jueves, 1 de abril de 2010

Estampa





Dejo que el sol benigno de esta mañana llegue y me reconozca
entre los rascacielos y los postes eléctricos y los viejos solares
del casco antiguo de la ciudad.
Que me siga por
las calles abarrotadas de gente a la que conozco y puedo saludar.
Sobre la desesperación.
Que me encuentre a mi sola y a nadie más: mi piel delimitada en mí.
Dan ganas de quitarse la ropa, de tenderse en cualquier
parterre de esta acera y descansar.



Luisa Miñana


3 comentarios:

ybris dijo...

Ya desde la primera vez que leí este poema llovía sobre el mojado de los "Adelfos" de Manuel Machado:

"Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme,
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir! ...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!"

Algo así -nostálgico, dulce, placentero, abandonado- siento al leerlo por enésima vez.
Debe de ser ese deseo de dejarse llevar, de sostener el vuelo sin batir las alas, de flotar al pairo,
el cálido descansar de los ojos cerrados bajo el sol tibio de la primavera.

Besos, Luisa.

irene dijo...

A veces no es tan difícil aislarse en una gran ciudad, para encontrarse sola, sin nadie más, sólo es triste si en realidad no es lo se busca.
Besos, Luisa.

laMima dijo...

No se que me ocurre siempre con este poema: es realmente una estampa que crece ante mis ojos cada vez que lo leo. Y huelo el ansiado parterre húmedo donde quisiera descansar...