarde. Quiero casarme contigo y que vengan a la boda todos los chicos, porque esos chicos son buenos. No me he ido todavía. Es 2007 y no me he ido. No me pienso ir. Creo que no me moriré nunca, de verdad, tío, nunca. Mira a mis chicos, ellos están bien. Las campanas están sonando, hay una fiesta en alguna parte. Después de beber y de bailar, sí, tío, nos bañaremos y veremos la salida del sol. Nadaremos hasta allá lejos, y no moriremos ahogados, porque somos buenos, somos chicos buenos. No puedo perderme ni una sola fiesta. No les des a mis chicos trabajos que desesperan y hunden. No les des a mis chicos urnas con vuestro nombre dentro. No te metas en la vida de mis chicos, porque ya suenan todas las campanas del futuro.
domingo, 4 de octubre de 2009
Nostalgia
Al fin nos hallaremos. Las temblorosas manos
apretarán, suaves, la dicha conseguida,
por un sendero solo, muy lejos de los vanos
cuidados que ahora inquietan la fe de nuestra vida.
Las ramas de los sauces mojados y amarillos
nos rozarán las frentes. En la arena perlada,
verbenas llenas de agua, de cálices sencillos,
ornarán la indolente paz de nuestra pisada.
Mi brazo rodeará tu mimosa cintura,
tú dejarás caer en mi hombro tu cabeza,
¡y el ideal vendrá entre la tarde pura,
a envolver nuestro amor en su eterna belleza!
J.R. Jiménez
sábado, 3 de octubre de 2009
Estoy triste, y mis ojos no lloran...
Estoy triste, y mis ojos no lloran
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.
¿Para qué he de soñar en amores
si está oscura y nuviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?
Han sonado las horas dormidas;
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.
Al cerrar mi ventana a la sombra,
una estrena brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!
Soñaré con mi infancia: es la hora
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;
y al vibrar la amorosa campana
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde...
Es la esquila; ha sonado. La esquila
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.
¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores,
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.
Y mis lágrimas corren... No vienen...
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.
J.R. Jiménez
viernes, 2 de octubre de 2009
Desnudos
(Adioses. Ausencia. Regreso)
Nacía, gris, la luna, y Beethoven lloraba,
bajo la mano blanca, en el piano de ella...
En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba,
morena de la luna, era tres veces bella.
Teníamos los dos desangradas las flores
del corazón, y acaso llorábamos sin vernos...
Cada nota encendía una herida de amores...
-El dulce piano intentaba comprendernos.-
Por el balcón abierto a brumas estrelladas,
venía un viento triste de mundos invisibles...
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo le respondía de cosas imposibles...
J.R. Jiménez
jueves, 1 de octubre de 2009
De tu lecho alumbrado de luna me venían...
De tu lecho alumbrado de luna me venían
no sé qué olores tristes de deshojadas flores;
heridas por la luna, las arañas reían
ligeras sonatinas de lívidos colores...
Se iba por los espejos la hora amarillenta...
frente al balcón abierto, entre la madrugada,
tras la suave colina verdosa y soñolienta,
se ponía la luna, grande, triste, dorada...
La brisa era infinita. Tú dormías, desnuda...
tus piernas se enlazaban en cándido reposo,
y tu mano de seda, celeste, ciega, muda,
tapaba, sin tocarlo, tu sexo tenebroso.
J.R. Jiménez